jueves, 17 de abril de 2008

Agenda para la transición, René Gómez Manzano



Hace unos días, se celebró en La Habana la reunión constitutiva de la nueva agrupación unitaria de la oposición pacífica interna: la Agenda para la Transición.

Después de semanas de intenso trabajo preparatorio, nos reunimos en una modesta casa del Vedado, las luchadoras pacíficas María Antonia Hidalgo Mir e Idania Yánes Contreras, así como los ex presos políticos (en orden alfabético) Félix Antonio Bonne Carcasés, Margarito Broche Espinosa, Francisco Chaviano González, Guillermo Fariñas Hernández, Jorge Luis García Pérez (Antúnez), René Gómez Manzano, Roberto de Miranda Hernández, Vladimiro Roca Antúnez, Martha Beatriz Roque Cabello y Elizardo Sánchez Santa Cruz.

A ese acto concurrimos la gran mayoría de los que habíamos sido invitados. Fueron pocos los que no pudieron o no desearon asistir. Para ellos, continúa abierta la posibilidad de incorporarse más adelante a ese empeño unitario.

Trabajamos intensamente durante 7 horas, adoptamos más de 30 acuerdos y elegimos un Secretariado Pro Tempore integrado por Vladimiro Roca y Martha Beatriz Roque.

No obstante, más que informar detalladamente acerca del contenido de las decisiones tomadas, creo que es más importante recalcar la trascendencia de este suceso.

Entrevistados por un periodista independiente durante un receso de la reunión, los conocidos disidentes “Coco” Fariñas y Elizardo Sánchez coincidían en afirmar que se trataba de un acontecimiento histórico. Creo que les asiste toda la razón.

Es evidente que esta actividad no ha sido la primera en la que ha quedado demostrada la existencia de lo que siempre he denominado unidad esencial de la oposición pacífica cubana.

A lo largo de estos años, esto se ha puesto de manifiesto de una forma u otra, en empeños como Concilio Cubano, los comunicados conjuntos emitidos a raíz de la Primavera Negra por el Comité Cubano Pro Derechos Humanos, el movimiento Todos Unidos y la Asamblea Para Promover la Sociedad Civil, el primer congreso de demócratas cubanos organizado por esta última coalición pacífica –la más nutrida del país- y la declaración Unidad Por La Libertad.

En definitiva, por encima de diferencias naturales en toda acción humana que se lleva a cabo de manera democrática (y en las que por tanto, no impera la falsa unidad de la que tanto presumen regímenes totalitarios como el cubano) todas las fuerzas opositoras de nuestro archipiélago coincidimos en reclamar la liberación incondicional de los presos políticos, el respeto irrestricto de los derechos humanos, la democratización del país y el otorgamiento de libertades empresariales al cubano.

Esa coincidencia es lo más importante.

Pero, desde luego, también tiene su relevancia la plasmación formal de esa unidad esencial en empeños concretos como este de la Agenda para la Transición que acabamos de iniciar.

Estimo también que este proyecto es harto oportuno. En nuestro país, aunque de manera tímida y casi vergonzante, se ha iniciado un proceso de cambios. Ciertamente, es algo que nuestra patria necesitaba desesperadamente después de decenios de inmovilismo contumaz. Hay que luchar pacíficamente por que esos cambios se aceleren y profundicen. En ello trabajaremos –Dios mediante- los activistas de la Agenda para la Transición.

A las 4 y 30 de la tarde del 11 de abril, los reunidos hicimos un receso en nuestros trabajos para celebrar una conferencia de prensa que- como es lógico- había tenido que ser convocada con varias horas de antelación.

Confieso que no he tenido tiempo de leer los despachos de las distintas agencias informativas que estuvieron representadas allí. Confío en que cuando tenga acceso a ellos, no me vea forzado -¡al menos por esta vez!- a leer frases como “los divididos disidentes de Cuba” o “la fragmentada oposición interna cubana”…
La Habana, abril 11 del 2008


2 comentarios:

Anónimo dijo...

El momento es ahora. El Gobierno y el PCC nunca han estado más frágiles. Un empujoncito puede hacer cambiar la creencia generalizada que somos un pueblo de jornaleros, proxenetas y jineteras. Hasta yo, que me crié corriendo por las laderas de la loma del Castillo de Atarés, entiendo que las ciudades de Cuba son como un polvorín, y que las Fuerzas Armadas también ansían libertad. Ninguno de los ancianos decrépitos que mandan están aptos para enfrentar una rebelión. El abuso se tiene que acabar, porque la palabra de orden debe ser REBELDIA.

tortonn dijo...

Tienen un camino muy largo por delante pero lograran implantar la igualdad en cuba.Ya era hora que algo asi se hiciera