jueves, 13 de marzo de 2008

Otra Cuba en venta, Laritza Diversent





Detrás de los dulces cuentos de igualdad de posibilidades, es difícil discernir la auténtica faz del socialismo en Cuba y desentrañar muchas de las cuestiones que plantea su realidad.

Muchos pueblos del mundo no conocen la verdad que vive hoy la población cubana. Sin embargo, principalmente muchos latinoamericanos se arrogan el derecho de juzgar a un cubano cuando huye del país. Incluso, lo rechazan socialmente en sus territorios.

Esto sucede porque sólo conocen a la Cuba solidaria que manda médicos y maestros a cualquier parte del mundo, la que dona clínicas y hospitales a países pobres.

Sólo conocen que somos un pueblo con educación y salud gratuitas y accesibles a todos.

Lo que no saben es que disfrutamos estos beneficios únicos alcanzados en más de 49 años porque hemos soportado concientemente la explotación económica general de toda la sociedad. Hemos aceptado la limitación máxima de nuestros derechos fundamentales para que el gobierno socialista lograra equidad y justicia social en nuestra nación.

Esta es nuestra verdad. No tenemos derechos a la educación y al trabajo. Estamos obligados a educarnos y a trabajar, pero no para satisfacer nuestras necesidades económicas, espirituales y culturales. Está demostrada la incapacidad que afrontan las familias cubanas para asegurarse alimentación, vestido y viviendas.

Trabajamos para hacer realidad los sueños irrealizables y por demás frustrados de un gobernante caprichoso y demente. Aspira a convertirse en el ombligo del mundo a costa del sudor y los sacrificios de su pueblo. Un Quijote que ha exigido de nosotros resignación y esfuerzos que en nada nos han sido retribuidos.

En los primeros años, el socialismo que sustituyó a la “república mediatizada”, rebosaba de ánimo y energía creadora. Parecía que había llegado la libertad y el bienestar. Poco después, empezaron a disiparse como la niebla, todas nuestras ilusiones.

Con el correr del tiempo, una vez que la clase dirigente se consolidó en el poder, esta empezó a frenar cada vez más el progreso social y económico. Cuba se convirtió en una sociedad agonizante y en descomposición, que avanza hacia su destrucción. No todo es culpa del bloqueo económico norteamericano. Gran responsabilidad es de las ineficientes estructuras diseñadas por los líderes de la revolución.

En casi medio siglo de socialismo en Cuba, sólo tenemos proyectos sociales a medias, hambre, miseria y una de las economías más atrasadas del hemisferio. La mayoría de la población se ve obligada a sostener una enconada lucha con el régimen para sobrevivir a la destructora y permanente crisis económica.

Las contradicciones internas del régimen socialista han generado gravísimas patologías sociales y económicas en nuestra sociedad. Continúan progresando, cuando bajo este sistema, se supone debían desaparecer. La prostitución, el aumento de la delincuencia, la inflación económica, la corrupción administrativa, el temor cada vez mayor ante un futuro incierto e imprevisible, son tan sólo algunas de estas enfermedades.

¿Se han cuestionado de donde salen los millonarios recursos que el estado cubano arroja, por medio de la solidaridad, al fuego de la guerra ideológica entre el socialismo y el imperialismo, si tenemos una de las economías más pobres del mundo?

No estoy en contra de la solidaridad entre los pueblos. Es justo y humano adherirse a las causas de otros. Lo que no es correcto es buscar el bienestar del prójimo poniendo en detrimento el propio. Estoy en contra de que se utilicen principios fraternales con fines políticos.

La oligarquía burocrática y el Máximo Líder, ídolo de muchos latinoamericanos, invierten nuestros modestos recursos en una lucha entre sistemas políticos, en vez de utilizarlos en aumentar el nivel de vida de la población cubana.

Venden al mundo una imagen fresca y nueva de una Cuba que no existe. Se ofrece el modelo cubano como la única vía del desarrollo económico y el progreso social. Como una alternativa de cambio, no sé para qué, porque en Cuba es un fracaso.

Esa imagen dista de ser la realidad del pueblo cubano. Está excesivamente manipulada y distorsionada. Oculta los hechos adversos al socialismo y el trasfondo de los mismos. Desvía la opinión pública mundial de los graves problemas cubanos.

Sólo tiene una función: formar un bloque de lucha norte contra sur para derrotar al imperialismo por cualquier medio, aunque esto signifique matar a todo un pueblo de hambre.
Arroyo Naranjo, 2008-03-07
laritzadiversent@yahoo.es

http://prolibertadprensa.blogspot.com/

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, a mi no me parece ni bien ni mal lo que dices sin embargo aseguras cosas sin siquiera poner los datos oficiales que aseguras, por ejemplo es de las economias mas atrasadas del emisferio... a mi me parece muy, pero que muy desacertado... al menos cuando miras los datos oficiales(que es de lo que se trata, porque de no ser asi es hablar por hablar y eso no es etico en un periodista).