jueves, 31 de enero de 2008

Cuando los muertos no cuentan, Oscar Mario González



El régimen castrista lleva rigurosa cuenta de los muertos atribuibles al “imperialismo norteamericano”, según sus .puntos de vista; cifras que son repetidas hasta el cansancio por todos los medios de prensa del colosal entramado propagandístico del totalitarismo criollo.

Así pues, el Noticiero Nacional de la Televisión Cubana, en su edición del mediodía del 27 de diciembre, daba cuenta de los dos últimos soldados del ejercito norteamericano muertos en Irak a los cuales suele catalogar de “invasores, “mercenarios” y “genocidas”, en oposición a los que explotan bombas en calles, aceras, restaurantes y mezquitas a los que cataloga de “combatientes”, “rebeldes” y “patriotas”. Con sistemática e inequívoca aritmética señala en 2 899 los “yanquis” muertos hasta la fecha.

Dos días atrás, en su edición del 25 de diciembre, el periódico Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, anunciaba la muerte de 562 mexicanos durante el presente año de 2007, cuando intentaban llegar a los Estados Unidos de manera ilegal, es decir, brincando el muro. El gobierno cubano suele identificar el muro que construyen los americanos para impedir la emigración ilegal con el que construyeron los comunistas de la difunta Alemania oriental, obviando que, aunque se trate de la misma cosa, en un caso es para contener la entrada a donde casi todos quieren ir y en el otro, o sea en el alemán, era para evitar una estampida humana que pugnaba por salir del infierno comunista.

El cuenta que cuenta de los muertos ajenos por parte del régimen cubano resulta irónico y, por que no, indignante.

Tratándose de los fallecidos en combates, el gobierno nunca ha rendido cuentas de los cubanos que han muerto guerreando en tierras extranjeras, amparados en el “internacionalismo proletario” y promoviendo la “dictadura del proletariado”, según conceptos y definiciones de los ideólogos de la ex Unión Soviética.

Nunca se dijo a nadie de los cubanos que iban cayendo en tierras angoleñas, por poner el ejemplo más dramático. A los familiares de los que caían se les conminaba al silencio con esa persuasión intimidatoria heredada de la KGB soviética y practicada con ejemplar maestría y eficacia por la policía política de la Isla caribeña. Sólo en l989 tras la llegada de los restos de los cubanos caídos en Angola se informó la cifra, y, sólo entonces supimos que más de dos mil hijos de esta tierra habían muerto en suelo extranjero defendiendo una causa extranjera. Entonces las cajas con los supuestos restos eran cuidadas con celo y precaución desmedidos, como si se temiera que alguien pudiera
conocer el contenido

Tampoco se ha preocupado el gobierno cubano por conocer e informarle a la población sobre los numerosos cubanos muertos al intentar cruzar el estrecho de la Florida. Algunos dicen que son cientos, otros que miles, sin faltar los que aseguren que se cifran en decenas de miles los cubanos ahogados y devorados por los tiburones. De cualquier manera, y a juicio del gobierno, son los americanos con la ley de ajuste económico los únicos culpables. De no ser por esta ley, “asesina”, nadie querría abandonar esta islita del encanto y el ensueño y mucho menos abandonar la presencia del abuelito de la nación y del tío abuelo de la patria.

Porque los muertos del imperialismo o que mueren prefiriendo la sociedad de consumo no son muertos propios sino ajenos, los verdaderos difuntos son los revolucionarios que caen con la guardia en alto y con las exigencias y pretensiones por el suelo; los que entregan todo y no demandan casi nada. Eso son los verdaderos y los únicos llamados a figurar en el padrón revolucionario; porque cuando no se muere en brazos de la causa, entonces los muertos no cuentan.

Playa, La Habana, 28/01/2008
http://prolibertadprensa.blogspot.com/

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