jueves, 6 de diciembre de 2007

¿Por qué se contenta con tan poco la dignidad española? Jaime Leygonier


Ahora que el mundo rió a costa de Hugo Chávez porque el Rey lo mandó a callar y los españoles lo disfrutaron más que el resto del mundo –tanto como una victoria patriótica en el fútbol. Y que perdió su referéndum por añadidura, hace falta algo más.

Hoy siguen las bravatas de Hugo Chávez, pero todos saben que no va a pasar nada, porque los poderosos se entienden y a esos ‘altos niveles’ insultan y son insultados sin consecuencias. –Entre personas decentes no se hablarían más, pero entre políticos, no hay problemas.

¿No sería el momento de otras preguntas? ¿De sacar alguna moraleja del suceso jocoso?

El Rey es estimado; Chávez insoportable. Es natural que la gente disfrute la humillación del patán con delirios de grandeza. Que se burle del ‘mico’. Y no se trata de racismo, como vocifera Chávez para ganarse a los humildes, sino por los sobrados méritos con que ganó ese mote de mono por sus payasadas y su caricaturesca imitación de Fidel Castro.

La más elemental urbanidad y patriotismo obligaban a los españoles a no tolerar los insultos al ex presidente Aznar. Es justa su indignación por el ataque y su satisfacción por la defensa. Pero creo que el patriotismo español –por poco que busque- puede hallar en el trasfondo más para indignarse que para reír y quedar satisfecho del incidente baladí.

Chávez tiene la disculpa de ser un mal educado sediento de distinciones. Pero si se trata de foros internacionales, ¿Qué disculpa a las personas educadas y serias a exponerse en tan malas compañías, a ser faltados en el respeto, tanto a ellos como a las naciones que representan?

La metástasis de los Castro en América –en sus clones bolivarianos- muestra el peligro de la indiferencia hacia la desgracia ajena. También que los negocios son inseguros con estos depredadores de pueblos, poderosos y adinerados para comprar las voluntades en otros países.

¡Cuidado con olvidar y reír superficialmente! Dictadores ridículos, tolerados por gente sabia y responsable encendieron la tea de la II Guerra Mundial, cuyo prólogo lo sufrió primero España.

Nadie comprende por qué los gobernantes españoles expiden esos certificados de buena conducta por ‘voluntades y mejorías’ en el tema Derechos Humanos en Cuba. Tales avances son sólo vistos y apreciados por los gobernantes y políticos de España.

Curiosamente, tal vez el único periódico del mundo que ensalza las payasadas de Chávez sea el diario oficialista Granma. Este libelo da razones a Chávez y denigra al Rey, a Zapatero y por supuesto a Aznar. Lo hace a partir de trabajos de corte editorial apócrifos, que según consenso general en Cuba, escribe el propio Fidel Castro.

Hoy existen medios de guerra y subversión como para temer con toda razón, el poder y la impronta de payasos totalitarios afirmados en el poder desde países humildes.

Esos patriotas españoles, que son a su vez electores, pregunten a sus representantes sobre los intereses vergonzantes que apoyan en Cuba. Cuando comprueben que apoyan tiranos, mándenles a callar. La dignidad de España, no debe contentarse con incidentes jocosos. Mucho menos cuando sus representantes se burlan de la tragedia de un pueblo y propician con su actitud otras tragedias por venir.

La Habana, 27/11/2007

Http://prolibertadprensa.blogspot.com/

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Tu crees que los españoles, electores o no, no saben que apoyan a dos tiranos, cuando amamantan a la Hiena de Birán y al Payaso de Miraflores?