jueves, 13 de marzo de 2008

El Sr. Rock and Roll, Juan González Febles




Blackmore es casi una leyenda habanera. Una historia personal de persistencia y zozobras. Tiene la misma melena que veintitantos años atrás. Algunas hebras de plata cuentan del paso de los años. Unos fueron muy duros. Otros menos. Todos difíciles.

Blackmore nació predestinado a ser diferente. Su padre fue un ruso, un ex soviético que jamás quiso reconocerlo. Nació un 16 de enero de 1968, en el año del mono. Su nombre oficial, por el que casi nadie –por no decir nadie- le conoce es Juan Carlos Jiménez. Vive en Lawton, en la calle 11 entre calles, Acosta y Dolores.

Su apodo nació de la admiración fanática que profesa a Richie Blackmore, el guitarrista de la banda de rock, Deep Purple.

Su casa es como un templo del rock `n roll. Afiches, póster, banderas y gallardetes vinculados a figuras vivas y muertas, que de una forma u otra se destacaron en este estilo de vida, que Norteamérica entregó al mundo.

Discos de acetato, cassetes y CD, organizados como una impresionante colección de los últimos 50 años de esta modalidad cultural o contracultural.

Sus favoritos son, el Rey, Elvis Aaron Presley y Deep Purple. Pero además quema incienso a los imprescindibles Beatles, a los Rolling Stones, Crosby Stils and Nash, Emerson Lake n´Palmer, Who, Guess Who, Mamas n`Papas y Sugar Loaf, entre muchos que jamás había oído, a pesar considerarme un conocedor bastante aceptable del tema.

Cada una de las piezas que atesora tiene una historia. Los afiches de Madonna y Janis Joplin, regalo de una luminaria del rock de paso en incógnito por La Habana. La bandera confederada con la efigie de Elvis Presley, la inglesa con la lengua de Mick Jagger, la composición de Marylyn Monroe y la bandera norteamericana. Con esta misma bandera, Jimmy Hendrix y elementos alegóricos a Woodstock.

Luego de muchos azares, riesgos y aprensiones, Blackmore encontró su oficio. Actualmente trabaja como utilero del grupo de Rock, Dimensión Vertical. Cuando mira atrás su vida, siente la satisfacción de no haber dejado mucho de si por el camino.

Toca por oído y afición guitarra y piano. Nunca se sintió capaz de hacerlo desde un escenario. Eso no es para él. Le pregunto por los grupos de rock nacional y declara que sus preferencias se inclinan por Zeus, Venus y Taxon.

Tiene conocimiento de los grupos que se destacaron en los finales de los 60 y en los 70 del pasado siglo. Conoce por cintas el trabajo de Los Pacíficos, Los Jets, Los Dada y los Gnomos. Aunque sin el nivel de especialización alcanzado con los grupos británicos y norteamericanos, se interesa por el rock nacional.

La vida fue dura y difícil para Blackmore. Ha trabajado en múltiples oficios que siempre le resultaron ajenos. Ha sido ayudante de construcción, sereno y operario de la planta de pre fabricado de Lawton.

Su vida estudiantil quedó truncada de forma abrupta. Estudiaba Producción de metales ferrosos, en el Instituto Tecnológico Amistad Cubano-Soviética. Esto fue a comienzos de los 80. Logró llegar hasta el segundo año de sus estudios. Era un adolescente que quería llevar el pelo largo.

Para lograr su propósito alegó sufrir un padecimiento en la cabeza. La llevaba cubierta con una media que ocultaba una nada despreciable melena. En una oportunidad, jugando balompié, la media cayó. Con la media se liberó una melena rubia desconocida hasta ese instante. Fue expulsado.

De inmediato fue llamado a servir en el ejército. En el
Servicio Militar Obligatorio, tampoco duró mucho. Luego de una extraña dolencia sicosomática y de pasar un mes aproximadamente sin comer, producto del padecimiento, fue dado de baja.

En la actualidad, Blackmore vive la realidad que se ha creado. Está atrincherado. A los que le critican por no madurar, no les reprocha las vicisitudes de su juventud. Si no le permitieron ser joven, él se vengó al no envejecer.
Fin, 2005-10-17
jgonzafeb@yahoo.com
http://prolibertadprensa.blogspot.com/

Tomado de http://www.cubanet.org/
2005, mayo-junio

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