Centro Habana, La Habana, enero 29 de 2009, (SDP) Reitero una vez más, que hasta ahora nos hemos caracterizado por no conceder la más mínima atención a esos embates. En cambio, nos dedicamos con todas nuestras fuerzas, a trabajar por promover los cambios necesarios que anhelamos todos los cubanos y a la consolidación y desarrollo del partido que presido. Creo también que, a veces es necesario revisar la conducta ética con la que nos identificamos, para responder ante los inmorales e injuriosos desatinos, con sólidos principios éticos y consistentes argumentos imposibles de rebatir.
El 3 de enero del presente año, llegó a mis manos un artículo que fuera publicado en Internet en la página de “Cuba Matinal”. Su título: “El Partido Solidaridad Democrática; una historia inconclusa”. Su autor: Pablo Silva Cabrera. El documento me pareció normal. Es decir estaba dentro de los cánones establecidos por aquellos que se dedican a tratar de insultar la inteligencia de los lectores, utilizando verdades a medias y mentiras mal intencionadas para tratar de desacreditarme.
Sin embargo nada me causó tanta risa, como cuando me leí a continuación, al lado de su nombre lo siguiente: Presidente del Partido Solidaridad Democrática. Ciertamente nunca había visto tan poca seriedad y tanta desfachatez en una sola persona ¿De verdad creyó éste señor ser presidente del PSD alguna vez? ¿De qué partido y desde cuando? Que yo sepa el PSD es uno sólo ¿En cuales de las seis elecciones anteriores resultó elegido como tal? ¿Sería en el proceso electoral del 2005? No es posible porque en esa ocasión fui reelegido por tercera vez. Como bien dice Pablo por un voto, pero ventaja al fin. ¡Esa es la democracia!
Lo que no dijo éste señor es que esa mínima diferencia se produjo porque la mayoría de los delegados provinciales no pudieron llegar a tiempo ¿Se imaginan cuanta ventaja pude haber obtenido? Habría sido de diez u once votos. Entonces ¿Cuando y como obtuvo éste señor el cargo que tanto ha anhelado y que en 15 años no pudo lograr democráticamente?
Supongamos que de alguna manera lograra su sueño dorado, cuando cobardemente y por la espalda intentó hacerse con la presidencia de la organización, junto a cinco complotados en enero de 2007. Si hubiera sido así ¿Dónde está ese partido? ¿En que situación se encuentra? ¿Si fuera posible mencionar los nombres de alguna delegación de los 169 municipios de nuestro país? ¿Si pudiera mencionar los nombres de cinco miembros más, por supuesto que no fueran los complotados que utilizó en el 2007? ¿O si fuera posible dar a conocer su Ejecutivo Nacional y los proyectos propuestas, reuniones y actividades importantes, que no fueran para fraguar compañas difamatorias en contra de otros opositores y que tuvieran que ver con los transformaciones en Cuba?
Pero no ha sido así. Hasta el momento cuando publican algo, lo hacen sólo para atacar, calumniar y difamar a los que diariamente trabajamos por cambiar las cosas en Cuba. Como dijera el compatriota Carlos Saladrigas, en un estupendo artículo titulado “Cuba y las ballenas”, publicado recientemente en el Nuevo Herald, haciendo referencia a Miami, en uno de sus párrafos dice lo siguiente: “Hay muchos aquí que viven por Cuba, pero hay algunos que viven de Cuba”. Pues que no le quepa duda Sr. Saladrigas. Aquí, de al lado de acá del charco también los tenemos.
Me pregunto como será posible dirigir una supuesta organización política, si siendo vicepresidente de un partido, al parecer no supo interpretar su Reglamento Ético Funcional, el documento que regía las normas disciplinarias y funcionales del PSD desde hacía varios años, hasta el 8 de mayo pasado, En el momento de la intentona, en el punto tercero de aquel Reglamento, referido exclusivamente a las destituciones decía:
La destitución del Presidente o Vicepresidente sólo podrá efectuarse a propuesta del Ejecutivo Nacional, mediante información documentada y la aprobación de la mitad más uno de los miembros de ese órgano. Ahora bien ¿Quiénes conformaban el Ejecutivo Nacional? Expresaba dicho Reglamento: que el Comité Ejecutivo Nacional estaba integrado por el Presidente, el Vicepresidente, los Secretarios, los delegados provinciales y algún otro miembro elegido democráticamente.
Esto significa que en aquel entonces, enero de 2007, para promover la destitución del Presidente debió contarse con, como mínimo, 25 personas: 14 del Ejecutivo Actuante (Secretarías) más 12 delegados provinciales que a su vez eran miembros de aquel Ejecutivo Nacional.
primaveradigital@gmail.com
NOTA: Fernando Sánchez López es presidente de una de las dos alas que se disputan la denominación Partido Solidaridad Democrática.
El 3 de enero del presente año, llegó a mis manos un artículo que fuera publicado en Internet en la página de “Cuba Matinal”. Su título: “El Partido Solidaridad Democrática; una historia inconclusa”. Su autor: Pablo Silva Cabrera. El documento me pareció normal. Es decir estaba dentro de los cánones establecidos por aquellos que se dedican a tratar de insultar la inteligencia de los lectores, utilizando verdades a medias y mentiras mal intencionadas para tratar de desacreditarme.
Sin embargo nada me causó tanta risa, como cuando me leí a continuación, al lado de su nombre lo siguiente: Presidente del Partido Solidaridad Democrática. Ciertamente nunca había visto tan poca seriedad y tanta desfachatez en una sola persona ¿De verdad creyó éste señor ser presidente del PSD alguna vez? ¿De qué partido y desde cuando? Que yo sepa el PSD es uno sólo ¿En cuales de las seis elecciones anteriores resultó elegido como tal? ¿Sería en el proceso electoral del 2005? No es posible porque en esa ocasión fui reelegido por tercera vez. Como bien dice Pablo por un voto, pero ventaja al fin. ¡Esa es la democracia!
Lo que no dijo éste señor es que esa mínima diferencia se produjo porque la mayoría de los delegados provinciales no pudieron llegar a tiempo ¿Se imaginan cuanta ventaja pude haber obtenido? Habría sido de diez u once votos. Entonces ¿Cuando y como obtuvo éste señor el cargo que tanto ha anhelado y que en 15 años no pudo lograr democráticamente?
Supongamos que de alguna manera lograra su sueño dorado, cuando cobardemente y por la espalda intentó hacerse con la presidencia de la organización, junto a cinco complotados en enero de 2007. Si hubiera sido así ¿Dónde está ese partido? ¿En que situación se encuentra? ¿Si fuera posible mencionar los nombres de alguna delegación de los 169 municipios de nuestro país? ¿Si pudiera mencionar los nombres de cinco miembros más, por supuesto que no fueran los complotados que utilizó en el 2007? ¿O si fuera posible dar a conocer su Ejecutivo Nacional y los proyectos propuestas, reuniones y actividades importantes, que no fueran para fraguar compañas difamatorias en contra de otros opositores y que tuvieran que ver con los transformaciones en Cuba?
Pero no ha sido así. Hasta el momento cuando publican algo, lo hacen sólo para atacar, calumniar y difamar a los que diariamente trabajamos por cambiar las cosas en Cuba. Como dijera el compatriota Carlos Saladrigas, en un estupendo artículo titulado “Cuba y las ballenas”, publicado recientemente en el Nuevo Herald, haciendo referencia a Miami, en uno de sus párrafos dice lo siguiente: “Hay muchos aquí que viven por Cuba, pero hay algunos que viven de Cuba”. Pues que no le quepa duda Sr. Saladrigas. Aquí, de al lado de acá del charco también los tenemos.
Me pregunto como será posible dirigir una supuesta organización política, si siendo vicepresidente de un partido, al parecer no supo interpretar su Reglamento Ético Funcional, el documento que regía las normas disciplinarias y funcionales del PSD desde hacía varios años, hasta el 8 de mayo pasado, En el momento de la intentona, en el punto tercero de aquel Reglamento, referido exclusivamente a las destituciones decía:
La destitución del Presidente o Vicepresidente sólo podrá efectuarse a propuesta del Ejecutivo Nacional, mediante información documentada y la aprobación de la mitad más uno de los miembros de ese órgano. Ahora bien ¿Quiénes conformaban el Ejecutivo Nacional? Expresaba dicho Reglamento: que el Comité Ejecutivo Nacional estaba integrado por el Presidente, el Vicepresidente, los Secretarios, los delegados provinciales y algún otro miembro elegido democráticamente.
Esto significa que en aquel entonces, enero de 2007, para promover la destitución del Presidente debió contarse con, como mínimo, 25 personas: 14 del Ejecutivo Actuante (Secretarías) más 12 delegados provinciales que a su vez eran miembros de aquel Ejecutivo Nacional.
primaveradigital@gmail.com
NOTA: Fernando Sánchez López es presidente de una de las dos alas que se disputan la denominación Partido Solidaridad Democrática.
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