jueves, 24 de julio de 2008

EDITORIALES / Errores No 30

La palabra “error” se está escuchando a discreción pero con alguna frecuencia en Cuba.

Hasta la Policía Política la ha utilizado en alguna de sus últimas “visitas” a colegas de la prensa, al asegurar sobre otros periodistas independientes que son “resentidos incapaces de entender los errores de la revolución”.

La Inquisición, la esclavitud, el holocausto, la discriminación racial, han sido errores de algunos humanos, pero que caro han costado.

¿Cuáles han sido los errores en Cuba? La imposición de una ideología foránea, el emplazamiento de armas atómicas en nuestro suelo que nos puso al borde de la catástrofe nuclear, las campos de concentración de la UMAP, la destrucción de las tradiciones, la división de la familia, el éxodo de unos dos millones de compatriotas, el asesinato de personas inocentes, incluido once niños, en el hundimiento del remolcador l3 de marzo, los miles de fusilamientos, los muchos miles de presos políticos, el secuestro de inalienables derechos de los cubanos, el terrorismo para llegar al poder.

¿Por qué no definen “errores”? ¿Por qué no piden perdón o dan excusas?

El ex gobernante, pero aún Primer Secretario del Partido Comunista, Fidel Castro, acaba de afirmar: “La Revolución nos exige a todos, con razón, trabajar más, es decir, ¡trabajar!”

¿Quién es el culpable, o quienes son los culpables, de que en Cuba los ciudadanos no tengan deseo o motivación para trabajar?

Las personas que llevan en el poder casi medio siglo no quieren reconocer su responsabilidad en el desastre que tenemos por país.

Es comprensible, eso casi seguro daría al traste con sus muchos privilegios. Esperar que de forma voluntaria asuman una actitud de esa envergadura, es como esperar guayabas del aguacate.

Pero lo ineludible es, que en algún momento, ya sea a los hombres o a la historia, tendrán que rendir cuenta. Y no se vislumbra en el horizonte ningún argumento que pueda ser esgrimido como duda razonable para ser salvados de la condena.
SDP

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