jueves, 29 de noviembre de 2007

Dos Santos tiene el remedio, Odelin Alfonso Torna


Como campanadas de iglesias llegó el llamado para los veteranos del “internacionalismo proletario”. La Republica Popular de Angola será el escenario de una nueva epopeya. En esta oportunidad los fieles no tendrán que colgarse el fusil al hombro y encarar como guerreros los conflictos entre el MPLA y la UNITA.

La buena nueva no pudo llegar en mejor momento para los que cumplieron su misión hace más de 17 años en tierra angoleña. La apremiante tarea está a cargo de los comités militares municipales. Prevén el reclutamiento de un contingente de obreros y especialistas en la construcción, futuros protagonistas de obras sociales en Cabinda.

Francisco, mi vecino, esta interesado en el nuevo llamado. Es ejecutor de obras y trabajó como montador en la hoy paralizada ampliación de la Antillana de Acero. Cumplió misión internacionalista en Angola y Argelia. Dice ser un revolucionario que sabe sobrevivir a los tiempos difíciles. Hace nueve años que está desvinculado del Estado y trabaja como plomero, albañil o lo que aparezca.

Francisco es un hombre conservador, leal a sus principios y a su familia. Prefiere trabajar en cualquier lugar del mundo sin abandonar su tierra natal, aunque como el dice, “aquí en Cuba, no me da la cuenta”.

Mercedes es una ingeniera civil con una basta hoja de servicio cumplido en Nicaragua. Aspira a ser aceptada en el proyecto cubano-angoleño. Fuera de su horario laboral, vende pastelillos y medallones de jamón y queso. Con los pesitos extras, fruto de la venta ilegal, mantiene a sus dos hijos que cursan estudios en la universidad.

Ambos vecinos no lo pensaron dos veces. Piensan que puede ser el remedio de sus vicisitudes. Ante el llamado de la patria se alistaron en la nueva “misión”, que tiene como destino Cabinda, región administrativa angoleña enclavada en el Congo.

Según comentan mis aspirantes vecinos, el pago por sus servicios en Angola, será de 60 pesos convertibles (cuc) al mes. Deben someterse a una verificación exhaustiva. Nada de conductas deplorables ni antecedentes penales.

Sospecho que detrás de esta fachada de cooperación, el Estado Cubano, como lo viene haciendo en Venezuela, sacará su mejor tajada. Los bosques tropicales de Cabinda proporcionan cientos de toneladas de madera al año y sus costas en el Atlántico son ricas en reservas petroleras.

No creo que angoleños y congoleses se tomen el trabajo de edificar su sociedad por 60 ó 80 dòlares al mes. Para ellos, es preferible seguir viviendo en quimbos y vender sus productos en la candonga.

El remedio para los reclutados se llama José Eduardo Dos Santos, presidente de Angola. Quizás, en su visita oficial a la isla, estimara la propuesta de un contingente de constructores como primer orden en su agenda de trabajo.

Cuando se trata de misiones humanitarias al servicio de una nación hermana, les aseguro, que no hay quien nos ponga un pie encima. En cuanto al riesgo de las deserciones, está en sintonía con la cooperación y es tan proporcional como el crecimiento de la población penal en Cuba. Debemos tener en cuenta que nuestro capital humano, esta dispuesto a exilarse, lo mismo en New York, Cabinda, o en Burundi.

En lo que Francisco y Mercedes esperan por la respuesta del alto mando, cientos de internacionalistas se aprestan a alistarse para la nueva epopeya.

Los que repiten su experiencia en África, serán bienvenidos por partida doble. No estará recibiéndolos el General Leopoldo Cintras Frías para embarcarlos en una caravana que se dirija hacia el frente de batalla.

Ahí estará el ex Secretario General de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), ahora embajador de Angola, Pedro Ross Leal. Los recibirá con las manos abiertas y los exhortará a cumplir la norma por 60 ó 40 cuc, da igual.

Y si los chavitos no llegan por trabas en los mecanismos de pago, Dos Santos y Ross tienen el remedio. Recuerden que la medalla de proeza laboral, no tiene precio.

Arroyo Naranjo, 2007-10-01

odelinalfonso@yahoo.com

No hay comentarios: