jueves, 24 de julio de 2008

CULTURALES ¿Cine cubano? Juan González Febles





Lawton, La Habana, julio 24 de 2008, (SDP) Cuando en 1959, Fidel Castro le pidió a Alfredo Guevara que organizara una cinematografía nacional, impuso criterios sectarios para la selección de los que serían los cineastas nacionales. El Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, (ICAIC) nació viciado desde su origen.

De esta forma y como hizo Hitler en Alemania, el caudillo de Birán garantizó para su régimen una cinematografía consagrada a desarrollar una imagen de falso triunfalismo. Por otra parte, ganó de forma adicional un apoyo propagandístico absoluto para su proyección personal y la de su régimen político.

Los primeros cineastas cubanos fundadores del ICAIC, eran revolucionarios. Más allá de esto, provenían de medios culturales que dependieron en alguna forma del Partido Socialista Popular (PSP). Algunos como el propio Alfredo Guevara, eran comunistas de cartilla y de plantilla. Casi todos fueron o son, PC, esto es personas de confianza o informantes, de los en aquel momento incipientes órganos de la Seguridad del Estado.

El ICAIC se ocupó de acuerdo con directivas muy específicas de depurar sus filas de elementos que no fueran de la absoluta confianza política del régimen. Nació desde criterios de exclusión, con colaboradores de la policía de Seguridad del Estado. Hay que reconocer que algunas de estas personas dotadas con talento, hicieron con posterioridad, contadas obras con un valor artístico perdurable.

En la actualidad, el ICAIC remodeló su fachada. Se trata de fortalecer una imagen latinoamericanista que se inserta en las metas políticas de esa izquierda siniestra aliada tradicional de la dictadura cubana. Entonces nació la llamada Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, creada por orientaciones de Fidel Castro, por Gabriel García Márquez.

Gabo, quien salió muy mal parado cuando quedó sindicado como agente de Fidel Castro, se encargó de aportar el glamour de su fama como escritor a la institución.

La Escuela Internacional de Cine de San Antonio, ubicada en San Antonio de Los Baños, en la provincia Habana, es la hija directa de la antes mencionada fundación. Pero también es en la actualidad, un espacio segregado para los cubanos. Vale aclarar que lo es para cubanos sin vínculos de sangre con la nomenclatura. Estamos frente a una catedral del nepotismo, que forma preferentemente cineastas extranjeros o personas emparentadas de alguna forma con las esferas de poder del régimen castrista.

En su edición del sábado 19 de julio, el diario oficialista Juventud Rebelde publicó un trabajo calzado con la firma de Joel Del Río. El artículo que lleva por título Clase 2008: sobresaliente, se refiere a la última graduación de este centro docente.

Del Río, quien es profesor de este exclusivo centro, nos cuenta sobre los exitosos alumnos graduados y sus trabajos de diploma. Estos serán objeto de funciones especiales en el teatro Kart Marx de esta capital: ¡Waoh! De su artículo, se desprende una alarmante ausencia de hijos de vecino, de gente sencilla de a pie, en la lista de los flamantes graduados.
Fuera de los inevitables extranjeros, apellidos y otros vínculos más o menos confesables con las élites de poder, constituyen la carta de presentación de los pocos nacionales con acceso a la ‘solidaria’ idea del Comandante y su miñón literario.

Quizás haga falta que junto a los teléfonos celulares y el acceso en condición diferenciada a los hoteles de turismo, el general presidente y su corte geriátrica, piensen en alguna forma de eliminar las múltiples aristas de discriminación y privilegio existentes en la Isla. Ciertamente, las exclusiones por origen nacional, han creado múltiples factores de cotidiana irritación ciudadana.

Para eliminarlos todos, quizás se imponga ir a la causa. Terminemos con la dictadura y así, mucho más ligeros, suaves, frescos y bajitos de sal, inauguremos la libertad. Con todos y para bien supremo de todos.
jgonzafeb@yahoo.com


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