Cienfuegos, julio 24 de 2008, (SDP) En su más reciente discurso el presidente de los consejos de Estado y de Ministros, Raúl Castro Ruz, se refirió a la nueva ley de Seguridad social que su administración quiere a los trabajadores cubanos.
El anteproyecto busca prolongar la edad límite para la jubilación, establecida por la legislación laboral vigente que es de 60 años llevándola hasta los 65 en el caso de los Hombres y de 55 a 60 en el de las mujeres.
Al explicar las razones que le asisten, dijo que esta propuesta de ley “se corresponde con la realidad de un país donde la esperanza de vida es cada vez más alta, mientras la natalidad se mantiene desde hace años en cifras muy bajas”, lo que está generando – según él – un déficit de mano de obra, por cuanto son más los individuos que pasan a una vida laboral inactiva que los que se incorporan.
Para apuntalar su alocución se valió de un torrente de estadísticas en las que aparece reflejado, como, mientras la natalidad infantil lleva un comportamiento a la baja desde hace más de una década, la esperanza de vida se dilata hasta alcanzar la cifra del 77, 97 % como promedio nacional.
Las razones expuestas por el general son ciertas, sin embargo, son apenas la punta del iceberg, quedan omitidas muchas otras causas que de ser reveladas, mostrarían prácticas gubernamentales nocivas, que deforman el rostro del fenómeno.
Entre las causas que han traído como consecuencias la mengua en el personal que se incorpora a la vida laboral activa, hallamos el decrecimiento poblacional, cuestión que los especialistas atribuyen al hecho de que nuestras mujeres se niegan a procrear prolíficamente – si acaso un hijo – pues adolecen del estímulo que suele de la bonanza económica. A esto deberíamos sumar los cientos de miles de ciudadanos que año tras año, se marchan a vivir al extranjero.
Asociado a ello encontramos el envejecimiento de la sociedad, que si bien tiene mucho que ver con el aumento en la perspectiva de vida de los cubanos, también se debe atribuir, al éxodo, particularmente de los más jóvenes.
Otro aspecto no tratado por Raúl es, la reticencia de muchos individuos aptos para el trabajo a laboral con el estado, dado los salarios de miseria que este tributa.
Para que se tenga una idea más exacta del por qué los cubanos, que han probado en el exterior del país, la inteligencia y laboriosidad que nos caracterizan, dentro de la isla no trabajamos, baste señalar que hacia el año 2005, el promedio salarial era de 334 pesos – equivalente a 13, 36 dólares.
Se que el gobierno cubano trata de justificar el fenómeno esgrimiendo las gratuidades. Sin embargo, según el economista Oscar Espinosa Chepe, después de 1989 varios artículos entregados con bajos precios en el marco del racionamiento han pasado a venderse en el mercado libre con altos precios. De igual modo eventos públicos que en el pasado se disfrutaban gratuitamente, ahora deben ser pagados. Además el mismísimo Gobernante ha planteado que deben ser eliminados la mayoría de ellos.
Finalmente tenemos el asunto de las remesas familiares. Existe un sector poblacional que algunos analistas estiman se halla entre el 10 y el 15 % que viven exclusivamente de la remesa que reciben en forma regular. Estos nada tienen que buscar en los centros de trabajo.
Comprendo que el tema da para más y que resulta complejo. Considero que las medidas se hacían necesarias desde hacia mucho tiempo. Ahora bien, lo que no acepto, lo que considero ofensivo, es que me pretendan esconder cuanto de culpa tienen las erráticas políticas gubernamentales. Que se me quiera confundir, mostrándome, solo medias verdades.
primaveradigital@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario