jueves, 17 de enero de 2008

Ajiaco miamense, Oscar Mario González, periodista independiente.



Para los que desalientan un cambio en la Isla agitando el fantasma de un exilio cubano revanchista y vengativo no hay mayor mentís que el ejemplo de la comunidad cubana asentada en Estados Unidos.

La primera reconciliación fue entre los simpatizantes y colaboradores de la dictadura de Fulgencio Batista y los miembros del gobierno revolucionario, entre los cuales abundaban figuras destacadas de la gesta acaudillada por Fidel.

Posteriormente figuras como la del general Rafael del Pino, destacado piloto de las fuerzas armadas castristas que combatió con éxito durante el desembarco de Bahía de Cochinos, desviaba una avioneta rumbo a Miami y era recibido por los veteranos de la Brigada 2506. Ambos se fundían en un abrazo y los días en que se enfrentaban en fiero combate y en lados opuestos parecían ser parte de un pasado del cual preferían no acordarse

Después se iría incrementando el exilio con presos políticos del régimen, dirigentes de los Comités de Defensa, Viceministros, lideres del Partido Comunista, ciudadanos simples que siempre siguieron el juego del simulacro político y nunca levantaron una queja contra el gobierno, aparentes simpatizantes del gobierno comunista , cooperantes de la seguridad del estado, espías infiltrados. En fin de todo un poco, como en botica y como las viandas en un ajiaco.

El ejemplo más reciente fue del de Carlos Otero, el comunicador más afamado de la televisión cubana. Animador de indiscutible talento tenía un programa especial en la pantalla chica lo cual, en un país sometido al control policial, dice bastante de la confianza de que gozaba en los predios gubernamentales.

Al llegar al “Imperio”-del que tanto se reniega de diente para afuera pero al que todos quieren ir a parar,- declaró que le había llamado la atención con el cariño y simpatías con que lo había acogido el exilio cubano

Ciertamente el cubano, para bien y no para mal, es poco dado al rencor y algo olvidadizo en el agravio. Más aun tratándose de una situación histórica como la de medio siglo de totalitarismo, que tiende a convertir en cómplice a toda la población esclavizada.

No son especulaciones mías. Ahí esta la historia. Cierto es que la semana que siguió a la caída de Gerardo Machado fueron asesinados, según algunos investigadores, algo mas de mil funcionarios y colaboradores de la dictadura. Porque el cubano, eso si, es apasionado. Pero pasada la furia y el calor del primer momento, importantes personalidades del machadato como Orestes Ferrara y Ramiro Guerra, entre otros, continuaron su vida intelectual y política sin que la pasada complicidad con Machado los anulara.

Más ejemplarizante aun la reconciliación entre patriotas independentistas, autonomistas y guerrilleros que en la víspera combatían a los mambises en el campo de batalla. Todo acabó luego del cese de de la guerra de independencia a mediados de l898. Por supuesto que en tal circunstancia fue muy provechosa la presencia de los Estados Unidos en la contienda, quiéranlo o no reconocer algunos antinorteamericanistas.

Criticado por unos y elogiados por otros el cubano es poco rencoroso y si bien es cierto que la paz sólo es duradera y legítima cuando se asienta en la justicia, no es menos verdadero que con odios y rencores no se puede fundar una nación. Más aun cuando los agravios han sido tan generalizados, promovidos y refrendados, por un poder totalitario cuya existencia exige la división entre los miembros de la sociedad.
Playa, La Habana, 13/01/2008
Http://prolibertadprensa.blogspot.com/
Tomado de: http://www.cubanet.org/

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