jueves, 21 de agosto de 2008

Doble frustración, Amarilis C. Rey


Managua, La Habana, agosto 21 de 2008. (SDP). Obtener un pasaporte, realizar trámites de viajes, visitar otros países y regresar es, aparte de un derecho, un suceso normal de la vida, siempre que esta no se viva en Cuba.

Es peor aún, si se labora en un comercio del grupo TRD (tiendas recaudadoras de divisa), perteneciente a las Fuerzas Armadas Revolucionarias, (FAR).

Este ha sido el gran dilema de Jorge Alvarado Manzano, de 41 años, quien ocupaba el puesto de encargado del punto de venta del kiosco “El Regalo”, anexo a la tienda TRD La Casa Sánchez, situada en el municipio Arroyo Naranjo, en la Ciudad de La Habana.

“Me siento excluido del mundo”, dice este hombre casado y padre de dos niños, que perdió su empleo por solicitar un pasaporte para viajar de visita a Canadá.

Esta familia, residente de la barriada de Managua, en la periferia de la capital, es integrante de la iglesia Bautista Nazaret. Ese fue uno de los motivos que alentó la posibilidad del viaje.

“Fui invitado por un hermano de religión –dijo Alvarado- a visitar su iglesia hispano bautista de Genesaret, en Canadá. Era el mes de julio del pasado año, estaba de vacaciones y traté de viabilizar los trámites del posible viaje, solicitando mi pasaporte al departamento de Migración y Extranjería.

Días después, cuando debí incorporarme al trabajo, el gerente de la tienda me informa que había problemas y no podía continuar con el empleo. Entonces comenzó la tragedia que vive hoy mi familia.”

“Reclamé a cuantas instancias pude,”-recuerda-“y después de varios meses de espera, comenzaron a llegar algunas respuestas. De la dirección nacional de esta entidad me notificaron que como ciudadano cubano tengo todo el derecho a solicitar un pasaporte, pero por haberlo hecho, no soy idóneo para desempeñar el empleo”.

Alvarado agregó que el director general de su empresa, Alexis Mejías, reconoció que era un buen trabajador de muchos años, pero declaró sin lugar su reclamación y lo ratificó no idóneo para continuar en el puesto.

Desde entonces, este padre de familia trata de buscar el sustento de disímiles formas, pero es difícil debido a que su cesantía tiene matices políticos, por lo que no ve posibilidades de obtener otro empleo con el estado.

“Ahora -asegura- todos los trabajos tendrán que ser por la izquierda, trabajos ilegales que atraerán a inspectores, policías, multas y represión”.

Sin embargo, lo más difícil serán sus hijos. Comenta que desestabilizados no entienden por que papá no trabaja y por que la vida cambió.

Para Jorge Alvarado, la frustración es doble, pues tampoco obtuvo el visado para su viaje a Canadá, por lo que ahora con amargura comenta: “este trágico pasaporte fue el resultado de creer que soy un ciudadano normal que vive en un país normal y que tiene derechos.”
amarilisrey@yahoo.com

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