jueves, 22 de noviembre de 2007

Respuestas a dinosaurios, Luís Cino


Mucho después que despertamos, como en el brevísimo cuento de Augusto Monterroso, los dinosaurios seguían allí. Como si hubieran estado desde siempre. Rigen nuestras vidas y opinan. Sólo que muy pocos se atrevían a responderles. Al menos, no públicamente y en voz alta. Ahora, ya hay respuestas populares a los dinosaurios.

Alguien que se hace llamar Jovellanos y que aunque se autodefine como “un revolucionario que apoya el socialismo en Cuba” no da su nombre (hombre precavido vale por dos, Jovellanos) acaba de llamar dinosaurio al ex Ministro de Cultura, Armando Hart.

El calificativo de Jovellanos fue provocado por un reciente artículo de Hart en que afirmó que la convocatoria al debate hecha por Raúl Castro “sólo es aplicable a largo plazo” y dentro de ciertos cauces. Totalmente descorazonador. Sabemos cuan largos suelen ser los plazos para “compañeros” como Hart.

Para Armando Hart, los objetivos del debate deben limitarse a “fortalecer la economía, perfeccionar la capacidad defensiva y alcanzar la invulnerabilidad ideológica”.

Según el ex ministro, fiel a la mentalidad de escuelita dominical roja para cuadros partidistas, lo principal es fortalecer el trabajo educativo-ideológico del Partido Comunista sobre las masas.

El castrador artículo de Hart ha provocado una nueva (parece que cada vez son más frecuentes) y furiosa tormenta en el ciberespacio.
La mayoría de los inter nautas que participan en ella se dicen “revolucionarios” pero prefieren no dar sus verdaderos nombres.

Simplemente son Peter, Chuncha, Floreal, Jovellanos o “un cubano de a pie”. Se pueden apellidar Pérez o Rodríguez, llamarse Juan, José o tener un impronunciable e inventado nombre que comience con “y”. Todos coinciden en la necesidad del cambio.

Jovellanos confía en que las respuestas del Partido Comunista al debate que convocó, sean “bien distintas a las de este dinosaurio”. ¡Optimistas que son algunos!

El hecho de que Hart no se refiera en su artículo a la agricultura, el transporte y la vivienda, hace exclamar a Floreal: “¡Buen ejemplo de la clase fosilizada y dogmática que ordena la comida por teléfono y nunca ha montado en un camello!”

Peter se pregunta “qué clase de contrarrevolucionario es el señor Hart” por simplificar “las reales dificultades que enfrenta el socialismo en Cuba”.

De cualquier modo, no hay que ensañarse con Hart como pasó con Pavón y Serguera durante la intelectualizada tormenta de los e-mailes. Hart será tan culpable de que el debate no pase de serlo, como los represores visibles de la cultura lo fueron del Decenio Gris. Aquí entre nosotros, aparte de Abel Prieto, ¿alguien se creyó el cuento del Pavonato?

Más allá de la apropiación manipuladora de la figura de Martí y de su pecado por no montar en los camellos, Armando Hart no es peor que otros dinosaurios. En todo caso, a pesar del artículo de marras, es de los más inteligentes. Eso es algo cuando se habla de dinosaurios.

Hart es sólo otro exponente de una arcaica y desfasada clase política irremediablemente condenada, como los dinosaurios en el período glacial, a la extinción.

Lo que peor mala espina da es que la prensa oficial, que publicó el artículo de Armando Hart, no se ha hecho eco de lo expresado por millares de cubanos durante casi dos meses en las asambleas convocadas por Raúl Castro y el Partido Comunista. Menos aún de lo que dicen los blogs. Prefieren ocuparse de los delirios anti borbónicos de Hugo Chávez y de seguir culpando de absolutamente todo lo que anda mal en Cuba, “al bloqueo imperialista”.

Puede tronar la tormenta en el ciberespacio. Todo está bajo control: muy pocos cubanos tienen acceso a la red.

Lo siento por Chuncha, Jovellanos, Peter y los demás cibernautas. Es bueno que llamen a las cosas por su nombre. Aún a los animales prehistóricos. Los aplaudo por ello. Es otro poco de espacio de libertad que se gana. Sé, estoy seguro que, al final, los dinosaurios van a desaparecer, pero cuando pienso en el mañana, no puedo evitar ser pesimista.

Arroyo Naranjo, 2007-11-16

luicino2004@yahoo.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

El artículo me parece un poco superficial y no entra en las causas de los problemas.