La Habana diciembre 4 de 2008, (SDP) Entre los lugares doblemente castigados por la furia de los huracanes Gustav e Ike, está Bahía Honda. Situada en la costa norte de la región occidental cubana, gran parte de sus pobladores se dedican a la pesca.
“Ahora aquello está malo”, afirma Caridad Borrego, quien reside en la comunidad Punta de Piedra, en ese municipio de la provincia Pinar del Río. Ella viaja a la ciudad de La Habana con parte del pescado que su esposo logra capturar, lo vende y regresa. Realiza de nuevo el viaje cuantas veces se obtenga una buena pesca.
Siempre lo hace en camiones adaptados para el transporte público. Pero este 29 de noviembre pudo obtener un pasaje en un ómnibus interprovincial.
“Después de algunos minutos de viaje, al pasar por el punto de control policial de San Diego la policía detuvo la guagua y nos registró a todos. A los que llevábamos pescado nos mandaron a bajar, y le dijeron al chofer que podía continuar el viaje.
No puedo decirte la impotencia que sentí cuando quince minutos después, el mismo policía nos dice que los que teníamos la cantidad de libras establecidas (30) y el carné de pesca actualizado podían continuar.
Y ahora que voy a hacer, les dije casi llorando, ya la guagua se fue, y ¿como yo llego ahora a La Habana?
Al poco rato, no sé de donde apareció un auto y le tuvimos que pagar cuarenta pesos por persona para que tratara de alcanzar la guagua. Al fin lo logramos, pues éramos varios en esa situación.”
Los puntos de control son lugares donde la policía mantiene durante 24 horas una estricta vigilancia. Muchos han recrudecido sus funciones con registros, detenciones y decomiso de mercancía, después del paso de los huracanes en los primeros días del mes de septiembre.
Para Caridad y sus vecinos, ahora la vida es mas dura. “A mi el ciclón me llevó parte del techo y para que me vendieran 52 tejas de fibrocemento, que era la cantidad que necesitaba, tuve que traer a varios militantes del Partido Comunista para que vieran como estaba mi casa y autorizaran la venta. Cada teja me la vendieron a 11 pesos, aún me faltan 25 de ellas por pagar.”
Hay muchas personas que tienen derrumbes parciales y se han metido en la parte de la casa que está mejor, en espera de los materiales de construcción. A los casos de derrumbe total, le vendieron un poco de materiales para que construyeran algo pequeño hasta tanto se pueden hacer sus casas.
Son muchos los que esperan y se preguntan ¿donde está la ayuda internacional que solo vimos por el televisor?”, dice Caridad.
Que comer y como cocinar los alimentos es otro de los dilemas que están afrontando los residentes de Bahía Honda.
“Ayer vendieron papas por la cuota, y la gente se mataba. A la bodega viene lo de la libreta, y extra nos venden media libra de arroz por persona, varias onzas de granos y una latica de carne. También un paquete de espaguetis y otro de fideo por persona al mes. Gracias al pescado es que estamos subsistiendo”.
Según esta mujer de 39 años, la vida hacía mucho que no estaba fácil para ellos, pero después del paso de los huracanes todo está peor. Hay cientos de casas dañadas y otras tantas dejaron de existir.
Cada quien en esa comunidad trata de resolver lo suyo, porque el discurso de quienes se deben encargar de ayudar y dar aliento ha sido muy claro: “Si el próximo ciclón te lleva las tejas, no vamos reponer más ninguna.”.
amarilisrey@yahoo.com
“Ahora aquello está malo”, afirma Caridad Borrego, quien reside en la comunidad Punta de Piedra, en ese municipio de la provincia Pinar del Río. Ella viaja a la ciudad de La Habana con parte del pescado que su esposo logra capturar, lo vende y regresa. Realiza de nuevo el viaje cuantas veces se obtenga una buena pesca.
Siempre lo hace en camiones adaptados para el transporte público. Pero este 29 de noviembre pudo obtener un pasaje en un ómnibus interprovincial.
“Después de algunos minutos de viaje, al pasar por el punto de control policial de San Diego la policía detuvo la guagua y nos registró a todos. A los que llevábamos pescado nos mandaron a bajar, y le dijeron al chofer que podía continuar el viaje.
No puedo decirte la impotencia que sentí cuando quince minutos después, el mismo policía nos dice que los que teníamos la cantidad de libras establecidas (30) y el carné de pesca actualizado podían continuar.
Y ahora que voy a hacer, les dije casi llorando, ya la guagua se fue, y ¿como yo llego ahora a La Habana?
Al poco rato, no sé de donde apareció un auto y le tuvimos que pagar cuarenta pesos por persona para que tratara de alcanzar la guagua. Al fin lo logramos, pues éramos varios en esa situación.”
Los puntos de control son lugares donde la policía mantiene durante 24 horas una estricta vigilancia. Muchos han recrudecido sus funciones con registros, detenciones y decomiso de mercancía, después del paso de los huracanes en los primeros días del mes de septiembre.
Para Caridad y sus vecinos, ahora la vida es mas dura. “A mi el ciclón me llevó parte del techo y para que me vendieran 52 tejas de fibrocemento, que era la cantidad que necesitaba, tuve que traer a varios militantes del Partido Comunista para que vieran como estaba mi casa y autorizaran la venta. Cada teja me la vendieron a 11 pesos, aún me faltan 25 de ellas por pagar.”
Hay muchas personas que tienen derrumbes parciales y se han metido en la parte de la casa que está mejor, en espera de los materiales de construcción. A los casos de derrumbe total, le vendieron un poco de materiales para que construyeran algo pequeño hasta tanto se pueden hacer sus casas.
Son muchos los que esperan y se preguntan ¿donde está la ayuda internacional que solo vimos por el televisor?”, dice Caridad.
Que comer y como cocinar los alimentos es otro de los dilemas que están afrontando los residentes de Bahía Honda.
“Ayer vendieron papas por la cuota, y la gente se mataba. A la bodega viene lo de la libreta, y extra nos venden media libra de arroz por persona, varias onzas de granos y una latica de carne. También un paquete de espaguetis y otro de fideo por persona al mes. Gracias al pescado es que estamos subsistiendo”.
Según esta mujer de 39 años, la vida hacía mucho que no estaba fácil para ellos, pero después del paso de los huracanes todo está peor. Hay cientos de casas dañadas y otras tantas dejaron de existir.
Cada quien en esa comunidad trata de resolver lo suyo, porque el discurso de quienes se deben encargar de ayudar y dar aliento ha sido muy claro: “Si el próximo ciclón te lleva las tejas, no vamos reponer más ninguna.”.
amarilisrey@yahoo.com
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