jueves, 29 de enero de 2009

OBSTÁCULOS DIABÓLICOS, Félix Reyes Gutiérrez



Santa Clara, Villa Clara, enero 29 de 2009 (SDP) La oposición al gobierno cubano o al castrismo es sinónimo de asedio policial, privación de libertad, golpizas, actos de repudio, despidos laborales, escuchas telefónicas, violación de la correspondencia e impedimentos de todo tipo, inclusive en la esfera de la salud.

Edel Torres Castellón es miembro del Partido Liberal Cubano y firmante del Proyecto Varela. No vota en las elecciones parlamentarias ni milita en los Comité de Defensa de la Revolución (CDR). Rechazó además el carné de reservista a inicios del 2006.

Reside en la comunidad rural Peñasco, del poblado Potrerillo, en Cruces, provincia Cienfuegos. Vive en solitario en una vivienda de unos cinco metros de largo por tres de ancho, con paredes de madera, techo de fibrocemento y piso de tierra.

En agosto del 2006, el luchador pro democracia presentó palidez en la piel y comenzó a sentirse débil. Acudió a la policlínica de Potrerillo y le realizaron un análisis que arrojó 7.0 de hemoglobina, por lo cual fue remitido a centros asistenciales de las municipalidades de Cruces y Cienfuegos.

Arribó al poblado de Los Molinos y no lo examinaron porque el centro asistencial carecía de técnicos. Tampoco en la llamada Perla del Sur por falta de reactivos para diagnosticar el padecimiento.

Ante esa situación, el opositor pacífico se dirigió a la dirección provincial de salud pública del territorio sureño y expresó: “Lo que promulgan los medios de difusión masiva en la isla es mentira. Cuba no es potencia médica mundial, es un desastre”. La protesta conllevó a la realización de los exámenes médicos y le indicaron Fumarato Ferroso vía intravenosa.

A mediados del 2007, la hemoglobina del oponente al gobierno descendió hasta 5.0. Se trasladó al hospital villaclareño “Celestino Hernández Rubau” donde criticó las pésimas condiciones del lugar. Allí lo transfundieron. Sin efectuarle la rectoscopía, ni la endoscopía entre otras pruebas clínicas y de laboratorio, le dieron de alta.

Con posterioridad, retornó a la instalación médica situada en la ciudad de Santa Clara. Los médicos le realizaron un ultrasonido de cuello o Baff que arrojó un nódulo en la glándula tiroides. Asimismo le informaron que contactara al cirujano Raúl Luís Reyes Alpízar porque requería de operación.

Días después, cuando se encontraba en la sala de pre operatorio, una enfermera salió del salón e informó a los pacientes que los actos quirúrgicos estaban suspendidos porque el tubo abastecedor de agua se había roto. De regreso a la sala de cirugía, escuchó una voz que dijo: “Los hospitales son para los revolucionarios”.

Volvió al centro asistencial la semana siguiente y fue informado que las operaciones de cuello aún estaban suspendidas. Planteó la inquietud al doctor Reyes Alpízar y este en tono irónico respondió que sus análisis habían vencido. También se dirigió a la oficina de los directivos y le plantearon que personas desconocidas habían hurtado el tubo de agua.
Ingresó nuevamente en el hospital “Dr. Gustavo Aldereguía Lima” el 28 de diciembre del pasado año. La hemoglobina en 9.8 y la presencia del Necator Americano le imposibilitaron asistir al quirófano. Entre otros factores, por un ineficiente tratamiento con Metronidazol durante 30 días.

Actualmente el campesino, quien desconoce las causas de su anemia crónica, aún sufre de tiroidismo, parasitismo, quiste braquial, giardias y cálculos vesiculares. Además presenta inflamación en la encía superior derecha y dolencias en uno de sus hombros resultado de una paliza. Denomina obstáculos diabólicos a estos procedimientos gubernamentales.
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