Pablo Bachelet The Miami Herald
El gobierno de Bush está revisando marcadamente los controversiales subsidios para la democracia en Cuba, restringiendo los fondos de los grupos anticastristas en Miami y dirigiendo más recursos hacia organizaciones internacionales que no están en Estados Unidos, según indican algunos funcionarios familiarizados con esos programas.
La nueva orientación, que ha causado incertidumbre entre muchos beneficiarios de subsidios del sur de la Florida, viene mientras el Departamento de Estado y la Agencia de Desarrollo Internacional de EEUU se preparan para otorgarle $47.5 millones en subsidios a las organizaciones para la democracia cubana, o más del triple de los niveles del 2007.
El objetivo del dinero es promover una transición a la democracia en Cuba, pero desde hace mucho se ha alegado que siempre se ha favorecido a más cubanoamericanos en Miami que a personas en la isla. El viernes, un ayudante de la Casa Blanca renunció en medio de alegaciones de que el dinero de programas pro democracia en Cuba se ha utilizado indebidamente.
Los fondos ahora se concederán mediante licitación competitiva, y los funcionarios están instando a grupos de Latinoamérica y Europa Oriental. El ejecutivo de EEUU está especialmente ansioso de recibir propuestas que sirvan para suministrarles tecnologías de comunicación a activistas en Cuba. Se dice que el acceso a la internet, los videos de YouTube y los mensajes de texto en teléfonos celulares han impulsado los movimientos de desafío a los gobiernos en lugares tales como Birmania y el Tíbet.
El acceso a esas tecnologías está restringido por el gobierno comunista de Cuba, aunque el viernes La Habana anunció que se facilitaría más la adquisición de teléfonos celulares. El gobierno ya había dicho anteriormente que se les venderían computadoras a todos los cubanos.
"No estamos excluyendo a nadie del proceso'', dijo José Cárdenas, el viceadministrador adjunto para Cuba y Sudamérica de USAID (US Agency for International Development), "pero con muchísimos más recursos, decididamente queremos nuevos participantes en el programa”.
"Nos gustaría ver más grupos e individuos de lo que fue el bloque de Europa Oriental'', siguió diciendo, "y más intereses y actividades privadas de Latinoamérica''.
Hasta ahora, la mayor parte de los subsidios han ido a grupos de Miami y hay detractores que dicen que con ese dinero se aplacaba a los grupos cubano-americanos, pero se hacía poco por llevar la democracia a Cuba. La Habana normalmente se refiere a los cubanos que reciben ayuda de esos programas en EEUU como "mercenarios del imperio''.
Un informe del Tribunal de Cuentas (GAO) de noviembre del 2006 criticó a USAID por haber suministrado subsidios de $74 millones desde 1996 sin licitación competitiva. La GAO encontró algunos ejemplos de abusos, incluyendo el uso de subsidios para comprar juegos de computadoras y suéteres de cachemira.
Y el viernes, la Casa Blanca anunció que Felipe Sixto, el funcionario de mayor conexión con la comunidad cubano-americana en la Casa Blanca, renunció por alegaciones de que él tal vez obtuvo indebidamente cientos de miles de dólares provenientes de subsidios en un empleo anterior con la organización Centro Para Una Cuba Libre, con base en Washington.
Pero los que respaldan el programa dicen que el informe del GAO también halló que algunos programas llevaron grandes cantidades de equipos de comunicación y otros suministros a disidentes de la isla. El aumento de recursos para subsidios pro democracia en Cuba fue aprobado fácilmente por el Congreso el año pasado.
Algunos funcionarios dicen que las organizaciones de Miami ahora tendrán que demostrar que pueden suministrar entrenamiento, equipos y otros recursos a grupos en la isla. "Queremos ver un impacto en Cuba, no en alguna parte de EEUU'', dijo un funcionario que ayudó a esbozar las nuevas pautas y accedió a hablar francamente, siempre que no se diera su nombre.
El concepto es de capacitar a los cubanos para operar independientemente del sistema comunista, que lo controla todo, desde el acceso a los medios de transmisión hasta los empleos. Habiéndose retirado Fidel Castro, su hermano y sucesor Raúl ha dado algunos tímidos pasos hacia el debate y las reformas, aunque Cárdenas dice que el debate sigue estando "severamente controlado'' por el gobierno.
El gobierno de EEUU dice que organizaciones de Washington tales como Freedom House, el International Republican Institute (IRI) y el National Endowment for Democracy (NED) también se verán favorecidas por las nuevas normas, porque han tenido desde hace mucho tiempo vínculos con grupos pro democráticos que no están en EEUU y que este gobierno quiere ahora que se movilicen a favor de Cuba.
Ya algunos grupos tales como People In Need (Pueblos Necesitados), una agrupación checa, han suministrado algunos fondos.
A los activistas europeos y latinoamericanos les resulta más fácil entrar y circular en Cuba que a los ciudadanos de EEUU.
Paul Fagan, el jefe de programas latinoamericanos de IRI, dice que su grupo frecuentemente usa a latinoamericanos para efectuar seminarios de entrenamiento para activistas cubanos, y está gestionando el establecimiento de programas para Cuba en estados bálticos como Latvia.
Cuando le preguntaron cómo emplearía dinero extra, Fagan dijo: "No tengo idea, es un proceso abierto. Estamos licitando como los demás''.
Cárdenas dice que espera que los recursos adicionales estén disponibles en las próximas semanas una vez que se le haya notificado al Congreso cómo se asignarán los recursos.
El ejecutivo ya empezó a promover los subsidios fuera de EEUU.
Elaine Grigsby, que administra los programas de Cuba en USAID, fue a Buenos Aires esta semana para tomar parte en una conferencia sobre la democracia. Este mes. Grigsby y el viceadministrador de USAID para Latinoamérica Paul Bonicelli estuvieron en Hungría y en Eslovenia.
El cambio de orientación ha causado incertidumbre entre personas y entidades que reciben subsidios en Miami, especialmente académicos que no tienen trato directo con grupos de la sociedad civil de Cuba.
Jaime Suchlicki dice que seguirá operando su Proyecto de Transición Cubana (CTP), una unidad del Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos de la Universidad de Miami (UM) sin importar lo que haga el gobierno de EEUU.
"El CTP no se acabará, lo mismo si recibimos fondos que si no'', dice Suchlicki, que es historiador y ha dirigido el instituto durante mucho tiempo. "Es demasiado importante para acabarse. Esperemos recibir algún dinero del gobierno''.
USAID suministraba $500,000 anualmente para costear a siete analistas con un enfoque en la Cuba poscastrista. A fines del año pasado, USAID dijo que el programa no se iba a renovar, aunque Suchlicki planea solicitar de nuevo subsidios del gobierno este año.
Frank Calzón, jefe del Center for a Free Cuba, dice que su programa de USAID terminó recientemente, pero que él tenía suficientes fondos para mantenerse en funciones hasta que las nuevas pautas se establezcan claramente. El centro brinda asistencia y equipos a disidentes de la isla, y trabaja con organizaciones internacionales de derechos humanos y gobiernos extranjeros para mejorar el conocimiento de los abusos que se cometen en Cuba.
Calzón dice que los programas están evolucionando con el tiempo.
"Hay otros medios, otros instrumentos'', dice. "Ahora hay personas en Europa y en Latinoamérica que quieren ayudar al pueblo cubano enviándoles libros y yendo a la isla''. Publicado el sábado 29 de marzo del 2008
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