Muchos moradores del poblado Esperanza, en el municipio villaclareño de Ranchuelo valoran como una falta de respeto injustificable lo ocurrido con el cadáver de Ifigenia Herrera Dueñas, vecina de la barriada “La Loma”, en ese territorio.
Esta señora de 65 años y piel negra sufrió, por siete meses, un cáncer de ovario hasta que se le presentó una metástasis en los pulmones que la mandó para el otro mundo, el pasado dos de agosto.
Con la puesta del sol Ismary y Arahí, hijas de la fallecida, estremecieron la vecindad con gritos de dolor, por la pérdida de su progenitora. El llanto desconsolado también provocó la aglomeración de familiares y vecinos, en la humilde morada.
Comenzaron los preparativos del funeral. El cadáver sólo se pudo trasladar hasta la funeraria del poblado porque la empresa estatal de Servicios Comunales no tenía gasolina para transportarlo hasta a la capital provincial, donde lo prepararían para ser velado, por 24 horas, como de costumbre en Cuba.
No hubo más remedio que inyectarle al cuerpo, el insuficiente formol que quedaba en la funeraria, taponarle la nariz y oídos con algodón y ponerla en la caja. El chofer del auto fúnebre, quien le realizó el trabajo al cadáver expresó: “Yo hice todo lo que pude, pero no la podrán velar por mucho tiempo”.
Sólo se compraron cuatro coronas de flores, a productores particulares, porque Servicios Comunales, también encargada de comercializar este producto, no tenía producción en los jardines.
La administradora del recinto comunicó a los familiares que les podían ofrecer servicios gastronómicos. Les vendería café pero tenían que traer el azúcar porque ellos no poseían. También dijo que si le traían un poco de grasa les haría una merienda con el único producto que contaba, 30 huevos de gallina.
La familia no aceptó las propuestas de la funcionaria estatal.
Inesperadamente comenzó a lloviznar, hubo que mover la caja porque muchas persianas carecían de tablillas. Los presentes se juntaron en el lateral derecho del local, único lugar donde no caían goteras.
Una trabajadora de la funeraria comenzó a sacar el agua acumulada, con una escoba, único implemento de limpieza que contaba la unidad, cuando se fue la corriente. Una vez más la administradora pidió la colaboración de los presentes por carecer de velas.
La electricidad llegó con los rayos del sol. Alguien sugirió comprarle la libra de café, a la funcionaria, para elaborarlo en una casa, pero esta no se encontraba y era la única que tenía llaves de acceso al almacén de la cafetería.
Al recinto arribó un jeep Waz, soviético, del mismo descendieron dos guardias y un preso, era el hijo varón de la fallecida. Este se paró frente a la caja y expresó: “Madre no pasó un solo día sin que le pidiera a los guardias que me trajeran a verte en vida, esto yo nunca se los perdonaré”
Cerca de las 11 da la mañana un mal olor comenzó a apoderarse del recinto. Los policías carcelarios se llevaron al recluso. Entonces las hijas decidieron enterrar el cadáver. En el cementerio con la caja bajo tierra Arahí, la menor de las descendientes dijo: “Mamá, al fin descansarás en paz”.
Villa Clara, 27/02/2008
Http://prolibertadprensa.blogspot.com/
Esta señora de 65 años y piel negra sufrió, por siete meses, un cáncer de ovario hasta que se le presentó una metástasis en los pulmones que la mandó para el otro mundo, el pasado dos de agosto.
Con la puesta del sol Ismary y Arahí, hijas de la fallecida, estremecieron la vecindad con gritos de dolor, por la pérdida de su progenitora. El llanto desconsolado también provocó la aglomeración de familiares y vecinos, en la humilde morada.
Comenzaron los preparativos del funeral. El cadáver sólo se pudo trasladar hasta la funeraria del poblado porque la empresa estatal de Servicios Comunales no tenía gasolina para transportarlo hasta a la capital provincial, donde lo prepararían para ser velado, por 24 horas, como de costumbre en Cuba.
No hubo más remedio que inyectarle al cuerpo, el insuficiente formol que quedaba en la funeraria, taponarle la nariz y oídos con algodón y ponerla en la caja. El chofer del auto fúnebre, quien le realizó el trabajo al cadáver expresó: “Yo hice todo lo que pude, pero no la podrán velar por mucho tiempo”.
Sólo se compraron cuatro coronas de flores, a productores particulares, porque Servicios Comunales, también encargada de comercializar este producto, no tenía producción en los jardines.
La administradora del recinto comunicó a los familiares que les podían ofrecer servicios gastronómicos. Les vendería café pero tenían que traer el azúcar porque ellos no poseían. También dijo que si le traían un poco de grasa les haría una merienda con el único producto que contaba, 30 huevos de gallina.
La familia no aceptó las propuestas de la funcionaria estatal.
Inesperadamente comenzó a lloviznar, hubo que mover la caja porque muchas persianas carecían de tablillas. Los presentes se juntaron en el lateral derecho del local, único lugar donde no caían goteras.
Una trabajadora de la funeraria comenzó a sacar el agua acumulada, con una escoba, único implemento de limpieza que contaba la unidad, cuando se fue la corriente. Una vez más la administradora pidió la colaboración de los presentes por carecer de velas.
La electricidad llegó con los rayos del sol. Alguien sugirió comprarle la libra de café, a la funcionaria, para elaborarlo en una casa, pero esta no se encontraba y era la única que tenía llaves de acceso al almacén de la cafetería.
Al recinto arribó un jeep Waz, soviético, del mismo descendieron dos guardias y un preso, era el hijo varón de la fallecida. Este se paró frente a la caja y expresó: “Madre no pasó un solo día sin que le pidiera a los guardias que me trajeran a verte en vida, esto yo nunca se los perdonaré”
Cerca de las 11 da la mañana un mal olor comenzó a apoderarse del recinto. Los policías carcelarios se llevaron al recluso. Entonces las hijas decidieron enterrar el cadáver. En el cementerio con la caja bajo tierra Arahí, la menor de las descendientes dijo: “Mamá, al fin descansarás en paz”.
Villa Clara, 27/02/2008
Http://prolibertadprensa.blogspot.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario