jueves, 28 de agosto de 2008

Alegría pos militar, José Antonio Fornaris.


Managua, La Habana, agosto 28 de 2008. (SDP) Abordaron el ómnibus de la ruta 473 en la llamada carretera del Globo, la misma que lleva a la Escuela Lenin, una de las calurosas mañanas de este octavo mes del año.

Los jóvenes eran unos quince. Su alegría era contagiosa, sana, bulliciosa. El primero que subió al vehículo, dijo en alta voz: “Ya se acabó la payasá, somos civiles”.

Al momento otro, a gritos, empezó a pedir las letras B, A, J, y nuevamente la A, para enseguida preguntar: “¿Qué dice?”. A lo que el resto respondió a pleno pulmón: “Baja”.

Luego las letras solicitadas fueron otras, para confeccionar la palabra “civil”, la que pronunciada por tantas gargantas jóvenes casi hicieron estremecer el ómnibus.

Los muchachos habían terminado de cumplir sus dos años del Servicio Militar General, y resultaba evidente que deseaban que la mayor cantidad posible de personas lo supieran.

Unos tres meses antes, presencié otra escena relacionada con jóvenes del Servicio Militar. Los reclutas no pagan pasaje en los ómnibus urbanos, es una disposición lógica porque ellos reciben sólo diez pesos mensuales como estipendio, pero cuando están vestidos de civil tienen que presentar el carné de soldado al cobrador del pasaje.

Eran varios, así que cuando el cobrador vio tantos liberados de la obligación de abonar el precio del pasaje, dijo en forma de broma: “Voy a tener que decirle al ministro de las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias) que les quite ese pasecito”.

A lo que uno de los jóvenes sugirió: “Dígale también que nos de la libertad”.

El cobrador, sonriendo, replicó: “Combatiente, qué pasa, yo no puedo decir eso”.

Y de inmediato, el mismo joven, sentenció: “Nosotros no somos combatientes, somos esclavos”.

La propaganda del régimen sobre las Fuerzas Armadas, que prácticamente es propaganda a la guerra, pinta siempre un cuadro de victorias en todo lo concerniente al tema.

Los soldados y oficiales, sobre todos los jóvenes reclutas, aman estar en el ejército. No existe ningún tipo de maniobra o juego militar, donde no se obtenga una victoria rápida y contundente sobre el enemigo imperialista que tuvo la osadía de agredirnos.

Pero la realidad no parece ser esa. No hay nada natural o espontáneo que indique que eso no sea otra cosa que ficción.

Nuestra gente no tiene nada que ver con el prototipo que respondía al Káiser o al Emperador Heroito. Ni siquiera con el soldado estadounidense a quien conocemos desde la época en que las damas de La Habana le enviaron sus joyas a George Washington para que pudiera efectuar la paga de sus tropas.

Cincuenta años de autoritarismo verde oliva no han logrado cambiarnos en ese aspecto. Preferimos la alegría pos militar. Y si es sin nada militar mucho mejor.
fornarisjo@yahoo.com

No hay comentarios: