jueves, 15 de enero de 2009

MIRAR HACIA ABAJO, Martha Beatriz Roque Cabello


Santos Suárez, La Habana, diciembre 11 de 2008, (SDP) Son momentos muy difíciles para el mundo en general, que incluyen a los que piensan que están dotados de impermeables y no los cogerán las lluvias.

El primer trimestre del 2009, será bastante movido, como lo ha sido el último del presente año. Después de la toma de posesión del nuevo inquilino de la Casa Blanca, se supone que comiencen los “Cambios” a los que hizo referencia durante toda su campaña electoral.

Cada vez que algún partido político -de los dos que se turnan el poder en los Estados Unidos- ha llegado a la presidencia, se piensa que durante su mandato ocurrirá el giro hacia la democracia en Cuba. Esto ya ha sucedido diez veces. Pero en la medida que pasan los años –y ya van transcurriendo cincuenta- la longevidad en la cúpula gobernante, permite pensar que esta evolución final está al llegar, aunque los cubanólogos, especialmente los que forman parte del exilio cubano, imaginaron toda una serie de escenarios para volver la hoja, entre ellos la sucesión, pero nunca se tuvo en cuenta la posibilidad de esta dicotomía en el poder: el Gobierno en manos de Raúl y el Partido en las de Fidel.

El nuevo Presidente tendrá que oír informaciones sobre aquello que esté vinculado con su toma de decisiones, en las que Cuba será solamente una semilla de mostaza (de un milímetro de diámetro) dentro de toda la compleja situación que encuentra internacionalmente, en particular, la crisis económica.

Sin embargo, sería muy importante que esta flamante administración estadounidense, mirara hacia abajo y se percatara de la situación que existe en estos momentos en América Central y del Sur, e incluso en el Caribe. Sobre todo con una evaluación de ¿qué han estado haciendo los presidentes anteriores que han permitido que el totalitarismo con apariencias de democracia se esté instalando en varios países de América Latina? Y que incluso se corra el peligro que en El Salvador tome también el poder el Frente Farabundo Martí, en las próximas elecciones.

Esto implica que no ha sido una prioridad para los Estados Unidos de América lo que ha estado pasando en el continente, con excepciones puntuales como el narcotráfico, el traspaso de sus fronteras por inmigrantes de México y otros países del área.

En el presente, hasta los rusos saben que esta región del mundo no está dentro de las prioridades de los americanos y lo aprovechan, han virado hacia acá su ofensiva. Si los “yankees” tienen aliados en los antiguos países socialistas, como Polonia y Chequia y piensan en instalar el escudo antimisiles, los “ex-soviéticos” se buscan nuevos amigos, entre los que construyen el socialismo del Siglo XXI, tratando de incrementar su poder frente a la influencia norteamericana.

Es un error de política internacional, el subestimar el impacto de estos países en el área, así como los nuevos vínculos con China, Irán y la propia Rusia. La relación entre causa y efecto de lo que está ocurriendo en la región es indiscutiblemente muy compleja y por tanto difícil de prever.

Si se mantiene el petróleo bajando de precio, y así parece ser, pues la influencia de Arabia Saudita no permitirá en el breve plazo que haya subidas violentas, Venezuela no tendrá los recursos que le han permitido llevar adelante los proyectos petroleros y el ALBA. Pero pueden surgir otros países interesados en mantener esta línea en la zona, apoyando con los recursos necesarios, lo que complicaría la posibilidad de restablecer las democracias que hoy se encuentran amenazadas. No es por gusto que el gobierno cubano se ha acercado a Rusia, Irán, China, Angola y hasta Brasil, al cual quiere convertir en su primer socio comercial, todo esto por si acaso se le acaba el “regalito” del subsidio venezolano.

Si se sumaran los problemas políticos del área, aunque no podrían compararse con temas de seguridad nacional como Al Qaeda y el terrorismo, los dos grandes focos de guerra en Irak y Afganistán y la peligrosidad de la proliferación de las armas nucleares y el armamentismo en general, sí permitirían recomendarle al nuevo Presidente que bajara la vista y se fijara un poco más en lo que está pasando en América Latina.

El color de su piel, su condición de mulato de origen humilde, le gana una gran simpatía entre los latinos, especialmente entre aquella parte de la población discriminada, por lo que si ciertamente se dedicara a la busca de soluciones para los problemas que atraviesa en este momento la parte central y baja del continente, tendría un potencial apoyo popular.

Los que piensan que el turno de otro partido en los Estados Unidos será una salida para Cuba en el corto plazo, se equivocan. Esta pequeña isla forma parte del universo globalizado y las soluciones no le caerán del aire. Cincuenta años de control absoluto son los que sostienen el poder y las modificaciones necesarias implican cambios profundos y radicales, que no llegarán desde la Casa Blanca.
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