jueves, 29 de enero de 2009

NAVEGANDO EN EL KURSK, Aleaga Pesant




Plaza, La Habana, enero 29 de 2009, (SDP) El Kursk, era el submarino nuclear estrella de la armada rusa. Se consideraba imbatible por especialistas y almirantes. Era la imagen del renacimiento de un imperio trastocado, luego de la debacle comunista de fin de siglo XX.

Según una hipótesis, el ingenio se hundió en aguas poco profundas el 12 de agosto de 2000, luego de ser torpedeado por el sumergible norteamericano USS Menphis, en medio de maniobras navales rusas en el Mar de Barents. Murieron 118 hombres, aunque varios sobrevivieron hasta tres días en ese sarcófago de última generación. No fueron rescatados. Las razones no han sido esclarecidas aun.
La cargada agenda exterior del Presidente Raúl Castro, incluye en el año 2009 la visita a la antigua metrópolis de la isla, Rusia. Su alegría por los preparativos del viaje, es euforia, según cuentan discretamente algunos colaboradores.
Raúl Castro volverá al país de sus sueños, esta vez como Jefe de Estado. Por mucho tiempo pensó que esto no ocurriría. El desplome de la Unión Soviética en 1991 primero y, más tarde la agria despedida a Vladimir Putin en el año 2001, cuando el entonces presidente ruso, decidiera cerrar la base de escucha electrónica de Lourdes, le dieron que pensar.
Aunque la disputa fue mas bien con su hermano Fidel, quien lloró amargamente como dama despechada, el cierre de la base de espionaje, la despedida a los militares rusos con balalaika, al son del himno soviético, le recordó al General de Ejercito la salida de los misiles nucleares, en octubre de 1962.
Como el agua pasada no mueve molino, el General Presidente, retoma las viejas amistades rusas y recibió durante el 2008, al Presidente Medvedev, más tres visitas consecutivas del Vicejefe del gobierno Igor Sechin. Se ha puesto alfombra roja a las ayudas moscovitas tras el paso de los huracanes de septiembre y se recibió con todos los honores a una escuadra naval.
Antes del 2009, visitaron a la Antilla mayor de manera exclusiva cuatro presidentes rusos-soviéticos: Leonid Breshnev de origen Moldavo (1974), Mijaíl Gorbachov (1989), Vladimir Putin (2001) y Dimitri Medvedev (2008). Fidel Castro, es el único Jefe de Estado cubano que visito Moscú. Lo hizo en muchas ocasiones, algunas hasta de manera secreta.
Por eso, la visita de Raúl Castro, se ubica en las relaciones que hace 50 años La Habana, mantiene con Moscú. Con altas y bajas, más en dependencia de la posición geoestratégica de la isla, y de la visión geopolítica del imperio eslavo, que de la visión ideológica, tan sugerida por algunos analistas.
La debilidad económica social de la isla, acrecentada por la presencia de tres huracanes devastadores en muy poco tiempo en el 2008, así como la nominación como el segundo país con una mayor deuda ante el Club de Paris, más de treinta mil millones de dólares, además de una muy voluminosa con Rusia, la hace presa fácil de los depredadores imperios emergentes como el ruso, el chino y el brasilero, quienes dan créditos blandos para mantener una presencia, que les permita influir en el área.
No por gusto Raúl Castro, regresó hace poco de Brasil, donde fue recibido por todo lo alto por el Presidente Luis Da Silva, visitará Moscú, y pronto se espera su presencia a Beijing, invitado por el Presidente de la dictadura comunista Hun Jintao.
En específico, la reactivación de las relaciones ruso-cubanas tiene como telón de fondo el apoyo incondicional del “General Presidente” a la invasión Rusa a Georgia, hecha pública el 11 de agosto pasado. Sumemos a esto, el intercambio previo de altos funcionarios entre La Habana y Moscú y las especulaciones del diario Izvestia sobre las intenciones de usar a Cuba como base logística de los bombarderos estratégicos y la última visita de los buques de la armada rusa a La Habana.
Aunque el Presidente Castro presume de la salud de su hermano y de una eventual solución del desastre económico cubano, su viaje a Moscú me recuerda la última salida del Kursk mar abierto.
aleagapesant@yahoo.es

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