En alguna de sus reflexiones, ‘El Compañero Fidel’ aseguró que el presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, “está obsesionado con Cuba”. Resulta curioso, pero todo parece indicar que quien está obsesionado con el presidente norteamericano parece ser Fidel Castro. Primero Bush, más recientemente Mc Cain.
En una de estas reflexiones, Castro se refirió a lo que harían los enemigos de su régimen, en caso de que este fuese derrocado. De acuerdo con el ‘El Compañero Fidel’, estos se dedicarían a fusilar a los castristas vencidos. Quizás piensa sinceramente que la mejor forma de estrenar el poder, es mediante el fusilamiento de adversarios políticos. A fin de cuentas, fue exactamente lo que hizo u ordenó hacer en enero de 1959.
A esta conducta los psicólogos y los psiquiatras la llaman ‘transferencia’ emocional. El sujeto desplaza características propias y sentimientos a otra persona o grupo de personas. Simplemente se transfieren determinados rasgos de un sujeto a otro, o de un grupo o conjunto a otro. De forma simplificada, es más o menos así.
Es comprensible que y quizás otros de su clase piensen como lo hacen. A fin de cuentas se formaron o se deformaron así. No tiene caso esperar algún elemento nuevo demostrativo de que evolucionaron o se humanizaron algo más con el paso del tiempo.
Las revoluciones son sangrientas y siempre innecesarias. No existe mejora o cambio en la evolución social, económica o política de un pueblo que no salga mejor de cualquier otra forma. En una revolución, no existen vías para atajar la efusión de sangre.
Sin embargo, si se trata del castrismo vale la pena aclarar algo: Lo que fue históricamente ‘La revolución’ duró apenas cinco años. Digamos desde 1957 hasta 1962. En este periodo, murió poca gente. Antes de 1959, menos de 3000 según un cálculo muy conservador. Lo peor vino después.
Pero peor que la revolución más sangrienta, es una dictadura totalitaria. La confrontación que existe hoy en el mundo es la confrontación de la Democracia y sus valores eternos, contra sus enemigos. No se trata de Izquierda vs. Derecha. Más que esto, se trata de Democracia vs. Totalitarismo.
Lo triste y negativo del castrismo no es si se ubica más o menos a la Derecha o a la Izquierda. Es su carácter deshumanizador, su tiránica actividad dirigida contra el hombre y sus más caras aspiraciones.
No es válido que Castro en su senilidad transfiera las características de su revolución y de los revolucionarios a los demócratas. Todos los demócratas o al menos la inmensa mayoría tenemos familiares, (más o menos allegados) militantes del Partido Comunista o en los Comités de Defensa de la Revolución (CDR).
No somos los demócratas los que aconsejamos ‘abroquelar el corazón frente a la compasión’. Esta pieza diabólica, está presente entre los ‘ordeno’ del Comandante en Jefe al Ministerio del Interior (Minint). Es de la autoría del propio Fidel Castro. No hay que olvidar en la víspera de la Crisis de Octubre de 1962, que el propio Castro pidió al gobierno soviético atacar el territorio continental de los Estados Unidos con armas atómicas.
Cosa de revolucionarios es y ha sido, inspirarse en el odio. Aspirar a ser ‘frías y eficientes máquinas de matar’ y además, invitar a un poeta rumano a presenciar un fusilamiento. Hasta donde sé, los demócratas preferimos mostrar Bibliotecas Independientes a los visitantes.
Los demócratas cubanos dentro y fuera de la Isla, actuamos motivados por el amor. Lo de programar fusilamientos y venganzas, es propio de castristas. A fin de cuentas ellos y sólo ellos afirman la necesidad de la pena de muerte. La segunda alternativa que reservan a los cubanos siempre ha sido y será esa, la muerte. Esa pobre gente no cuenta con más.
Lawton, 07/03/2008
jgonzafeb@yahoo.com
http://prolibertadprensa.blogspot.com/
En una de estas reflexiones, Castro se refirió a lo que harían los enemigos de su régimen, en caso de que este fuese derrocado. De acuerdo con el ‘El Compañero Fidel’, estos se dedicarían a fusilar a los castristas vencidos. Quizás piensa sinceramente que la mejor forma de estrenar el poder, es mediante el fusilamiento de adversarios políticos. A fin de cuentas, fue exactamente lo que hizo u ordenó hacer en enero de 1959.
A esta conducta los psicólogos y los psiquiatras la llaman ‘transferencia’ emocional. El sujeto desplaza características propias y sentimientos a otra persona o grupo de personas. Simplemente se transfieren determinados rasgos de un sujeto a otro, o de un grupo o conjunto a otro. De forma simplificada, es más o menos así.
Es comprensible que y quizás otros de su clase piensen como lo hacen. A fin de cuentas se formaron o se deformaron así. No tiene caso esperar algún elemento nuevo demostrativo de que evolucionaron o se humanizaron algo más con el paso del tiempo.
Las revoluciones son sangrientas y siempre innecesarias. No existe mejora o cambio en la evolución social, económica o política de un pueblo que no salga mejor de cualquier otra forma. En una revolución, no existen vías para atajar la efusión de sangre.
Sin embargo, si se trata del castrismo vale la pena aclarar algo: Lo que fue históricamente ‘La revolución’ duró apenas cinco años. Digamos desde 1957 hasta 1962. En este periodo, murió poca gente. Antes de 1959, menos de 3000 según un cálculo muy conservador. Lo peor vino después.
Pero peor que la revolución más sangrienta, es una dictadura totalitaria. La confrontación que existe hoy en el mundo es la confrontación de la Democracia y sus valores eternos, contra sus enemigos. No se trata de Izquierda vs. Derecha. Más que esto, se trata de Democracia vs. Totalitarismo.
Lo triste y negativo del castrismo no es si se ubica más o menos a la Derecha o a la Izquierda. Es su carácter deshumanizador, su tiránica actividad dirigida contra el hombre y sus más caras aspiraciones.
No es válido que Castro en su senilidad transfiera las características de su revolución y de los revolucionarios a los demócratas. Todos los demócratas o al menos la inmensa mayoría tenemos familiares, (más o menos allegados) militantes del Partido Comunista o en los Comités de Defensa de la Revolución (CDR).
No somos los demócratas los que aconsejamos ‘abroquelar el corazón frente a la compasión’. Esta pieza diabólica, está presente entre los ‘ordeno’ del Comandante en Jefe al Ministerio del Interior (Minint). Es de la autoría del propio Fidel Castro. No hay que olvidar en la víspera de la Crisis de Octubre de 1962, que el propio Castro pidió al gobierno soviético atacar el territorio continental de los Estados Unidos con armas atómicas.
Cosa de revolucionarios es y ha sido, inspirarse en el odio. Aspirar a ser ‘frías y eficientes máquinas de matar’ y además, invitar a un poeta rumano a presenciar un fusilamiento. Hasta donde sé, los demócratas preferimos mostrar Bibliotecas Independientes a los visitantes.
Los demócratas cubanos dentro y fuera de la Isla, actuamos motivados por el amor. Lo de programar fusilamientos y venganzas, es propio de castristas. A fin de cuentas ellos y sólo ellos afirman la necesidad de la pena de muerte. La segunda alternativa que reservan a los cubanos siempre ha sido y será esa, la muerte. Esa pobre gente no cuenta con más.
Lawton, 07/03/2008
jgonzafeb@yahoo.com
http://prolibertadprensa.blogspot.com/
2 comentarios:
Pueden dormir tranquilos los totalitarios, porque nadie los va a fusilar, pero hay algo que quizás pueda resultarle más difícil de tragar: van a tener que TRABAJAR para comer, y los crimenes cometidos van a ser documentados y denunciados a los cuatro vientos ante el pueblo de Cuba. Pueblo engañado y sin redimir.
"La Cuba del futuro tine que contar con todos y para el bien de todos.) José J. Martí y Pérez
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