jueves, 24 de abril de 2008

ARTE Y LITERATURA, La Lluvia tiene la culpa, (cuento), José Antonio Fornaris



Cuando le abren la puerta llueve. Hace a un rato largo que llueve fuerte y tuvo que decidir entre esperar o caminar bajo la lluvia.

-¿Y los muchachos?

Pregunta sabiendo de antemano la respuesta. Pero es un hábito y él nunca ha podido desprenderse de los hábitos.

Duermen. Ya son cerca de las once.

Pasan a la habitación y ella le ayuda a desvestirse, y le seca todo el cuerpo que respira humedad.

-¿Por qué te mojaste? ¿Por qué no esperaste a que terminara de llover?

-Porque estamos cerca de las once.

-Se acuesta y mira al techo donde sobresalen las vigas de madera y la casa se le asemeja a una morada de pescadores. Así permanece unos instantes con la vista ahorcada de una viga.

Ella, que se ha sentado en el borde derecho de la cama, a su lado, también parece estar embargada por la melancolía.

-¿Qué pasará cuando se vaya esta juventud, cuando lleguemos a viejos?
La mira y ve que tiene los ojos cubiertos de lágrimas.

La ha mirado muchas veces durante los años de matrimonio, pero siempre después del análisis siente la sensación de que no es su esposa, que es una mujer que está ahí para que el tiempo pase. Y cree siempre estar de paso en su propia casa. Pero no se marcha, nunca ha podido marcharse. Se repite lo mismo, que no es fácil separarse de una mujer y tres hijos.

-Cuando lleguemos a viejos, habremos llegado a viejos.
Afuera aún llueve mucho cuando atrae a la mujer hacia sí y da comienzo al juego del amor. Piensa que desde tiempos inmemoriales esta historia se ha repetido. La lluvia crea intimidad.

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