jueves, 6 de marzo de 2008

Los medios de ‘esta gente’, Juan González Febles



El consejo dice: “El fin, justifica los medios”. Pero lo que advierte la vida y se reserva el consejo, es que: “Los medios corrompen el fin y llegan hacerlo perjudicial”. En muchas oportunidades he dicho y escrito, que la policía de Seguridad del Estado, la integran entre otras, personas viles dispuestas a cumplir órdenes criminales. Me faltó decir, irresponsables.

Un grupo integrado por seis periodistas independientes, dos opositores y dos jóvenes, uno de ellos, una personalidad pública fuimos objeto de una peligrosa provocación. El sitio fue en un camello, uno sin joroba. Un ómnibus articulado de fabricación europea, que sirve la ruta P3. La hora fue aproximadamente las 10PM, el día el viernes 29 de marzo.

Los opositores y los periodistas abordamos el ómnibus articulado en la parada de cabecera, es decir en la confluencia de las calles 11 y 24 en el Vedado. El lugar es referencial para los lances eróticos del pasado siglo XX. Allí, hoy sólo queda un almacén de desahuciados que perdió su vivienda y por supuesto, espera buenos tiempos por llegar. Ah, también para mantenerse dentro de esa costumbre nacional de la espera, lo hacen por otra vivienda. Se trata de un albergue transitorio, otro…

Dos paradas más adelante, abordaron el ómnibus dos jóvenes, se trataba de Carlos Lage Codorniú en compañía de una bella joven. Los jóvenes consiguieron asiento frente por frente a dos periodistas. Para ser más exactos, quedaron en el centro del grupo de periodistas y opositores.

Se les recibió con sonrisas. No podía ser de otra forma. Se le dio la bienvenida al Camello que sufre el pueblo de Cuba. Allí hubiera terminado todo, pero no fue así.

Desde el fondo del ómnibus, de forma repentina irrumpió otro joven. Se trataba de un individuo blanco, de una edad indefinida entre los treinta y los treinta y cinco años. Fornido y equipado con un sofisticado teléfono celular. El individuo a esas horas de la noche, en forma muy provocativa e incluso agresiva, pretendía debatir ‘como orientó Raúl’. Al menos eso fue lo que dijo.

¡Imagínenlo! El tipo pretendía debatir en medio de un Camello, tarde en la noche. Un Camello en que viajaban personas maltratadas por la vida, esa que da el régimen. Un debate con el hijo de alguien, a quien todos tienen sindicado como autor de no pocas aristas desagradables de la vida diaria. De inmediato todos comprendimos que se trataba de una provocación.

El ‘seguroso’ insistía, mucho más agresivo en provocar un incidente. No parecía importarle mucho que como consecuencia de su actuar irresponsable, alguien resultara lastimado. Ese alguien podía ser el joven Lage o cualquier otro pasajero. Podíamos perfectamente ser cualquiera de los que nos encontrábamos en el ómnibus. Pero el ‘seguroso’ insistía.

En aras de evitar, alguien lo interpeló y le dijo: “¡Oye compadre! Está bueno ya. No te das cuenta que estamos en un Camello, son casi las once de la noche y el muchacho (refiriéndose al joven Lage) no está trabajando, ni está en este momento para debatir nada. ¡Tumba eso!”
Pero insistía. Dijo: “Hay que debatir, aprovechen. ¡Esta ahí, no se callen, arriba…!”
A todas estas, sin perder la calma, el joven Lage le decía: “Escribe tú…”

Al percatarse de la imposibilidad para que el provocador callara, el joven Lage tomó a la joven que lo acompañaba por la mano, se dirigió al provocador y le hizo un gesto para que lo siguiera. Bajaron en la parada de la calle Acosta y la Calzada del Diez de Octubre. Lo último que alcancé a ver, fue a un joven visiblemente disgustado que regañaba al provocador y movía la cabeza repetidas veces en gesto de negación.

Estos fueron los hechos. Para un mañana en que no faltará otra provocación, bueno es decir que el joven Carlos Lage Codorniú, nunca estuvo más seguro que entre periodistas independientes y opositores pacíficos. Nadie tiene algo en su contra. En él vimos al joven que fuimos, alguien cansado por las fatigas del estudio o quizás del amor, acompañando a su muchacha en un ómnibus del transporte público a altas horas de la noche, nada más.

Si tenemos contra su padre, pero tenemos más contra Raúl Castro, contra Fidel Castro y contra muchos otros. Pero sólo aspiramos a juzgarlos un buen día como criminales de guerra. Cuando ese día llegue, lo haremos brindándoles las garantías procesales que ellos nos niegan y si fuera posible, en un escenario en que las leyes de la república hayan proscrito para siempre la pena de muerte.

No somos pandilleros ni provocadores y nos importan mucho los medios, para que no se nos eche a perder el fin. Somos periodistas y opositores pacíficos que aspiramos a restablecer la democracia y el estado de derecho en Cuba. Nada más, pero nada menos.
Lawton, 02/03/2008
jgonzafeb@yahoo.com
http://prolibertadprensa.blogspot.com/

Nota: Los periodistas presentes en el hecho fueron: Laritza Diversent Cámbara, Ana Torricella, Luís Cino, Odelín Alfonso, Lucas Garve y Juan González Febles. Los opositores: Carlos Vélez y un activista de su agrupación política.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado González Febles:
Me gusta mucho leerte porque me recuerdas a muchos amigos que tuve en Lawton, pero eran tiempos mejores, entonces los hombres eran hombres y las mujeres bonitas. Me puedo identificar con Uds. en el incidente del camello. Yo me he visto en la misma situación... a Laritza, coño, me la dejan quieta... ahora bien, en lo del Sr. Lage Codorniú también estoy de acuerdo contigo. No se condena a nadie por asociación ni por estirpe, pero en lo referente al "seguroso", no le concedo ese nombre. Yo lo voy a llamar como se le llama en la calle 11 de Lawton-Batista: chiva, chivato, delator, pila'e'mierda, mamatranca, lambiallagas. Podría seguir hasta mañana... Bueno, socio, si te digo que te cuides, probablemente, estoy hablando mierda.

Anónimo dijo...

Estimado González Febles:
Como dice el joropo: Me despido a la llanera, despedirme no quisiera, pero no encuentro la manera. Por eso hago mías las palabras de José Martí y Pérez;

"Oculto en mi pecho bravo
La pena que me lo hiere:
El hijo de un pueblo esclavo
Vive por él calla y muere."

Hago mutis.

"Callo, entiendo y me quito
La pompa del rimador:
Cuelgo de un árbol marchito
Mi muceta de doctor."