jueves, 11 de diciembre de 2008

CURIOSIDADES DEL CAIMÁN, Rogelio Fabio Hurtado


Marianao, La Habana, diciembre 11 de 2008, (SDP) El tabloide cultural El Caimán Barbudo , publicación patrocinada por la Unión de Jóvenes Comunistas, comienza a dar señales de vida propia, luego de muchos años de aburrido optimismo.

Su más reciente entrega, (edición 348, sept- oct 2008) aunque comienza con unos insípidos fragmentos bajo el más o menos prometedor título de Teoría y Juego de la Revolución Cubana, inmediatamente mejora, con un artículo Una y Tres Funciones Del Arte En El Espacio Público que se da el lujo de recordar y encomiar una obra del inefable Arturo Cuenca Sigarreta, junto al reconocimiento de una singular versión muy contemporánea y cubana de la Santa Cena, subrayando que la misma no ha sido expuesta en La Habana.

Se trata de una instalación del artista Lázaro Saavedra, quien realizó en el 2004 una versión contemporánea de la Santa Cena, que Beatriz Gago, la autora del artículo, describe así: ¨Se trata de una instalación de grandes dimensiones, que muestra doce pantallas planas emplazadas alrededor de una mesa impecablemente vacía, de acrílico transparente. Cada una de estas pantallas interpreta mediante una imagen audiovisual, la personalidad de aquellos hombres elegidos que acompañaron a Jesús en su última noche. La fuerza que energiza las pantallas es un generador situado al centro del conjunto.¨

No cabezuda, la instalación es nítidamente cristiana, se realizó hace ya cuatro años y no ha sido expuesta en La Habana. La autora sugiere su ubicación en la Basílica Menor del antiguo Convento de San Fancisco de Asís, actualmente sala de conciertos a cargo del historiador de la ciudad, Eusebio Leal Spengler.

A continuación, esta locuaz Gago penetra en aguas profundas. Con un lenguaje cautelosamente conceptual, aborda un asunto tan complejo como difícil de expresar: el presente estancamiento de la vida cultural cubana, que conlleva implícitamente una decadencia inequívoca. Vuelvo a darle la palabra:
Baste subir la escalinata de la Universidad de La Habana, uno de los proyectos más fecundo en ideales y en personalidades ilustres que ha dado nuestra historia, y buscar respuesta en sus construcciones, su mobiliario, su patrimonio literario. O detenerse a reparar en qué se ha convertido el muy tradicional y famoso Mercado Único de La Habana: _Es cárcel, es ruína o es en verdad monumento histórico-se pregunta la autora- este testigo de casi cien años de comercio e industria en Cuba.

A continuación denuncia varias irreparables pérdidas para nuestro patrimonio cultural: la desaparición de un mural de Cundo Bemúdez en 23 y O. Corrió la misma suerte uno de Mariano Rodríguez en el Hotel Nacional; el creado en la Tienda California por Roberto Diago, mientras que los pintados por Domingo Ravenet para embellecer el techo de la Biblioteca Central de la U.H. han quedado cegados por un falso techo. Este empobrecimiento alarmante no excluye a instituciones emblemáticas de la etapa revolucionaria, así la mayoría de los murales creados para la Escuela Vocacional Lenin han desaparecido.

Propone la autora el emplazamiento en algunas de las paredes vacías de la ciudad de una obra del controvertido – y genial, añado – Arturo Cuenca, Homenaje Resal a Raúl, un litografía que muestra una humilde ciudad de tejados casi superpuestos, carcomida por el tiempo. Una pátina verde, como de moho y hmedad, se sobrepone a la imagen y sobre esta el artista inscribió en caracteres de imprenta un mensaje: Estuvimos aquí, ahora. Debo aclarar que el Raúl del título se apellidaba Martínez y fue un destacado pintor cubano.

Aún más interesante resulta la reproducción de una pieza titulada Story, del artista Jorge Wellesley, cuya sencillez es, sencillamente demoledora: se trata sólo de dos fechas, 1492-1959, cuya interpretación por la autora, Beatriz Gago, reproduzco gustoso :
En una pared inmensa, destacada en negro, Wellesley trazó, utilizando un conducto para gas licuado a través del cual hizo circular nitrógeno líquido, dos fechas vitales para la historia de la nación cubana : 1492-1959. El resultado visual se traducía en un intervalo histórico inviablemente congelado que no admitía un antes y que no daba paso a un después¨

Los términos claves son congelado y no daba paso a un después. Sería bueno que quienes nos ordenan y mandan desde 1959 tomasen nota del apetito de cambio que crece cada día dentro de la sociedad cubana. La dimensión de esta necesidad es tal que incluso el habitualmente manso y optimista Caimán está mostrando ya los colmillos. Le debemos un agradecido aplauso a Beatriz Gago.
primaveradigital@gmail.com

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