jueves, 22 de enero de 2009

DESDE LAS PRISIONES # 52





¡QUEREMOS SER ESCUCHADOS! (MENSAJE AL CONSEJO DE DERECHOS HUMANOS DE ONU) Oscar Sánchez Madan
Prisión Combinado del Sur, Matanzas, enero 22 de 2009, (SDP) En correspondencia con la próxima visita a Cuba del representante de ese organismo internacional, con el propósito de realizar una inspección universal de acuerdo con los reglamentos establecidos y la manifestada buena voluntad por parte de las autoridades cubanas, me dirijo a ustedes para en nombre de los abajo firmantes, para demandar que se nos escuche dentro y fuera de las prisiones.

Los presos políticos cubanos, tanto los que estamos en prisión, como los miles que han pasado por ella, estamos en condiciones reales de explicar lo que ha significado para nuestro pueblo estos últimos cincuenta años de totalitarismo ultra izquierdista, en materia de Derechos Humanos. No albergamos en nuestras mentes ni un ápice de revanchismo por las condiciones infrahumanas que nos ha impuesto el gobierno de nuestro país por defender a un altísimo costo la letra y el espíritu de la Carta Universal de Derechos Humanos, más bien deseamos que se haga justicia por los crímenes que han tenido lugar en nuestra Isla, en las últimas cinco décadas y por las difíciles condiciones en que vivimos aun los cubanos.

Deseamos contribuir en la formación de un estado democrático y de derecho donde no tengan cabida ni la ausencia de libertades ni los abusos gubernamentales. Un clima de paz necesita nuestro pueblo, por tanto, proclamamos ante la próxima visita de vuestros representantes, esta necesaria demanda: ¡Queremos ser escuchados!
primaveradigital@gmail.com

NOTA: Este llamado ha sido firmado por numerosos prisioneros políticos y de conciencia recluidos en las cárceles cubanas.

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DESDE LAS PRISIONES TRASLADO, Pablo Pacheco Ávila
Prisión Provincial de Morón, Ciego de Ávila, enero 22 de 2009, (SDP) Temprano en la mañana del 9 de enero apareció en la galera el jefe de Orden Interior de la Prisión Provincial de Morón, teniente, Ernesto Vidal Ruiz. Como si me asombrara el futuro de mi destino en prisión, me dijo a quemarropa:
-Pacheco, recoge todas tus cosas que te vas conmigo”.
Sólo atiné a responder:
-¿Y para donde me llevan, si es que se puede saber?
-Eso te lo dirán los jefes…”. Dijo a modo de toda respuesta.

En ese instante pensé: Entonces, ¿qué cosa es él? Pero preferí guardar silencio. Minutos más tarde me encontraba en la oficina del director, Mayor Ricardo Díaz. Este me informó que sería trasladado a la Prisión Provincial de Canaleta. Que no había clasificado para permanecer en este recinto carcelario de Morón. No me tomé el trabajo de recordarle que en marzo próximo cumplo seis años de injusto encarcelamiento. O que soy primario y no reincidente en prisión. Sólo dije con legítimo orgullo: “Andando, que para luego es tarde”.

Al salir de la oficina, me encontré con la sorpresa que mi amigo, compañero de infortunio y preso de conciencia, Félix Navarro Rodríguez, corría mi misma suerte. Nos dimos un abrazo espontáneo, permeado de cariño y respeto. Félix fue llevado en un carro patrulla y yo en otro, que aguardaban por nosotros.

Me alegré porque el carro tomó la ruta de Ceballos, localidad en la que crecí. La región resalta por el verde de sus sembrados y de sus tierras ociosas, siempre verdes ambas. Por supuesto, las tierras ociosas tienen un nombre: propiedad del estado. En la distancia vi la Secundaria Básica en el campo, José María Martínez Tamayo donde estudié.

Ceballos está como de costumbre, sus calles rotas sin asfaltar. Las casas con una capa de un metro de tierra colorada, también los edificios. Para los forasteros, quizás todo sea demasiado feo. Para mí, no. Yo encontraba esa forma de belleza que se encuentra en lo que uno ama y que reside en la mirada propia.

En Canaleta, nos quitaron las esposas y fuimos recibidos por el segundo jefe de la prisión, Mayor Landri. El jefe de Orden Interior, capitán Tejera, nos requisó y se encargó de introducirnos al destacamento. Ahora me encuentro con otros cubanos, nuevos compañeros de infortunio. Estoy en un lugar peor, de acuerdo al juicio de nuestros carceleros.

Que para bien sea.
primaveradigital@gmail.com

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