jueves, 22 de enero de 2009

SÓLO PROPAGANDA, Amarilis C. Rey


Managua, La Habana, enero 22 de 2009 (SDP) Fue un retrato que se colocó hace algunos años en los sitios que brindaban servicios a la población y del que hoy pocos se acuerdan.

Se trató de la imagen de una mujer sonriendo dulcemente, y debajo una frase: “Creemos en el valor de una sonrisa”. La propaganda llamaba a un trato eficiente, cortés y respetuoso con aquellos que necesitaran de hospitales, farmacias, notarías, funerarias y toda una gama de lugares indispensables para funcionamiento de la sociedad.

Aquellas sonrisas se fueron apagando, y muchos hoy en la isla sostienen la opinión de que estos servicios hay que pagarlos si se quiere que las cosas salgan bien. Eso de que “la gente trabaja bien por conciencia” en la práctica, resultó poco practico.

La mayoría trata de remunerar con lo que puede, por eso no es nada extraño que asistan a la consulta de un hospital llevando una jaba con algunas libras de malangas, mangos, o frijoles, para agradar a un médico al que se esta agradecido, o a cualquier otra persona que ha prestado un servicio eficiente y así garantizar su atención en próximas ocasiones.

Hay quien resuelve llevando un termo con café y brindarles del néctar a todos con quien deba hablar para gestionar cualquier problema. Esto ablanda notablemente los corazones de los que están en puestos claves: información, secretarías, enfermerías y otros.

Cuando Carmen llegó al edificio de la oficina de la vivienda del municipio Arroyo Naranjo, en Ciudad Habana, había varias personas tratando de informarse sobre trámites referentes a legalización de viviendas. La empleada mostraba una cara seria, de muy pocos amigos, sin deseos de hablar y mucho menos sonreír.

Cuenta que luego de un largo rato esperando salio del lugar cruzó la calle y compró un pan con mayonesa en una cafetería cercana.

De vuelta con la merienda, se acercó a la empleada y le comentó en voz baja: “mira, yo sé que el publico agota. A lo mejor hoy no has desayunado; por eso te compré este pancito, cómelo, y cuando puedas me llamas para que me orientes respecto a mi caso.”

“Me retiré hacia una esquina, dijo, no pasaron cinco minutos cuando me llamó para explicarme todos los trámites, con lujo de detalles, que debía realizar. Además los apuntó en un papel para que los recordara, con amabilidad y sonriendo. Y eso, fue por un pan con mayonesa. Si le hubiera llevado uno con bistec me deja sentada en mi casa y ella hace todos los trámites por mí”.

Los factores que determinan esta conducta no expresan la fea cara de la deshumanización que nos invade, sino los niveles de necesidad y hostilidad a los que se ha enfrentando el cubano a través de cinco decenios, bajo un sistema que en teoría, pretende alcanzar el bienestar espiritual y material de la población, solo que ha logrado lo contrario.
amarilisrey@yahoo.com

1 comentario:

Politicamente Incorrecto dijo...

Así es, no existe el trabajo por conciencia, la conciencia no se come ni mata la sed, aquí en Miami hay algunos empresarios cubanos como Benjamín León de León Medical Centers que han intentado con fracaso rotundo el trabajo por conciencia, están locos. Es el mundo real, si vas a un restaurant y no das propina, la próxima vez te dan la comida fría y te demoran, si "cooperas" todo es diferente, así es el mundo y todos reaccionamos así. Aquí si quieren que la gente trabaje bién, tienen que pagar, sino, se joden.