jueves, 7 de febrero de 2008

Angola: pesquería con anzuelo de oro, Luis Cino




El 29 de enero de 1988, la parte norteamericana aceptó que Cuba se incorporara a las negociaciones, hasta entonces tripartitas, para la paz en Angola y Namibia. El gobierno cubano lo presenta como un resultado del triunfo de sus fuerzas en Cuito Cuanavale.

A fines de los 80, la versión cubana fue aceptada en Occidente sin mayor novedad. Sudáfrica estaba aislada internacionalmente y era unánime el repudio al apartheid. Los veinte años transcurridos han situado los hechos en su verdadera dimensión.

La batalla de Cuito Cuanavale es considerada por el gobierno cubano como una victoria decisiva, no sólo en la guerra que sostuvo en Angola durante 13 años, sino también en la eliminación del régimen del apartheid.

Según las versión cubana, contra Cuito Cuanavale se estrelló, en 1988, una ofensiva sudafricana de 9 000 soldados, más de 300 tanques, 600 piezas de artillería y aviación.

Por órdenes dadas en La Habana por el propio Fidel Castro, en esa ciudad se estableció un bolsón de resistencia de tropas cubanas y de las FAPLA.

El objetivo sudafricano no fue nunca tomar Cuito Cuanavale, una pequeña ciudad de la provincia de Cuando Cubango, en el sudeste de Angola. El interés estratégico de Sudáfrica era garantizar que sus aliados de la UNITA controlaran la frontera con Namibia. Así impedirían los ataques de los guerrilleros de la SWAPO, que era apoyada por Cuba y el gobierno angolano.

Cuito Cuanavale se hizo importante para los sudafricanos en agosto de 1987. Desde ella, las FAPLA, bajo la dirección del general soviético Konstantinov y con el apoyo de los Mig-23 cubanos, lanzaron una ofensiva sobre el río Lomba. Su objetivo era expulsar a los rebeldes de la UNITA de sus bastiones en las ciudades de Jamba y Mavinga.

La ofensiva del ejército gubernamental angolano, dirigida por los soviéticos, motivó que el ejército sudafricano acudiera en auxilio de sus aliados de la UNITA.

La ofensiva angolana fracasó estrepitosamente y deterioró de modo dramático la situación de las fuerzas cubanas en Angola. Fidel Castro se opuso a ella desde que se planificó.

En una carta a Gorbachov del primero de diciembre de 1987, desclasificada casi una década después por el gobierno cubano, Castro responsabiliza del desastre a los asesores soviéticos que “se empeñaron en lanzar las tropas angolanas a una ofensiva en profundidad hacia las apartadas regiones del sureste del país”.

El 15 de noviembre de 1987, Fidel Castro respondió al desesperado pedido de ayuda del gobierno angolano con la “Operación XXXI Aniversario de las FAR”. Esta consistió en el envío a Angola de 500 tanques, cientos de piezas de artillería, aviones y 50 000 soldados. La Unión Soviética se encargó de transportar los refuerzos. El 5 de diciembre de 1987, ya estaban desplegados en Cuito Cuanavale.

Castro se negó a la petición soviética de presentar ante los norteamericanos el reforzamiento cubano en Angola como “un relevo de personal”. En su lugar, insistió en que era “una acción absolutamente defensiva”.

Entre diciembre de 1987 y febrero de 1988, en su puesto de mando en La Habana desde donde dirigía las operaciones con tozudez, la única noticia favorable que recibió Fidel Castro fue la aceptación por el Departamento de Estado de la incorporación de Cuba a las negociaciones de paz en Angola.

Desde 1982, Estados Unidos intentaba infructuosamente negociar la paz con Angola y Sudáfrica. El gobierno norteamericano condicionó su respaldo a la Resolución 435 de la ONU (que preveía la celebración de elecciones libres en Namibia bajo supervisión internacional) a la retirada de las tropas cubanas y a un acuerdo de paz entre Luanda y los rebeldes de la UNITA.

Ante el poderoso despliegue militar en el sur de Angola ordenado por Fidel Castro, los Estados Unidos aceptaron la participación de Cuba en las conversaciones.

Decía el emperador romano Augusto: “el que en la guerra aventura mucho para ganar poco, se parece al hombre que pesca con anzuelo de oro.”

En Angola, Fidel Castro decidió pescar con anzuelo de oro. Aventuró mucho con su carrera hacia delante en el sur de Angola, pero lo que ganó tenía gran valor para él en su patológico enfrentamiento a los Estados Unidos.

26 años después del retiro de los misiles nucleares soviéticos y apenas 4 años después del desastre de Granada, Fidel Castro consiguió que Cuba se pudiera sentar en una mesa de negociaciones con los Estados Unidos.
Arroyo Naranjo, 2008-02-01
luicino2004@yahoo.com
http://prolibertadprensa.blogspot.com/

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