La guerra de Chávez, Juan González Febles

Hugo Chávez Frías, el caudillo venezolano no cesa de sorprenderme. Sucede que recientemente andaba en busca de su guerra. Se tomó más que en serio la muerte de uno de los principales cabecillas de las FARC, me refiero a Raúl Reyes. Llegó a calificar como asesinato la muerte del terrorista, ocurrida en ejercicio de sus ‘funciones’, en territorio ecuatoriano. Nadie puede justificar lo que hacía el Sr. Reyes en territorio ecuatoriano. Puede barruntarse que el gobierno ecuatoriano del Sr. Rafael Correa fue cómplice de las actividades criminales de las FARC. ¡Quien sabe!

El caso es que Hugo Chávez, pareció intentar resolver sus graves problemas internos a partir de una oportuna guerrita. Una guerrita breve y más o menos cruenta, que pudiera acreditarlo constitucionalmente para el usufructo de poderes extraordinarios. A partir de estas nuevas potestades, podría intentarse la consolidación de su régimen. Genial.

Había dicho que ‘liberará Colombia’. Dios nos libre de tal escenario y libre a Colombia de tal ‘liberación’.

Los dictadores, no suelen tener suerte en los comicios. Fidel Castro nunca ha sido elegido en ninguna elección. Ni en sus días de estudiante, ni nunca. Luego de establecida una férrea dictadura, en Cuba tiene lugar un simulacro al que llaman elecciones. Es a partir de este simulacro que Fidel Castro logra salir ‘electo’, al igual que el resto de su gente.

Hoy día Chávez no tiene la posibilidad real que consagra la ley para ser reelecto. Necesita la guerra y el incidente que culminó con la muerte del narco-terrorista Reyes, pudo ser el pretexto soñado. Una guerrita breve y lo suficientemente cruenta entre Venezuela y Colombia, con participación ecuatoriana explícita y aportes cubano-castristas implícitos, sería suficiente. Lo ideal como para que el mundo trabaje para su final, a partir de una ‘paz negociada’. Esa era la respuesta.

Todo concluiría con un sangriento empate como en Corea y quizás, con suerte, las FARC serían borradas de la faz de la tierra. Una pérdida colateral, que sería garantía para un
castro-chavismo consolidado en Venezuela. Valía la pena, aunque quizás a Marulanda y a sus FARC no les hubiera gustado mucho el arreglo.

Para la ocasión, el presidente ecuatoriano Rafael Correa, rasgó sus vestiduras y clamó por la ‘soberanía nacional’ violada por militares colombianos. Negó de forma tajante cualquier vínculo de su gobierno con las FARC y rompió relaciones con Colombia. Todo parece indicar que su gobierno reconoció de forma unilateral y secreta la condición beligerante de las FARC. Sólo así, el cabecilla de una narco-guerrilla podría entrar y salir del territorio ‘neutral’ de otro estado, sin temor a sorpresas desagradables.

Por otra parte, fue perfectamente justo aplicarle el jarabe de hierro, que bebió felizmente y por última vez el Sr. Reyes. Hoy puede asegurarse, que no volverá a participar en ningún secuestro o ejecución extra judicial. Existe una sólida garantía que avala esta afirmación. Que descanse en paz, en su rincón del infierno.

Lo que resultó del todo incomprensible, fue la payasada de Chávez. El traslado de tropas hacia la frontera con Colombia que ordenó, es improcedente, a menos que allí hubiera algo oculto. También el retiro del embajador y los clarines de guerra que tronaron desde Miraflores. Menos mal que todo quedó en otro escándalo más. No pasó de ser su burrada de marzo.

Como cubano, me importa mucho lo que pase en Venezuela. A fin de cuentas, es el último clavo ardiente a que se aferra la dictadura militar cubana.

Por todo lo anterior, en todo lo referente a que se acabe el chavismo, soy un venezolano más. Cuba necesita que Venezuela se sacuda a Chávez de encima. Este sería el principio de un fin anunciado para el castrismo.

La otra buena noticia de todo este caso es que nadie está a salvo de las armas de la democracia. Cualquier momento, puede ser el último para los enemigos de la libertad. Los teléfonos celulares dañan la salud de los terroristas y sus apañadores.

Hoy, mientras Hugo Chávez se recupera del ridículo y procura no pasar por La Haya, Castro escribe Reflexiones, Pérez Roque firma pactos y Marulanda pone sus bardas en remojo. Cuba espera y parece que Venezuela y Sur América también.
Lawton, 04/03/2008
jgonzafeb@yahoo.com
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