jueves, 7 de febrero de 2008

POLITICA Una pausa por el voto unido, Odelín Alfonso Torna



El día 20 de enero, las boletas por el voto unido no sufrieron los embates del burocratismo, la ineficiencia y la demora por problemas de transportación.

La comunicación estuvo impecable. Se dispuso, a tiempo completo, de la telefonía por cable, la móvil, la radio frecuencia y hasta la mensajería con palomas en los lugares más intrincados de la geografía cubana.

Pese a las inclemencias del tiempo, con la llegada de un nuevo temporal, se logró el conteo preliminar de las boletas, sin congestiones de líneas ni palomas alicaídas, las que seguramente recibieron doble ración de chícharos.

Esto solo fue una pausa para el nuevo quinquenio de gobierno que se avecina. La nación regresa a la anormalidad.

El ciudadano oriental vuelve a ser indocumentado en la Habana. ETECSA engaveta las líneas telefónicas para las “próximas elecciones”. La constitución cubana resuelve prostituirse ante el romanticismo revolucionario.

Me place recordarles a los firmantes, en los cuales no me cuento, la parte desequilibrada del “voto unido”.

Es probable que se encuentren con que el artículo 94 de la Constitución de la República de Cuba quedó exonerado del Capítulo X, referente a los Órganos Superiores del Poder Popular. El “voto unido” pisoteó, con su gastada suela, las líneas que resumen: “En caso de ausencia, enfermedad o muerte del Presidente del Consejo de Estado lo sustituye en sus funciones el primer Vicepresidente.”

Antes de la pausa dominical por el voto unido, exoneraron a puertas cerradas, de la sovietizada constitución cubana, los artículos 34 (extranjería), 43 y sus incisos 6,7y 9 sobre igualdad y el 26 sobre Fundamentos Políticos, Sociales y Económicos.

El artículo 43 promulga, en su inciso 6, lo siguiente: “se domicilian en cualquier sector, zona o barrio de las ciudades y se alojan en cualquier hotel”.

El domingo 20 de enero, los ciudadanos del oriente cubano, pudieron votar en terminales de ómnibus, hospitales, funerarias y hasta en casa del pariente habanero.

A quien une el voto realmente es a la casta. Reitera la continuidad en el poder de Fidel y Raúl. Sumidos en un proceso perpetuo e irrevocable. Sólo la muerte biológica del primero, dará visos de cambios en su espectro de variantes.

No solo defraudan al régimen cubano aquellos que se arriesgan y desafían las corrientes del estrecho de la Florida, el deportista que cambia lauros por libertad o el galeno que resolvió en Sucre lo que no había en la Habana.

Todo indica que Fidel Castro volverá asumir la batuta como Presidente del Consejo de Estado y de Ministros. Entonces, la constitución se desfraudará a si sola y entregará, como el recluso entrega sus pertenencias, los artículos pendientes a la casta.

El voto unido es una afrenta, un negocio más de la politiquería. Una pausa en cinco años de periodos ordinarios que destilan soluciones en plazos interminables.

La jornada dominical terminó con el compromiso eterno de los comunistas acérrimos. Bajo la lluvia, crisparon la voluntad de un 95 % de asistencia, para conseguirle al poder absoluto una perpetuidad sin revocatorios.

Ahora el tren de los deportados se alista, a tanque lleno, para zarpar al oriente. No se puede estar ilegal en la Habana vendiendo ajo o ropa reciclada, a menos que sea un día de elecciones.

En el 2013 será la próxima pausa para elegir a los diputados al parlamento cubano. Quizás sea otro domingo lluvioso y eficiente.
Arroyo Naranjo, 2008-01-20
odelinalfonso@yahoo.com
http://prolibertadprensa.blogspot.com/

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