viernes, 16 de enero de 2009

LOS PRESOS Y EL DESTIERRO EDITORIAL Nro 51 AÑO II



La república que nació el 20 de mayo de 1902 lo hizo sin pena de muerte y sin pena de destierro por motivos políticos. Fue el mensaje que aquellos mambises enviaron al futuro, la piedra angular sobre la que se construiría la república con todos y para el bien de todos que soñó Martí.

Hasta 1959, nadie fue desterrado por mandato de ningún gobierno y nadie fue ejecutado judicialmente. Aunque hubo exiliados y también ultimados en medio de la violencia política que tomó a nuestra patria como escenario, el estado como ente no ejecutó cubanos por su actuar político y tampoco los desterró. Los dos dictadores del periodo republicano-democrático, Gerardo Machado y Fulgencio Batista, jamás osaron hacerlo.

Los crueles castigos coloniales impuestos por la corona española de aquel entonces, cesaron inmediatamente que Cuba fue libre. Hoy el heredero de Fidel Castro, quien gobierna con una gerontocracia selecta, afirmado sobre cuarteles y bayonetas, se niega a conceder libertad sin destierro a los prisioneros políticos cubanos. El régimen militar pretende canjear patriotas activistas pro democracia por espías entrenados de su nutrida comunidad represora.

Tanto los prisioneros como el gobierno de los Estados Unidos, han rechazado hasta este momento tan ultrajante demanda. Está fuera de cualquier discusión comparar a personas entrenadas para cumplir cualquier orden criminal con patriotas que han enfrentado y enfrentan pistolas con ideas.

El gobierno militar de la Isla no puede probar las falsas acusaciones de mercenarismo lanzadas sin pudor contra nuestros presos políticos. Por otra parte, resulta muy fácil probar que en las filas del Ministerio del Interior castrista hay hombres que torturaron y se afirman en la impunidad para continuar esa vil tarea.

Sobre la dictadura militar totalitaria de izquierda que encabeza en la actualidad el señor general-presidente Raúl Castro, pesa el crimen cometido contra tres infelices negros habaneros, ‘Los tres negritos’ como los llamó en su momento el pueblo de La Habana, fusilados para escarmentar en 2003, en el mejor estilo de Valeriano Weyler o del ‘Tigre Balmaceda’. También el crimen sin castigo hasta este instante, cometido contra mujeres, niños y ancianos en el remolcador ’13 de Marzo’.

La impudicia de este actuar, en alguna forma, ha sido condonada ya por el Sr. presidente español José Luís Rodríguez Zapatero y por su canciller, Miguel Ángel Moratinos. Ellos aceptaron, primero que el canciller gamberro de los Castro, Felipe Pérez Roque insulte a hombres dignos llamándoles mercenarios en su presencia, que su embajador ofenda a líderes nacionales de la oposición interna o el condicionamiento impuesto por la dictadura de conceder libertades a cambio de destierro. Lo cual es de hecho y de derecho, cambiar una pena por otra.

Esperemos reacciones más dignas por parte de la Unión Europea y por el resto del mundo civilizado. Los Lula, los Zapatero y los Moratinos pasan. Los presos políticos cubanos, no deben ser desterrados. Para ellos, honor y libertad inmediata sin destierro.
SDP

1 comentario:

Anónimo dijo...

Saludos, estoy haciendo copie and paste de sus articulos en el foro de la cultura en el exilio...
http://origenes.superforo.net/index.htm
un abrazo
ORIGENES