jueves, 22 de noviembre de 2007

Los pastores de Lawton. Juan González Febles



Encontrar pastores en plena ciudad es algo que no sucede todos los días. Pero si además son gente exitosa, se cierra un circuito de eficiencia y consagración que merece relieve.

Cuando se les ve descender con su rebaño por la Loma del Burro, uno siente que observa un paisaje de Sicilia. Radamés, José Ernesto y el perro cubano pastor Yeti, se bastan para pastorear más de 60 cabezas de ganado caprino.

Los animales se ven saludables y hasta gordos, a despecho de no disponer de piensos y otros elementos sofisticados de carácter genético. El único cuidado que disponen es el control veterinario establecido por la ley, que cumplen rigurosamente.

Según me cuenta Radamés, comenzaron con dos hembras y un macho. La constancia y el cuidado de estos pastores hicieron el resto.

Ellos venden al estado y a particulares. El estado les compra al precio establecido, que es a su vez el precio a que venden a particulares. Los particulares se ocupan de la reventa en los mercados agropecuarios. En los mercados agropecuarios se vende carne de cerdo y de carnero. En ocasiones se vende pollo y pavo que en Cuba llamamos ‘guanajo’.

Estos pastores son más eficientes que las granjas estatales de ganadería menor. En líneas generales los particulares son más eficientes en su gestión que el estado.
A pesar de esto, los pastores urbanos no son bien vistos por algunas autoridades. Les argumentan que la ciudad no es espacio adecuado para la ganadería. Pero en realidad, no es necesaria mucha superficie para criar ganado caprino. Las extensiones de terrenos ociosos tanto en la capital como en el interior, han devenido agujeros negros que rellena diligente el marabú.

Los planes para la llamada ‘agricultura urbana’ son espacios cosméticos para la propaganda y para el triunfalismo de los noticieros televisivos. Aunque este tipo de agricultura o de pastoreo, resolvería problemas concretos de abastecimiento, la gestión estatal lo entorpece y lo dificulta todo.

Los huertos hidropónicos que han sido tan promocionados, fueran una solución en manos de empresarios privados comprometidos con la eficiencia. En manos del estado, se convierten en noticia vacía y sin eco real. Fuera de las pantallas de los televisores y del espacio del noticiero de televisión, el estado no es capaz de ofertar soluciones prácticas.

La barriada habanera de Lawton, es sin duda razonable un espacio muy especial de la geografía habanera. Los últimos gitanos partieron desde aquí hacia Centro América, al principio de la revolución de la familia Castro.

Con su memoria de gitanos, pastores, criadores de gallos finos, disidencias y manifestaciones callejeras en esta última etapa de dictadura militar, Lawton mantiene su encanto y su especial identidad.

En la ciudad que dejó de ser la capital de todos los cubanos, por asimilar la vergüenza de zonas congeladas y espacios reservados para turistas, nos queda Lawton. El barrio que acoge pastores y guarda el recuerdo de Camilo Cienfuegos y del Dr. Oscar Elías Biscet. De todos sus hijos que lucharon ayer y luchan hoy por un mañana mejor de libertad y derechos para todos.


Lawton, 16/11/2007


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