jueves, 24 de enero de 2008

SOCIEDAD,El dolor de la impotencia, Laritza Diversent Cámbara



El presente trabajo pretende acercar al lector a la idea de la trascendencia práctica que tiene el hecho de que en Cuba, los derechos humanos no cuentan con una regulación jurídica ordinaria y sistematizada.

En otras palabras, trataré de demostrar con un caso real, como los derechos fundamentales reconocidos en nuestra carta magna, son una letra muerta. Como son subvalorados y violentados por el gobierno cubano.

Maricelys Cámbara Suárez nació en 1958, en el macizo montañoso de la Sierra Maestra, en la provincia oriental de Santiago de Cuba.

Desde el año 2000 pertenece a la Asociación Cubana de Limitados Físico Motores (ACLIFIM). Presenta una discapacidad desde los 7 años de edad. Una piedra de dos quintales rodó por una pendiente, cayó sobre su pierna izquierda y la astilló.

Maricelys estuvo más de cinco años, de una intervención quirúrgica en otra, sin poder caminar.

Lo difícil de la geografía en su lugar de origen, impidieron a Mary, como cariñosamente la llaman, asistir adecuadamente a la escuela. Como consecuencia, ella es semi analfabeta.

Pero todos estos problemas no le impidieron integrarse a la sociedad. Se casó, tuvo tres hijos y vino a vivir a la capital del país.

Con esfuerzo propio, levantó una casa de madera en la que residió por más de treinta años. Tiene más de veintiséis años de trabajo acumulado, a pesar de su dolencia física y sin ningún tipo de ayuda del gobierno cubano.

Mary agradece a esta “revolución” la deformidad de su pierna y los dolores constantes que sufre en la misma, a los que según ella “…nadie puede acostumbrarse”.

Dieciocho años después de la última operación se enteró de que todas las intervenciones quirúrgicas practicadas en el pasado, fueron un fracaso.

Los doctores a cargo de su padecimiento no esperaron el desarrollo físico adecuado de su paciente e intervinieron quirúrgicamente en un lugar del pie que no estaba lesionado. Afectaron irreversiblemente el tobillo, los tendones y el hueso de la pierna entera, perjudicando su crecimiento. Como consecuencia, sufrió una deformidad visible y un dolor incesante debido a las grampas de metal que le colocaron en los huesos tarcianos.

De esta mala praxis médica no hubo responsable alguno y se guardó total silencio.

Actualmente, Maricelys reside en el municipio capitalino de Arroyo Naranjo. Es vecina del Callejón Gutiérrez, en el Reparto Eléctrico. Lleva más de diez años solicitando a la Dirección Municipal de Viviendas, materiales de construcción para reparar su deteriorada casa.

El arquitecto de la comunidad la ha declarado en más de una ocasión inhabitable, porque los cimientos de la misma están prácticamente destruidos. Sin embargo, jamás le han dado respuesta a su situación.

En busca de ayuda, ingresó en la ACLIFIM, pero tampoco ha conseguido nada, ni tan siquiera solidaridad humana, a pesar de que cotiza cada vez que se le solicita con la organización.

Nos dice además, que en los más de treinta años que ha vivido en Ciudad de la Habana, jamás ha recibido la visita de los miembros del batallón de trabajadores sociales para evaluar su situación.

Mary reside en un lugar bajo que se inunda cada vez que llueve. El agua se estanca por más de tres días. Se mezcla con los albañales, debido a que su tanque séptico está reventado e inutilizado.

Mary también padece de neuralgia y artrosis cervical causada por la diabetes. Las duras condiciones de vida, hacen difícil la curación de los parásitos genitales y los pólipos en el cuello del útero.

Con todos estos padecimientos, Mary no ha logrado llamar la atención de las autoridades cubanas, concentradas en ayudar a los necesitados del mundo y olvidando casos como estos e incluso peores.

¿Será que tenemos que convertirnos en ciudadano de otro estado, para recibir de nuestro gobierno la ayuda que merecemos?

Aquí no terminan los problemas de Maricelys. Su incapacidad física ha significado para ella un límite en su superación intelectual y en sus opciones laborales que se traducen en limitadas posibilidades económicas. Los puestos a los que puede acceder son de baja remuneración debido a su nivel educacional. La mayoría de ellos son incompatibles a su discapacidad, pues un dictamen médico lo advierte.

En la segunda parte de este trabajo expondré como los derechos laborales de Maricelys son violentados por los funcionarios del Estado cubano.
Arroyo Naranjo, 2008-01-21
laritzadiversent@yahoo.es
http://prolibertadprensa.blogspot.com/

1 comentario:

Anónimo dijo...

Laritza, tienes la belleza y la candidez de un angel. En el campo del Derecho, te diré que el hecho no hace el derecho, de la misma forma que una golondrina no hace el verano. Tus planteamientos tienen que ir encaminados a lo que sucede en el campo político. Llamar las cosas por su nombre y apellido: Cantar bien o no cantar.