jueves, 21 de febrero de 2008

Represión versus la Ley, Félix Reyes Gutiérrez , Cubanacán Press





Durante el transcurso del año 2005 y dado el auge de la oposición pacífica en Cuba, el gobierno se enfrascó en frenar su empuje a todo lo largo y ancho del archipiélago cubano, para ello utilizó métodos represivos que iban en contra de sus propias leyes.

La Seguridad del Estado, la Policía Nacional Revolucionaria y otros órganos represivos, citaron disidentes, opositores y otros miembros de la Sociedad Civil a sus oficinas para amedrentarlos con interrogatorios, encarcelamientos y otros mecanismos de coacción.

Había que buscar una nueva vía, para aplastar a aquellos que pensaban diferente a los privilegiados de la cúpula gubernamental. Por esta razón, el estado cubano, acudió a los actos de repudio, como lo hizo en 1980 contra aquellos ciudadanos que abandonaron el país, por el puerto del Mariel, en busca de libertad.

Se produjeron manifestaciones de este tipo, contra decenas de oponentes. No escaparon líderes como Marta Beatriz Roque Cabello, presidenta de la Asamblea Para Promover la Sociedad Civil en Cuba (APPSSC) o Vladimiro Roca Antúnez, Coordinador del Movimiento “Todos Unidos”, entre otros.

El 13 de Agosto del citado año, a las seis de la mañana, se iniciaron los primeros movimientos de los aliados del régimen que intervendrían en la realización de uno de los actos de repudio contra Félix Reyes Gutiérrez, reportero de la agencia “Cubanacán Press” y militante del Partido Liberal de Cuba, residente en Ranchuelo, provincia de Villa Clara.

Gladys Olea Díaz, presidenta de la organización gubernamental, Comité de Defensa de la Revolución (CDR), acompañada de cinco cederistas, colocaron carteles en la parte frontal de los hogares aledaños a la vivienda del disidente que decían: “Viva Fidel”, “Viva la Revolución Cubana”,”Vivan los Cinco Héroes” y “Abajo los Derechos Humanos”, entre otros.

Otro quinteto de hombres armó una plataforma, de unos cinco metros cuadrados de área, frente a su hogar, desde donde se dirigió una actividad fascistoide contra el luchador por la democracia y los derechos del hombre. Mientras, un trío de represores se ocupó de montar un sistema de audio que incluyó tres bafles, cinco bocinas y varios altoparlantes.

Una hora más tarde arribaron a la señalada arteria, decenas de afiliados del Partido Comunista de Cuba (PCC), la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), la Asamblea Municipal del Poder Popular, los CDR, la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC) y la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), de la localidad.

Igualmente llegaron al lugar cerca de treinta miembros de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), la Dirección Técnica de Investigaciones (DTI) y la Policía Política, quienes conducían motos marca Suzuki y autos patrulleros. Otros uniformados acudieron vestidos de civil, para evitar ser identificados, dentro de la masa de asistentes.

Cientos de trabajadores de la antigua fábrica de cigarrillos “Ramiro Lavandero Cruz”, antigua “Trinidad y Hermanos”, la empresa de calzado “Bienvenido Bermúdez”, la tabaquería “El Coloso” y obreros pertenecientes a los sectores de salud, cultura, educación, comercio y gastronomía, acudieron forzados por sus directivos, para no perder sus empleos.

Acto seguido y bajo la dirección de Wilfredo Hernández Pérez, Primer Secretario del PCC en la municipalidad y Teresa Martínez, presidenta del Parlamento Municipal, más de cuatrocientos participantes gritaron frases de “Abajo la Gusanera”, “Abajo los Terroristas”, “Abajo los Mercenarios”, acompañado de himnos y llamados hechos por la dictadura y salidos de bocinas ensordecedoras a elevadísimos decibeles.

La compacta masa de personas que abarcó cuadra y media de extensión también coreó a todo pulmón, “Traidores”, “Vende – Patrias” y palabras obscenas. Estas fueron escuchadas por los más pequeños entre los participantes; los integrantes de la organización de pioneros “José Martí”. A ellos les unieron estudiantes de las Escuelas Secundarias Básicas Urbanas (ESBU) del poblado.

El acto hostil que duro hasta las cuatro de la tarde, impidió a los familiares de Félix, entre los que se encontraban sus hijos de once y cinco años respectivamente, salir al exterior del domicilio para buscar alimentos, medicinas, u otra necesidad. Los aliados de los represores portando palos y piedras en sus manos estaban dispuestos a propinarles una paliza. Mucha era la ira que reflejaban en sus rostros.

En horas de la noche y llegada la calma, Reyes Gutiérrez, quien padece de hipertensión desde hace seis años, sus hijos y familiares, se vieron obligados a consumir fármacos debido a la descompensación de la presión arterial del primero y a fuertes dolores de cabeza de los restantes. Ocho horas duró la inhumana acción.

De acuerdo a lo plasmado en el Artículo 201, Inciso 1) del Código Penal Cubano, los ciudadanos que alteran el orden público son sancionados de tres meses a un año de privación de libertad. El gobierno a través de actos repudiables en las calles, reprime a quienes de forma pacífica se oponen al presidente Castro.
Villa Clara, 20/02/2008
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