Managua, La Habana. Diciembre 11 de 2008. (SDP) Dentro de unos días la insurrección que comandó Fidel Castro arribará al medio siglo del asalto al poder.
Y a los cinco decenios está la misma elite, y dentro de esa elite, el mismo círculo.
Avanzado el siglo XIX, José Martí, que como sabemos habló de lo humano y también de lo divino, se refirió en varias ocasiones a esos procesos bruscos en las sociedades.
“Una revolución es necesaria todavía: ¡La que no haga Presidente a su caudillo, la revolución contra todas las revoluciones: el levantamiento de todos los hombres pacíficos, una vez soldados, para que ni ellos ni nadie vuelvan a serlo jamás!”
Eso fue profético. Castro se mantuvo al frente del evento todo el tiempo que le vino en gana y destruyó la revolución.
A cincuenta años del primero de enero de 1959, Castro II canta en chino, y Castro I asegura, a pesar de la desastrosa situación económica y social existente en el país, que es necesario continuar perfeccionando (gastando los recursos de la nación) las fuerzas armadas.
Y al mismo tiempo, que se informa de un país (Cuba) donde prácticamente existe el pleno empleo, se desarrolla una fuerte campaña propagandística –con buena dosis de presión psicológica- para que la gente trabaje.
Todo en la isla es tan abrumadoramente crítico y contradictorio a cincuenta años de haberse logrado la “libertad”, y era lógico pensar que la reflexión del caudillo publicada este 5 de diciembre con el título “Navegar contra la marea” podría tener alguna referencia al calamitoso estado de la embarcación en que han obligado a encaramarse al pueblo cubano.
Pero no, el Comandante dedicó toda una página del oficialista diario Granma a “enfrentar” al Presidente electo de estados Unidos, Barack Obama
“Con Obama se puede conversar donde lo desee, ya que no somos predicadores de la violencia y de la guerra. Debe recordársele que la teoría de la zanahoria y el garrote no tendrá vigencia en nuestro país”.
A cincuenta años al frente del círculo en el poder y con 82 de edad, parece que se le han olvidado algunos detalles a Castro, entre ellos las guerras en África, la exportación de la violencia “revolucionaria” a varios países latinoamericanos y la instalación en territorio cubano de armas atómicas soviéticas con la sugerencia a Niquita Kruschov de que diera el primer golpe contra Estados Unidos.
Castro termina esa “reflexión” diciendo: “Nuestros principios son los de Baraguá (planteamientos del prócer Antonio Maceo en 1878 a Arsenio Martínez Campos, capitán-general español). El imperio debe saber que nuestra Patria puede ser convertida en polvo, pero los derechos soberanos del pueblo cubano no son negociables”.
Dentro de los últimos cincuenta años cuales son esos derechos soberanos. ¿La corrupción, la miseria, los actos de repudio, los fusilamientos, el éxodo de millones de compatriotas, los cientos de cárceles, la égida del Partido Comunista y de los militares, la policía política, la segregación política, la decisión del mismo grupo a estar siempre en el poder, los privilegios escandalosos de la elite?
¿Dónde estamos después de media centuria? En el punto más álgido de uno de los temores de José Martí. “Qué la Revolución no sea el triunfo de un bando temible por glorioso, y por haber logrado sólo la gloria, -arrogante, lleno de los vicios, odios y ambiciones nacidas de la guerra, y exclusivo”.
fornarisjo@yahoo.com
Y a los cinco decenios está la misma elite, y dentro de esa elite, el mismo círculo.
Avanzado el siglo XIX, José Martí, que como sabemos habló de lo humano y también de lo divino, se refirió en varias ocasiones a esos procesos bruscos en las sociedades.
“Una revolución es necesaria todavía: ¡La que no haga Presidente a su caudillo, la revolución contra todas las revoluciones: el levantamiento de todos los hombres pacíficos, una vez soldados, para que ni ellos ni nadie vuelvan a serlo jamás!”
Eso fue profético. Castro se mantuvo al frente del evento todo el tiempo que le vino en gana y destruyó la revolución.
A cincuenta años del primero de enero de 1959, Castro II canta en chino, y Castro I asegura, a pesar de la desastrosa situación económica y social existente en el país, que es necesario continuar perfeccionando (gastando los recursos de la nación) las fuerzas armadas.
Y al mismo tiempo, que se informa de un país (Cuba) donde prácticamente existe el pleno empleo, se desarrolla una fuerte campaña propagandística –con buena dosis de presión psicológica- para que la gente trabaje.
Todo en la isla es tan abrumadoramente crítico y contradictorio a cincuenta años de haberse logrado la “libertad”, y era lógico pensar que la reflexión del caudillo publicada este 5 de diciembre con el título “Navegar contra la marea” podría tener alguna referencia al calamitoso estado de la embarcación en que han obligado a encaramarse al pueblo cubano.
Pero no, el Comandante dedicó toda una página del oficialista diario Granma a “enfrentar” al Presidente electo de estados Unidos, Barack Obama
“Con Obama se puede conversar donde lo desee, ya que no somos predicadores de la violencia y de la guerra. Debe recordársele que la teoría de la zanahoria y el garrote no tendrá vigencia en nuestro país”.
A cincuenta años al frente del círculo en el poder y con 82 de edad, parece que se le han olvidado algunos detalles a Castro, entre ellos las guerras en África, la exportación de la violencia “revolucionaria” a varios países latinoamericanos y la instalación en territorio cubano de armas atómicas soviéticas con la sugerencia a Niquita Kruschov de que diera el primer golpe contra Estados Unidos.
Castro termina esa “reflexión” diciendo: “Nuestros principios son los de Baraguá (planteamientos del prócer Antonio Maceo en 1878 a Arsenio Martínez Campos, capitán-general español). El imperio debe saber que nuestra Patria puede ser convertida en polvo, pero los derechos soberanos del pueblo cubano no son negociables”.
Dentro de los últimos cincuenta años cuales son esos derechos soberanos. ¿La corrupción, la miseria, los actos de repudio, los fusilamientos, el éxodo de millones de compatriotas, los cientos de cárceles, la égida del Partido Comunista y de los militares, la policía política, la segregación política, la decisión del mismo grupo a estar siempre en el poder, los privilegios escandalosos de la elite?
¿Dónde estamos después de media centuria? En el punto más álgido de uno de los temores de José Martí. “Qué la Revolución no sea el triunfo de un bando temible por glorioso, y por haber logrado sólo la gloria, -arrogante, lleno de los vicios, odios y ambiciones nacidas de la guerra, y exclusivo”.
fornarisjo@yahoo.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario