jueves, 7 de febrero de 2008

SOCIEDAD Maestro mata a un niño en clase, Jaime Leygonier



El escolar de 12 años de edad Daniel Castañeda Alayo fue muerto de un silletazo por su profesor, Rolando, de 17 años de edad. El homicidio ocurrió durante el primer turno de clases del viernes 1ro de febrero, en la escuela secundaria básica Domingo Faustino Sarmiento, en la calle Pocito #101 esquina a San Luís. Está ubicada en un caserón del año 1869 en el barrio habanero de Lawton.

El maestro corrió con el niño al cuerpo de guardia del hospital Miguel Enríquez, antigua clínica La Benéfica. Llegaron las 9y30 a.m., se certificó la muerte a las 12 del día. Los vecinos dicen que Daniel era un niño tranquilo.

La policía aisló inmediatamente al presunto homicida. En lugar de recluirlo en la Unidad policial de Aguilera, como correspondía por jurisdicción, le trasladaron al cuartel del Departamento Técnico de Investigaciones (DTI) de la Policía Nacional Revolucionaria de 100 y Aldabo. Esta dependencia se ocupa de este tipo de delitos. No obstante, el caso es monitoreado por la policía de Seguridad del Estado, que toma todas las decisiones relevantes.

La policía, por mandato expreso de la Seguridad, ocupó los albergues estatales donde residen estos profesores adolescentes. También, les prohibió salir a la calle, para evitar que divulguen información o sean atacados por el pueblo.

Durante las noches del 1ro y del 2 de febrero, desconocidos lanzaron piedras contra tres albergues de “maestros emergentes”: El de Remedios esquina a Nuestra Señora de los Ángeles, barrio de Luyanó donde se hospedaba el maestro Rolando antes de su arresto. El del barrio El Cerro y el de 11 y 29 en el Vedado.

Hecho inusual en La Habana: El cadáver fue velado en el pequeño apartamento familiar de la Calzada de Diez de Octubre entre Pamplona y Princesa. Los portales y aceras de la cuadra, permanecieron llenos de vecinos, policías de civil y delatores de barrio. También acudieron funcionarios y militares. Los compañeritos de escuela, por turno montaron guardias de honor en torno al pequeño ataúd.

En otro gesto de cortesía, las autoridades retrasaron el entierro a partir del deseo de la familia, de que asistiera un pariente llegado del extranjero. También facilitó autos y ómnibus para el entierro.

Durante el fin de semana, las autoridades mantuvieron de guardia perenne en la cuadra una ambulancia del Sistema Integral de Urgencias Médicas. En edificios públicos y puntos de la zona acuartelaron grupos de la policía política y de la nacional.

La violencia en las escuelas existe silenciada desde 1959. Predominaba en los internados del campo por sus condiciones carcelarias. Las victimas de peleas a machete o a azadonazos, eran disimuladas como “accidentes de trabajo”.

En las ciudades, los maestros acudieron cada vez más a los insultos y golpes. Ya en los años 70 y 80 las niñas que jugaban “a las escuelitas”, gritaban y pegaban a las muñecas o a las amiguitas durante la clase imaginaria.

Fue en aumento la violencia y el desprecio entre padres y maestros. Los maestros actuales no solo son fruto de esa crianza y educación, sino que como afirma el medico disidente Darsi Ferrer: “El Estado les degrada en las condiciones carcelarias de los internados. Allí la violencia es indispensable para no ser abusado. Es la única vía para paliar la miseria: La conducta delictiva y prostitutiva”.

Hoy, el fracaso es total en el sistema educacional. La situación social, la incapacidad estatal de solucionar los problemas que genera con el totalitarismo, y la falta de capacidad de profesores improvisados y hasta inmorales, incrementó esta violencia. Estos ‘maestros’ no pasan por ninguna evaluación psicológica antes de que les confíen a los niños. Los niños por su parte, riñen con cuchillas o tijeras. Los maestros y profesores -adolescentes con pocos años más que sus alumnos- se van a las manos con los alumnos. En algunos casos, tienen relaciones sexuales con ellos.

Ocurren hechos de pedofilia que el Estado impide se divulguen. En 2006, en el tercer grado de la primaria Raúl Gómez García, del Municipio Diez de Octubre, el maestro adolescente Elías fue acusado de incitar a los niños a efectuar en el aula actos sexuales unos con otros. Para ello, les coaccionaba diciéndoles que de no hacerlo, demostrarían ser homosexuales. Posteriormente, este ‘maestro’ fue trasladado a enseñanza tecnológica. La madre es Caridad Hernandez, oficial del Ministerio del Interior y presidenta de Comité de Defensa de la Revolución de San Indalecio entre Zapotes y Santos Suárez.

En 2007 en un cuarto grado de la escuela primaria Bartolomé Masó, del Municipio Playa, dos maestras adolescentes, el jardinero y una empleada de limpieza fueron sorprendidos por la directora cuando bajaban los calzones a los niños y les tocaban sus partes. Explicaron que “solo era un juego”.

Según el periodista independiente Mario Ortega, días antes del homicidio de Daniel hubo un intento de violación de un niño en Luyanó y el día anterior a la muerte de Daniel, velaron en la funeraria de San Miguel del Padrón a una niña de 9 años violada y asesinada.

La ciudadanía culpa al Gobierno por la debacle ocasionada en el sistema educacional. La consigna de Fidel Castro, impuso un ejercito de maestros improvisados. Estos “maestros emergentes” son reclutados por el Estado entre adolescentes faltos de instrucción y de baja extracción social.

El Estado les trajo de provincias, aislándoles de sus familias en la edad crítica de la adolescencia. Los hacinó en albergues, en condición de maestros no graduados. Allí, les que paga con alimentos y exiguo salario. También los somete como alumnos y les exige como a trabajadores. Les imparten clases para que las impartan a su vez.

Alumnos y padres los irrespetan por su falta de capacidad.

Rolando, el matador del niño Daniel Castañeda Alayo, es natural de Holguín. Una provincia de la zona oriental, un sitio en que hay que transportarse en carreta para poder tomar un transporte publico. Sus padres ya están en La Habana.

La gente lo condena por su brutalidad o lo compadece por joven. El victimario también es victima de quienes lo pusieron ante un aula. Es reo de una dictadura que convirtió su caso en asunto de Estado. Que se propagandiza con su sistema de educación.

Los vecinos del albergue de Lawton en que vivió Rolando, llaman despectivamente a este sitio “El Palacio de la Leche” o “Puti Club”. Refieren que ocurren allí riñas y conductas incompatibles con el clima moral que un Gobierno o una sociedad, exige de sus maestros.

El viernes 1ro, el embajador de Inglaterra entregó un premio a las autoridades cubanas por la protección que la infancia goza en Cuba.

Daniel no pudo recortar del periódico la noticia para recitarla en los aburridos actos políticos escolares. Mientras el embajador intercambiaba discursos amables, Daniel moría de un silletazo propinado por su maestro.

El domingo 3, poco después de las 8 de la mañana, salio por última vez de su hogar, para el cementerio. Se calculan en 500, las personas que le acompañaron a la última morada.

Horas después del sepelio, continuaban de guardia la ambulancia y algunos agentes policiales encubiertos de civil. Tal vez porque en la multitud vieron muchos rostros hoscos. Todos saben que algo así, puede ocurrirle a sus niños. Nadie es completamente inocente de esa sangre.
La Habana, 04/02/2008
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