jueves, 15 de enero de 2009

OTRO DESTINO CON LA MISMA TRAGEDIA, Amarilis C. Rey



Managua, La Habana, enero 15 de 2009 (SDP) La familia Alvarado tuvo que separarse. Teresa quedó al cuidado de sus tres pequeños hijos, mientras Jorge logró salir de Cuba hacia Ecuador, país donde desde hace meses los cubanos tienen “visa abierta”.

En su casa de Managua, un pueblo de las afueras de la ciudad de la Habana, los pequeños se muestran intranquilos y nerviosos, mientras la madre intenta suplir el vacío de la separación. “Tratamos de prepararnos para esto, dice, pero la realidad es bien distinta a lo que creíamos”.

La familia, que integra la iglesia bautista, ha sufrido más que la separación. En el 2007 tras perder su trabajo por solicitar un pasaporte para visitar una iglesia en Canadá, Jorge Alvarado comentó: “Me siento excluido del mundo”.

“El es de poco hablar, me cuenta que aquello es muy bonito, que los comercios son muy grandes y lleno de luces y que los cubanos allí ya se pueden contar por miles. Pero para encontrar un trabajo necesita la residencia y esto le cuesta unos tres mil dólares y de donde va a sacar esa suma.

Ya aquí nos endeudamos para costear ese viaje y si dentro de tres meses no ha resuelto nada, debe regresar y lo perdemos todo.” Comenta angustiada la esposa.

Después de perder su empleo, Jorge trato de buscar el sustento de su familia de disímiles formas, pero le fue difícil debido a que su despido tuvo matices políticos.

Analizando su futuro en aquella ocasión expresó: “ahora todo será por la izquierda, trabajos ilegales que atraerán a inspectores y policías, multas y represión”.

Por estos días para el aniversario 50 de la revolución en Cuba, el presidente de Ecuador Rafael Correas fue el invitado de honor.

Durante su discurso el mandatario expresó: “La revolución cubana hizo realidad la prédica de sus líderes: los cubanos y cubanas saben que ningún compatriota será abandonado a su suerte bajo ninguna circunstancia.”

Y agregó: “Este proceso es ejemplar porque fue capaz de conquistar la verdadera independencia nacional, la libertad, la soberanía, y la libre determinación del pueblo cubano”.

Y comparó a la revolución con una fiesta, sólo que a ella no pueden asistir los miles de muertos en las profundas aguas del Estrecho de la Florida, ni pueden compartir esa presunta alegría los cientos de miles de familias cubanas que hoy están separadas al igual que los Alvarado, y lo mismo tratan de vivir en Ecuador, como en cualquier otro país que les permita obtener abrigo.

Hoy el cubano ha encontrado otro destino geográfico para sus ansias de escapar, pero la tragedia sigue siendo la misma: la separación familiar que hace medio siglo padece.

amarilisrey@yahoo.com

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