Prisión de Canaleta, Ciego de Ávila, diciembre 11 de 2008, (SDP) Este 10 de diciembre se conmemora el 60 aniversario de la proclamación por la Asamblea General de la ONU de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de la cual Cuba es signataria. Este paradigmático documento garantiza a todo ser humano los derechos y libertades inherentes a la dignidad de la persona humana. Refleja además, la preservación de los valores humanos y cristianos de la libertad, la verdad, la justicia y el amor.
En la mayor de las Antillas y desde hace casi cinco décadas, los derechos humanos son impunemente pisoteados de manera sistemática e institucional por los amos del Palacio de la Revolución. Pues a la nomenklatura castrista, sólo le interesa mantenerse en el poder absoluto, contra viento y marea.
Los derechos y libertades garantizados por la Declaración Universal de los Derechos Humanos no están condicionados por ideología alguna. Son una garantía para cada ser humano que habite este planeta Tierra, para su disfrute sin importar civilizaciones o cualquier otra diferencia.
Desgraciadamente, existen instituciones, organizaciones, gobiernos y personalidades de todas las esferas de la vida que acusan una extraña indiferencia frente a aquellos regímenes que se caracterizan por deshonrar la magna carta mundial de derechos y libertades. Así, permiten las tropelías de que hacen víctima a miles de seres humanos que también tienen derecho a los derechos y libertades consagrados para todos.
Para concluir, voy a citar a nuestro entrañable apóstol de la independencia, José Martí: “Libertad es el derecho a ser honrado, a pensar y hablar sin hipocresía”. Desde las prisiones y fuera de ellas, en Cuba, muchos hombres y mujeres reivindican estos derechos y son honrados, piensan y hablan sin hipocresía. Honor a los valientes, este 10 de diciembre.
primaveradigital@gmail.com
En la mayor de las Antillas y desde hace casi cinco décadas, los derechos humanos son impunemente pisoteados de manera sistemática e institucional por los amos del Palacio de la Revolución. Pues a la nomenklatura castrista, sólo le interesa mantenerse en el poder absoluto, contra viento y marea.
Los derechos y libertades garantizados por la Declaración Universal de los Derechos Humanos no están condicionados por ideología alguna. Son una garantía para cada ser humano que habite este planeta Tierra, para su disfrute sin importar civilizaciones o cualquier otra diferencia.
Desgraciadamente, existen instituciones, organizaciones, gobiernos y personalidades de todas las esferas de la vida que acusan una extraña indiferencia frente a aquellos regímenes que se caracterizan por deshonrar la magna carta mundial de derechos y libertades. Así, permiten las tropelías de que hacen víctima a miles de seres humanos que también tienen derecho a los derechos y libertades consagrados para todos.
Para concluir, voy a citar a nuestro entrañable apóstol de la independencia, José Martí: “Libertad es el derecho a ser honrado, a pensar y hablar sin hipocresía”. Desde las prisiones y fuera de ellas, en Cuba, muchos hombres y mujeres reivindican estos derechos y son honrados, piensan y hablan sin hipocresía. Honor a los valientes, este 10 de diciembre.
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