jueves, 21 de agosto de 2008

Siempre es 26,José A. Fornaris


La Habana, agosto 21 de 2008. (SDP). La alta jerarquía del régimen está mostrando preocupación pública por el desinterés de los cubanos en trabajar.

Hasta el “Invencible Comandante,” y aún Primer Secretario del Partido Comunista, dijo recientemente en su columna periodística, “Reflexiones del compañero Fidel”, que “La Revolución nos exige a todos, con razón, trabajar más, es decir, ¡trabajar!”

La situación parece contradecir los informes oficiales brindados a organismos internacionales y lo que dicen los medios sobre el tema, pues se asegura que el desempleo en la isla no llega al dos por ciento de la fuerza apta para el trabajo.

También puede ser que los gobernantes hayan llegado a la conclusión de que no es lo mismo tener empleo que trabajar.

De todas formas parece que ya quedaron atrás, aunque no hace tanto tiempo de eso, los días en que era usual, por disposición política, dejar de trabajar para brindar apoyo en las plazas y en las calles del país a la revolución.

Recordemos, aunque no fue el último de los casos pero si uno de los más notorios, que entre finales de mayo y mediados de junio de 2002, las actividades laborales, prácticamente en su totalidad, estuvieron detenidas cerca de una semana, para manifestar abiertamente el deseo de que el socialismo en Cuba continuara para siempre.

Se aseguró, que eso era “digna y categórica respuesta a las exigencias y amenazas del gobierno imperialista de Estados Unidos el 20 de mayo del 2002”.

A ese maremágnun de detenciones de la actividad laboral cada vez que el Estado (léase Castro), lo estimaba conveniente, hay que sumar la permanente consigna de “siempre es 26”. Y el 26 de julio, de manera institucional, es la fecha nacional más importante, es feriado. No se trabaja, y si “siempre es 26… ¿Qué están reclamando?

Agréguese que “El socialismo es la ciencia del ejemplo”, lo dijo el propio Fidel Castro.
¿Qué ejemplo de trabajo es el que han ofrecido los gobernantes?

De todas formas esa problemática tiene solución. Lo que hay que hacer de inmediato es revelar la contrapartida que tiene el salario como una de las motivaciones fundamentales del trabajo.

Esa contrapartida es la posibilidad que da el jornal por el esfuerzo entregado. Si el salario no resuelve las necesidades más apremiantes, si no ayuda a que los individuos se sientan en alguna medida reconfortados, si no sirve prácticamente para nada, ¿para qué trabajar?

Si se le devuelve su protagonismo, veremos que de inmediato la gente se olvida que “siempre es 26”, y trabaja.
fornarisjo@yahoo.com

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