Habana Vieja, La Habana, diciembre 11 de 2008, (SDP) No creo que en nuestro mundo pueda haber muchos hombres y mujeres honestos. Las multitudes no funcionan con el lenguaje del amor. Las personas, por si mismas, carecen de auto juicio. Las multitudes funcionan con el lenguaje de la violencia real o sugerida. Por eso los núcleos de poder en cualquier parte del mundo, especialmente en el caso cubano dentro y fuera de la Isla, tendrán asegurado el mayorazgo durante mucho tiempo.
Todos, o casi todos, somos cobardes por el acto biológico de la auto conservación. Cuando individualmente no nos encontramos en peligro, nuestros juicios carecen de valor moral, y casi siempre se trata de una conducta mecánica que nos conduce a mayores desatinos. Únicamente obramos correctamente si, en el caso que suponemos, nuestra propia vida e intereses se encontraran en peligro.
Por eso ante situaciones extremas no actuamos de un modo ínter colectivo, sino desesperadamente como individuo-cabildo, abocados a resolver nuestro personal problema, y sin comprender que nuestro problema individual, no se resolverá hasta tanto el problema de todos no tenga solución.
Este es el gran dilema de personas que, desde una posición de Poder, se convierten en criminales políticos. Estas personas en el fondo, son tanto o más cobardes que los que soportan el peso de la opresión.
Cuba sigue destinada a ser protagonista de hechos paradójicos. Desde hace varios años todos hablan del doble bloqueo a que el pueblo cubano es sometido. Un primer bloqueo ha sido una extraña filosofía política del gobierno de los Estados Unidos para combatir la alianza política del gobierno de Cuba a las pasadas estrategias soviéticas. Desde los años 60 diferentes administraciones de la Casa Blanca desarrollan contra el gobierno de la Isla una política exterior que, en vez de debilitar a la Revolución cubana, lo único que ha logrado es fortalecerla. Yo mismo, a veces, he especulado que inconscientemente entre la Casa Blanca y La Habana existe un Plan de largo alcance para que los hechos ocurran del modo en que ocurren.
El segundo bloqueo es el del propio gobierno cubano contra sus ciudadanos, a los que no les permite el desarrollo de la iniciativa privada y la actividad social sin vínculos con el Estado.
Sin dudar que en Cuba son necesarios cambios que le posibiliten al pueblo cubano alcanzar una plena dignidad humana, resulta que a nivel de gobierno los Estados Unidos instrumentan contra Cuba una estrategia ingenua, una estrategia que aparentemente ignora que los cubanos de la Isla somos rehenes de un laberinto sin salida. Estrategia donde, por otra parte, esta implícita la falta de respeto a la dignidad nacional, del mismo modo que el gobierno cubano practica la falta de respeto contra cada uno de sus propios ciudadanos-esclavos.
Trato de decir cosas del modo menos descortés que me lo permitan las palabras. Tanto los individuos, como los gobiernos, solo comprenden el lenguaje de la violencia, no de la paz.
Todo parece indicar que ni los gobiernos, ni los individuos están aptos para actuar con responsabilidad. En el fondo ni uno ni otro son responsables de sus actos. Nadie es responsable de sus actos porque nadie actúa con libertad, sino impulsado por las leyes mecánicas de un Universo que nos contiene y nos condiciona. Y esto que escribo yo sé que no será inútil decirlo.
Las naciones y los hombres seguirán debatiéndose entre Civilización y Barbarie. Y eso que denominamos Cultura y Religión, que viene a ser lo mismo: Una camisa de fuerza hecha de palabras conque intentamos esconder, controlar, o debilitar, el mal salvaje que llevamos dentro. Si quieren continuar matándose entre si, mátense. Yo, como simple periodista independiente, no puedo hacer más de lo que hago: escribir.
primaveradigital@gmail.com
Todos, o casi todos, somos cobardes por el acto biológico de la auto conservación. Cuando individualmente no nos encontramos en peligro, nuestros juicios carecen de valor moral, y casi siempre se trata de una conducta mecánica que nos conduce a mayores desatinos. Únicamente obramos correctamente si, en el caso que suponemos, nuestra propia vida e intereses se encontraran en peligro.
Por eso ante situaciones extremas no actuamos de un modo ínter colectivo, sino desesperadamente como individuo-cabildo, abocados a resolver nuestro personal problema, y sin comprender que nuestro problema individual, no se resolverá hasta tanto el problema de todos no tenga solución.
Este es el gran dilema de personas que, desde una posición de Poder, se convierten en criminales políticos. Estas personas en el fondo, son tanto o más cobardes que los que soportan el peso de la opresión.
Cuba sigue destinada a ser protagonista de hechos paradójicos. Desde hace varios años todos hablan del doble bloqueo a que el pueblo cubano es sometido. Un primer bloqueo ha sido una extraña filosofía política del gobierno de los Estados Unidos para combatir la alianza política del gobierno de Cuba a las pasadas estrategias soviéticas. Desde los años 60 diferentes administraciones de la Casa Blanca desarrollan contra el gobierno de la Isla una política exterior que, en vez de debilitar a la Revolución cubana, lo único que ha logrado es fortalecerla. Yo mismo, a veces, he especulado que inconscientemente entre la Casa Blanca y La Habana existe un Plan de largo alcance para que los hechos ocurran del modo en que ocurren.
El segundo bloqueo es el del propio gobierno cubano contra sus ciudadanos, a los que no les permite el desarrollo de la iniciativa privada y la actividad social sin vínculos con el Estado.
Sin dudar que en Cuba son necesarios cambios que le posibiliten al pueblo cubano alcanzar una plena dignidad humana, resulta que a nivel de gobierno los Estados Unidos instrumentan contra Cuba una estrategia ingenua, una estrategia que aparentemente ignora que los cubanos de la Isla somos rehenes de un laberinto sin salida. Estrategia donde, por otra parte, esta implícita la falta de respeto a la dignidad nacional, del mismo modo que el gobierno cubano practica la falta de respeto contra cada uno de sus propios ciudadanos-esclavos.
Trato de decir cosas del modo menos descortés que me lo permitan las palabras. Tanto los individuos, como los gobiernos, solo comprenden el lenguaje de la violencia, no de la paz.
Todo parece indicar que ni los gobiernos, ni los individuos están aptos para actuar con responsabilidad. En el fondo ni uno ni otro son responsables de sus actos. Nadie es responsable de sus actos porque nadie actúa con libertad, sino impulsado por las leyes mecánicas de un Universo que nos contiene y nos condiciona. Y esto que escribo yo sé que no será inútil decirlo.
Las naciones y los hombres seguirán debatiéndose entre Civilización y Barbarie. Y eso que denominamos Cultura y Religión, que viene a ser lo mismo: Una camisa de fuerza hecha de palabras conque intentamos esconder, controlar, o debilitar, el mal salvaje que llevamos dentro. Si quieren continuar matándose entre si, mátense. Yo, como simple periodista independiente, no puedo hacer más de lo que hago: escribir.
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