jueves, 27 de marzo de 2008

Preferimos cocinarnos en la Liya, Félix Reyes Gutiérrez




Después de la tan promocionada Revolución Energética por parte del estado cubano a principios del pasado año 2006, pocos podrían imaginar que las divulgadas promesas gubernamentales, al cabo de los años, se manifestaran de forma intermitente.

En aquel entonces la cúpula gubernamental encabezada por el Dr. Castro, prometió al pueblo cubano el cambio de bombillas eléctricas, televisores, refrigeradores, ollas arroceras, multipropósitos, fogones eléctricos, ventiladores, calentadores, aires acondicionados y hasta jarras para hervir agua.

Todo con el objetivo de ahorrar combustible y eliminar los molestos y prolongados apagones en la isla. Pero han transcurrido casi dos años del largo y acostumbrado discurso castrista y gran parte del pueblo se queja por las deficiencias de estos electrodomésticos.

Unos ciudadanos ven pasar los meses y los meses, mientras otros, no han recibido ninguno de los promocionados equipos, pues como refieren los afectados los 30 000 televisores enviados a Bolivia, los amigos chinos no los han repuesto y nadie sabe que pasa con los fríos aires acondicionados.

A las familias que han adquirido parte de estos medios, sus economías se les han debilitado. Esto está dado por el alza del precio en la tarifa eléctrica y los pagos que mensualmente realizan al estado cubano. También pesan los créditos asignados tras recibir los citados equipos; por lo que cada día los pobladores se muestran más disgustados.

Por otra parte debido a la entrega de las cocinas eléctricas, un gran por ciento de cubanos se deshizo de los fogones que utilizan kerosén. Estos son los más utilizados en el país históricamente y hasta las tan demandadas cocinillas que se valen del gas licuado, han entrado en estado de extinción por las restricciones del citado combustible.

Pero, la ciudadanía se ha visto obligada a rescatar las otrora desechadas hornillas, que utilizan el derivado del petróleo, debido a que el carburante ha vuelto a hacer acto de presencia en las bodegas cubanas producto del resurgir de los apagones.

Durante el fenecido 2006 y también como parte de las transformaciones en el sector energético, en casi toda la isla fueron instalados los denominados grupos electrógenos, para satisfacer supuestamente la demanda de electricidad, pero no hemos alcanzado el primer trienio y se ha convertido en una utopía Fidelista más.

Después de la puesta en funcionamiento de las publicitadas plantas emergentes, la frase del gobernante Fidel en unas de sus alocuciones del citado año: “A partir del 1ro de Mayo de este año no habrán más apagones”, se convirtió en una farsa, dentro de su gran colección de equívocos.
Desde principios del año 2008, los desagradables apagones han continuado como dije anteriormente.

Este es un inseparable azote para los pobladores cubanos; se han producido fallas de la corriente eléctrica por períodos de hasta tres horas o más, como promedio diario en los diferentes pueblos y ciudades del territorio central del archipiélago.
O sea que la correlación entre la oferta y demanda de electricidad calculados por los “ingenieros sociales” del estado en el poder, continúan siendo errados, como equivocada fue la instauración del socialismo desde el propio 1ro de Enero de 1959, mal que por desgracia todavía padecemos.

Es por eso que la vecina pareja de ancianos enfermos y jubilados nombrados Eumelia Torres y Ramón Ruiz apodado El Chino, le dicen a quien quiera oír a toda voz: “Entre las continuas interrupciones eléctricas, la rotura de los equipos y lo poco que nos queda por las deudas contraídas con el estado, lo que preferimos es meternos y cocinarnos dentro de la olla de presión china Liya”.
Villa Clara, 24/03/2008
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