jueves, 10 de enero de 2008

Cine europeo en La Habana, Miguel Iturria Savón


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La cinematografía de Alemania, España, Italia, Gran Bretaña, Noruega y Suiza asistieron a la decimonovena edición del Festival internacional de cine de La Habana, efectuada entre el 4 y el 16 de diciembre, aunque algunas cintas permanecen aún en pantalla.
Los británicos trajeron obras de experimentados directores como Ken Loach (El viento que agita la cebaba, Palma de Oro en Cannes); Michael Winterbottom (Tristam Shandy: A cook and bull story); Roger Mitchell (Venus); Joe Wright (Expiación, adaptación de la novela de Ian McEwan); Andrea Arnold (Red road) y Paul Andrew Williams (De Londres a Brigthon).
De España llegaron 14 títulos, entre ellos Fados, del célebre Carlos Saura, quien culmina la trilogía de la canción urbana moderna, la cual refleja el nacimiento de la música arrabalera portuguesa. Barcelona (un mapa), del director catalán Ventura Pons, recrea magistralmente la soledad citadina de seis personajes; mientras seis realizadores conocidos (Mariano Barroso, Isabel Coixet, Javier Corcuera, Elena García, Fernando León de Aranoa y Win Wenders) codirigen Invisibles, sobre cinco conflictos clínicos evadidos por los medios de comunicación.
Otros filmes españoles son Mataharis, de Icíar Bollaín; El prado de las estrellas (Mario Camus); Días de agosto (Marc Recha); El año de todos los demonios (Ángel Amigo); Los latidos de la tierra (Sonia Llera); Querida Bamako (Omer Oke y Txarli Llorente); Siete mesas, de Gracia Querejeta; Bajo las estrellas (Félix Viscarret); Yo (Rafa Cortés); En la ciudad de Silvia (José L. Guerín) y Paseo, de Arturo Ruiz Serrano.
Del gran cine italiano apreciamos en La Habana, La segunda noche de bodas, comedia de Pupi Avati; El aire salado, de Alessandro Angeline; No pensarlo (Gianni Zanasi); Olé (Carlo Vanzina); No basta una vida (comedia de ropaje costumbrista de Ferzan Ozpetek); El hijo del fantasma (Lamberto Brava) y Ómnibus nocturno, de Davide Marengo.
Del desconocido cine noruego acudieron nueve títulos a la cita cubana, ocho de ellos de ficción y un documental: Kilchen stories, un retro de Bent Hammer del 2003. El conquistador del cielo, está dedicado al gran violinista Ole Bull; mientras Hawaii relata cinco historias acerca de amor y desamor en la apacible Oslo. Se exhiben, además, Vinterkyss (Sara Johnsen); Sniffer (Bobbie Peers); Hijos (Erick R. Strand) y Uno (Aksel Hennie).
Los creadores suizos obsequiaron a nuestros cinéfilos con cuatro filmes realizados entre el 2006 y el 2007, y dos obras del excelso Daniel Schmid: El beso de Tosca, documental de 1984, y Fuera de estación, de 1992, con un elenco de lujo que incluye a Sami Frey, Geraldine Chaplin y Marisa Paredes. En la muestra más contemporánea figuran Chrigu, historia de un cineasta contado por los directores Jan Gassmann y Christian Zjorjen; Novias tardías, de Betina Oberli; La verdadera vida está en otra parte y La señorita.
He dejado al vigoroso cine alemán para el final por las expectativas que generaron sus ocho largometrajes de ficción y un documental que redondea la muestra contemporánea de esa nación, que trae obras silentes y una serie de cortometrajes producidos entre 1994 y el 2004. Sus exhibiciones comenzaron el día 4 con el largometraje de Manuela Stacke Niños de la luna, película sensible y poética sobre la vida, el amor y la responsabilidad.
El multicine Infanta exhibió el panorama documental de ese país, con títulos facturados en Cuba por realizadores germanos: Dos patrias –Cuba y la noche-, de Christian Liffers; Camilo, el largo camino de la desobediencia, de Peter Lilienthal; El milagro musical de Venezuela, de Peter Puhlmann, y Notas breves de un largo rodaje (sobre Madrigal), dirigido por Claudia von Alemann.
El plato fuerte de la nación centroeuropea radica en películas actuales premiadas en festivales de Europa y los Estados Unidos de Norteamérica. Es el caso de la coproducción Al otro lado, segunda parte de la trilogía Amor, muerte y demonio, del director alemán de origen turco Fatih Akins; Emma, la afortunada (Emma Gluck); Réquiem (Hans-Christian Schmid); Hay que ser duro (Detlev Buck); Cuatro minutos (Chris Klaus); Decisiones de ultratumba (Marcus H. Rosenmuller), y Yella, de Christian Petzold, cuya protagonista, Nina Hoss, obtuvo en Berlín el "Oso de Plata"
La cinta alemana más esperada por los espectadores capitalinos fue La vida de los otros, de Florian Henckel von Donnersmarck, ganador del Premio Oscar 2007; la cual nos traslada a la República Democrática Alemana en 1984, donde un oficial de la policía secreta monta un operativo contra un famoso escritor y su esposa. El filme recrea el conflicto moral de Wiesler, capitán de la STASI, quien se implica y vacila pero no puede detener los mecanismos de un sistema totalitario que recuerda al nuestro. Esta película circula desde hace meses entre científicos, artistas y escritores cubanos.
Nos parece muy válida la amplia muestra de cine europeo en el Festival de La Habana, pues compensa las flaquezas del mitificado Nuevo cine latinoamericano, cuyos realizadores, a excepción de México, Argentina, Brasil y cintas puntuales de Colombia, Chile o Cuba, insisten en presentar la penuria y la desesperanza como emblema de un continente que hace siglos salió del mesolítico.
El Cotorro, 29/12/2007
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