jueves, 29 de enero de 2009

OTRA CATERVA, Odelin Alfonso Torna


Arroyo Naranjo, La Habana, enero 29 de 2009, (SDP) Alberto Scud fue a cobrar su chequera de jubilado y se llevó una sorpresa. Los 45 pesos adicionales en moneda nacional (MN) que ofrece Seguridad Social para cubrir sus gastos en el comedor comunitario ya no serían incluidos en la nueva nómina. Según le comunicó la trabajadora social, la suspensión del extra se debía a que Alberto asistía esporádicamente al comedor.

Cientos de jubilados, impedidos físicos e indigentes capitalinos, se benefician con este aumento. El costo diario por persona en un comedor comunitario, dígase entre almuerzo y cena, oscila entre 1 y 1. 50 pesos MN, suficiente para llenar el estómago los 30 días del mes.

El caso de Alberto, viene a confirmar la exhaustiva revisión de los “subsidios innecesarios” a los que hizo referencia el General en Jefe, Raúl Castro, en el cierre de la Asamblea Ordinaria correspondiente al 2008.

Cada Consejo Popular capitalino cuenta con uno o dos de estos comedores comunitarios, según lo exija su dimensión territorial o cantidad de jubilados. Sucede que en muchos casos, estos comedores están muy distanciados de los consumidores, generalmente personas de la tercera edad.

Alberto Scud tiene 69 años y reside en el reparto La Prosperidad, municipio capitalino de San Miguel del Padrón. Para llegar al comedor comunitario de su Consejo Popular, ubicado en la barriada de Reboledo, tiene que trasladarse alrededor de dos kilómetros. Si a esto le sumamos que Alberto padece de una cardiopatía, resulta una tarea de héroes.

El 27 de diciembre de 2008 se aprobó por “unanimidad la nueva ley de Seguridad Social, una versión de la ley 24 del código en cuestión. Según declaró el ministro de Seguridad Social, Alfredo Morales Cartayas, en la sección “Al derecho”, correspondiente al jueves 15 de enero en la tele revista Buenos Días, esta ley “asegurará la cantidad de riesgos que se presenten”.

En cuanto a las modificaciones de la nueva ley, el propio ministro aseguró que “se mantuvieron todos los requisitos recogidos en la ley 24, a la vez que se ampliaban y se concedían nuevos beneficios”.

Obviamente, no todos los jubilados reciben este aumento como salvoconducto para el programa de comedores comunitarios. Tampoco existe una regla que limite o excluya a unos de otros, a pesar de que la admisión de un jubilado está en manos de los representantes que atienden los Consejos Populares por el ministerio.

Alberto es un jubilado enfermo y sin apoyo familiar. Dependía de esos 45 pesos que en algo amortiguaban su sustento. Quizás con esto compraba por la izquierda algo de arroz, leche en polvo o picadillo condimentado.

“De todas formas me da igual, la comida de Reboledo era un sancocho”, dice el anciano. Nada novedoso en su planteamiento, porque por ahí anda la otra caterva de problemas.
odelinalfonso@yahoo.com

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