jueves, 7 de agosto de 2008

El socialismo que viene, Luís Cino





Arroyo Naranjo, La Habana, agosto 7 de 2008, (SDP) ¿Quién duda que la persistencia obra milagros? Están a punto de convencernos (tanto va el cántaro a la fuente…) que los que vivimos en países pequeños y pobres del Tercer Mundo, no tenemos más alternativas que el socialismo. Peor aún si tenemos “la maldita circunstancia” de estar rodeados por todas partes por las aguas del Caribe y con los Estados Unidos como los vecinos más próximos.

No hay otras alternativas al Apocalipsis. No puede ser de otro modo en un mundo donde se agotan los alimentos, el combustible, el agua potable y la cordura. Parece que después de todo, salvo algunos destellos totalitarios, no son tan desatinadas algunas de las reflexiones del compañero Fidel.

El socialismo, con cualquiera de sus membretes, y caído del cielo, como los clavos al martillo, los rayos, o una maldición gitana de película de Antonio Gades, es lo que nos depara el destino. Aún para después del inevitable fracaso del socialismo del siglo XXI.

Como si de drogas duras se tratara, nos dicen que el medio siglo de desastre verde olivo fue sólo “un mal viaje”. Hay que rectificar la dosis para que la próxima vez funcione mejor.

Es la insistencia humana (¡ay, Julio Iglesias!) en tropezar con la misma piedra.

Vale la pena el dolor de cabeza que cuesta convencer a un cubano para que acepte “le bajen una muela” socialista. Al que no quiere caldo, tres tazas…Mientras en las alturas de la elite se habla de perfeccionar el socialismo, en la disidencia interna, a mano izquierda según se va al cielo, hablan de recrearlo para el día después de pasado mañana.

Después de todo, si hablan de democracia y libertad individual en contraposición al centralismo estatal, el caldo (o la caldosa, ya no de cederistas, sino de los consejos obreros) no huele tan mal ni luce repugnante.

Por suerte, los social-disidentes son personas de buenas ideas y mejores intenciones que saben donde y como, alejados de la engañosa Tercera Vía a lo Blair, buscar los ingredientes para nuestra felicidad.

Una pizca de Marx y nada de Lenin. Gramsci y Althuser a mano por si las moscas (y porque es de buen gusto citarlos si viene al caso).

El toque cubano va por el precursor Diego Vicente Tejera. Blas Roca, Carlos Rafael Rodríguez y el viejo PSP resultan hoy demasiado obvios.

La cosa, sensata y políticamente correcta, con Bobbio para atemperar, anda entre Proudhon y Bakunin. ¿Quién dijo que el anarquismo pasó de moda? Hay modos de conciliarlos (dialéctica mediante). Pueden averiguar en Estocolmo con Carlos Estefanía. En lo personal, prefiero indagar en La Habana con Manuel Cuesta Morúa.

No es casual que el comisario Eliades Acosta se ocupe y preocupe por el pedigree del ala intelectual que dice le brotó a lo que llama “la contrarrevolución cubana”. Se acaba el monólogo balbuceante de los intelectuales orgánicos de la dictadura. ¿No es humillante para los tanques pensantes oficialistas que sean los disidentes los que logren empatarse al fin con el discurso post-moderno de la nueva izquierda mundial? Que nuestros teóricos de la izquierda disidente hablen pues de ecología y alteridad sin que nos cause los sonrojos y vergüenzas ajenas de Cuba Debate y La Jiribilla.

Apartemos de nuestras cabezas trocadas los demonios del consumismo atizados por la miseria. Sin complejos ni prejuicios, demos vía libre al gusanillo rosado social-demócrata que anida en nuestros corazones desde que cayó Machado.

Acerca de las tres tazas para quien no quiere caldo, probemos a seguir el consejo del cantante Yusuf (Cat Stevens antes de abrazar el Islam). Vaciemos de un sorbo la taza de té de nuestras opiniones y especulaciones. Oigamos luego qué dicen a la izquierda de la disidencia.

Confiemos que los demócratas del socialismo, no tengan un plan preconcebido para transformar la sociedad (Proudhon lo desaprobaría). En elecciones o en la Asamblea Nacional del Poder Popular reformulada y sin Partido, todo debe caer por su propio peso. Que un súper desarrollado sentido ético regule y proteja para poner orden en la anarquía.

Si no queda otro remedio ante la irresponsabilidad capitalista, crucemos los dedos para que salgamos bien del socialismo que viene. Después de todo, es imposible que sea peor que el que ahora tratan de perfeccionar “desde arriba”.
luicino2004@yahoo.com

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