jueves, 28 de agosto de 2008

Satisfacción de la justicia, Amarilis C. Rey



Managua, La Habana, agosto 28 de 2008. (SDP) Mi país es quizás uno de los lugares del mundo donde más se utiliza de manera pública el vocablo justicia.

Los medios y las autoridades gubernamentales hablan casi a diario de la necesidad de justicia para los cinco cubanos presos en Estados Unidos desde hace diez años por realizar actividades de espionaje. Aseguran que son héroes condenados injustamente por razones políticas.

Se dice a su vez, que Luís Posada Carriles es un terrorista que el actual gobierno estadounidense mantiene suelto en las calles de Miami, también, por conveniencias políticas.

El gobierno de Cuba asegura que Posada Carriles es el autor intelectual del sabotaje a un avión de pasajeros de la isla, donde murieron más de 76 personas.

Una consigna afirma que “La humanidad tiene hambre de justicia”. Y otra que “conquistaremos toda la justicia”. Y se asegura que el actual sistema político que nos rige es el “más justo del mundo”.

Durante, y tras el final de los Juegos Olímpicos de Beijing, comentaristas deportivos y el ex jefe de Estado han dicho que hubo falta o carencia de justicia con algunos de los deportistas cubanos por parte de árbitros y jueces,

Al parecer, somos muy apegados a la justicia. Sin embargo, en julio de 1994 un viejo remolcador de madera con 72 personas abordo que deseaban llegar a costas de Florida, fue hundido violentamente en nuestras aguas jurisdiccionales por otros tres remolcadores que lo embistieron y le lanzaban grandes y fuertes chorros de agua. Murieron 41 compatriotas, entre ellos once niños. En varias ocasiones autoridades gubernamentales han asegurado que lo ocurrido se debió a un accidente.

Como nunca nadie ha sido juzgado por ese crimen colectivo, en agosto de 2005, tres ciudadanos, un abogado, un ex profesor universitario y un periodista, solicitaron en carta entregada en la Fiscalía General de la República que en caso de que “resultara probado que el hundimiento fue el resultado de un accidente, sean juzgados (los responsables) entonces por homicidio culposo, conforme lo establecen las leyes penales vigentes”.

Nunca han recibido respuesta aunque la Constitución establece la obligatoriedad de los órganos del Estado de responder a cualquier queja o solicitud de la ciudadanía en un plazo no mayor de sesenta días.

Como la Fiscalía no respondía, en el 2006, entregaron carta en la sede de la Asamblea Nacional del Poder Popular dirigida a su Presidente, Ricardo Alarcón de Quesada, planteando también la demanda de que las leyes vigentes fueran puestas en práctica en ese asesinato u homicidio culposo.

La Asamblea Nacional es el órgano supremo del poder del Estado, y el señor Alarcón se presenta públicamente como un amante de la justicia y la verdad. Tampoco han tenido respuesta.

A mi abuelo materno, que no era un hombre letrado, sino un simple inmigrante español que había logrado instalar en una parte de la casa un tren de lavado y planchado) una rústica e incipiente tintorería), le escuché decir varias veces, por diferentes motivos, que la justicia no es una camisa que se pone y se quita al gusto.

Y a un señor que respeto y admiro, lo oí aseverar en una conversación con un adversario político, que la justicia es siempre ética y moral.

Y de José Martí, nuestro gran prócer leí que “De la justicia no tienen nada que temer los pueblos, sino los que se resisten a ejercerla”.

Entonces, como cubana deseo que llegue el momento en el cual las personas que nos gobiernen sientan y estén convencidas de que sólo hay honra en la satisfacción de la justicia.
amarilisrey@yahoo.com

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