jueves, 29 de noviembre de 2007

Cara la instrucción gratuita, José Antonio Fornaris



Cuando se llega a la vivienda de Wilfredo Vallín Almeida, un abogado y economista que no ejerce ninguna de esas profesiones y que en algún momento de su vida fue profesor de pre universitario, es difícil encontrarlo ocupándose de otras cuestiones que no sean las de impartir clases.

Él ejerce el magisterio de forma privada. Tiene alumnos que cursan carreras universitarias, de secundaria básica y de primaria. Uno de los dos dormitorios de su apartamento, que es a la vez biblioteca, siempre está ocupado por educandos.

Aunque sus tarifas no son nada bajas, entre otras cosas, porque no le imparte clases en cada horario a más de dos o tres alumnos, no da abasto para la cantidad de padres que lo quieren como profesor para sus hijos.

Le pregunté, aunque sabía de antemano los motivos, a qué se debe su demanda como profesor. “Es que los padres desean que sus hijos tengan una verdadera preparación académica y que a la vez reciban educación formal”, respondió.

Ciertamente es muy difícil encontrar a alguien que conozca a Vallín y a su esposa, que es también abogada, que diga que no son personas educadas y decentes.

Si eso mismo se pudiera decir de todas o de una gran parte de las personas que imparten clases en los diferentes niveles del sistema educacional en Cuba, estaríamos ante un hecho de incalculable valor social.

¿Cómo ve la situación el Proyecto Universitarios sin Fronteras? “Estamos preocupados por la escalofriante crisis de valores que existe en Cuba y que hace blanco en la juventud cubana”, dijo Néstor Lovaina, presidente de ese proyecto no aceptado por el régimen.

A tenor con esa preocupación, desde hace un año, están gestionando ante las autoridades pertinentes, tanto eclesiásticas como gubernamentales, la reapertura de la Universidad Católica de Santo Tomás de Villanueva.

Ese centro docente fue cerrado en 1961, cuando el estado llevó a la práctica una medida conocida como “nacionalización de la enseñanza”.

Los Universitarios sin Fronteras están desplegando sus iniciativas bajo el lema “Al rescate de los valores perdidos”.

Por su parte, el Estado ha reconocido en alguna medida que en el sistema educacional las cosas no marchan nada bien. Al respecto, se asegura que desde hace 7 años, el sector ha sido objeto de profundas transformaciones, donde se contempla “la formación integral con énfasis en los valores éticos”.

Dentro de ese contexto, el 23 de octubre último, la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de la Asamblea Nacional del Poder Popular se reunió con el Ministro de Educación, Luis Ignacio Gómez.

Según se conoció, en ese encuentro, Lázara Mercedes Acea, integrante del Secretariado del Comité Central del Partido Comunista, señaló que “casi el 50% de los maestros que aseguran la educación en el país, son jóvenes en formación”.

Esa es una evidente contradicción porque es imposible educar si no se está formado.

Otro punto que se abordó en esa reunión fue el constante éxodo de maestros y profesores hacia cualquier otro empleo.

Allí señalaron entre las causas de ese éxodo: “la insuficiente remuneración, problemas materiales de diversa índole (falta de vivienda, transporte y vestuario de los docentes) y la insatisfacción por el bajo reconocimiento laboral y social en no pocos casos”.

Lo serio en ese asunto es que no dieron ninguna solución para esos y otros problemas que afrontan los docentes y el sector en general. Sobre el particular, la señora Acea dijo que era “preciso continuar limando fallas como las existentes en la secundaria básica”.

La dirigente partidista quizás se estaba refiriendo a lo ocurrido en la escuela Arturo Bilaboy, en la Habana Vieja, donde 3 maestros emergentes tuvieron que ser expulsados por haber maltratado físicamente y humillado a varios niños de séptimo grado.

El 5 de septiembre, los maestros encerraron en un closet a una niña como castigo. A otros niños les metieron en la boca papeles sacados del cesto de la basura. A dos, los pusieron con los brazos abiertos sosteniendo objetos pesados en las manos. A al menos otros 5, los obligaron a limpiar los baños de la escuela sin ningún tipo de protección higiénica.

La niña que fue encerrada en el closet, se orinó y defecó de miedo y así regresó a su hogar. La situación devino en un gran escándalo público cuando a la mañana siguiente, la mamá de la alumna entró a la escuela por una ventana y arremetió a golpes contra varios de los maestros, al tiempo que gritaba todo tipo de improperios y palabras obscenas.

Por esos mismos días, otro hecho similar ocurrió en la secundaria básica Rafael Carini, del municipio Arroyo Naranjo. Lourdes Betancourt, madre de un alumno de ese centro, narró que los maestros emergentes castigaban a los niños poniéndolos a escribir bajo el sol o de pie dentro de las aulas. También les introducían papeles en la boca. En esa escuela, las autoridades docentes se vieron precisadas a expulsar a dos de esos jóvenes maestros.

Aunque en ninguna parte, oficialmente se menciona, uno de los graves problemas que aquejan el sistema educacional en Cuba, es su extrema ideologización. Esta va desde la primaria, en que los niños están obligados a repetir a diario que serán como el Ché (el guerrillero argentino muerto en Bolivia) hasta la consigna que afirma que “la universidad es para los revolucionarios”.

Esa ideologización contempla el expediente escolar donde se anotan todas las actividades de carácter político en las que participan los educandos. Llega hasta no permitirle a una niña de 6 años, como es el caso de Jessica Benítez Lorenzo, matricular de forma oficial en la escuela por no tener la llamada tarjeta de menor, debido a que la Seguridad del Estado se la retiró porque su mamá trató de salir con ella de forma “ilegal” de Cuba.

A esto se debe agregar que existe la política de formar a los educandos como odiadores del capitalismo. Esa política estaba impresa en un folleto del Ministro de Educación, José Ignacio Gómez, dirigido a todos los directores de los centros escolares. Lo tuve en mis manos hace unos 10 años. De manera clara, se especificaba que era necesario inculcarles a los niños y jóvenes, el odio al capitalismo.

Todo eso, de una forma u otra, el Estado lo justifica con el slogan de que la educación es gratuita. Gran eufemismo, porque el precio es alto en espiritualidad y en economía material y real. Baste recordar que ningún gobierno puede dar nada – los gobiernos son aparatos burocráticos a los que hay que mantener- si antes de alguna forma no te lo ha quitado.

(Se adjuntarán el próximo jueves, fotos de Jessica Benítez y de las aulas de octavo grado de la secundaria básica República de Angola, en Managua, Arroyo Naranjo)

fornarisjo@yahoo.com

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