jueves, 10 de julio de 2008

¡Todo cambia, todo se transforma!, Rafael Pérez González


Santa Clara, julio 10 de 2008, Cubanacán Press Cuando estudie Materialismo Dialéctico oí por primera la frase “Todo cambia, todo se transforma, no hay nada eterno”. En esa clase dije: ¿Y si le aplicamos esa sentencia a ella misma?, esto llevaba a una contradicción y por eso los compañeros de curso me tildaron de tener pensamiento pequeño burgués.

Y gracias a que el profesor de Filosofía fue la única persona que me defendió, no salí mas mal parado del asunto en cuestión. Aunque esto me valió me sacaran una tarjeta amarilla, si usamos un lenguaje futbolístico. Por eso cada vez que oigo hablar de cambio, se me pone la carne de gallina y me acuerdo del hecho.

La palabra cambio ha venido a ocupar un lugar preponderante en la sociedad cubana, pues hablan de cambio los cubanos de a pie, se habla en la prensa oficialista, se habla en la diáspora y hasta los dirigentes de la nomenclatura. Cada uno analizando a su manera, para imponerle a prójimo los cambios deseados.

Los de a pie con el deseo de al menos una mejoría económica, los de la monarquía post-castrista con el pensamiento que con algunos de ellos se perpetué hasta el infinito el statu quo y los de allende los mares con la añoranza de quizás un regreso a la patria en libertad económica o política.

La palabra cambio significa eso, no seguir en lo mismo que se ha estado. Pero pensemos al respecto, será posible que los mismos que hasta ahora han mantenido todo así, pudieran a partir de cierto momento revertirlo. ¿Tendremos derechos a intervenir directamente en los problemas del país?

¿Se oirá nuestro voto directo en los asuntos económicos, o políticos? ¿Podrán los obreros tener derecho a participar en la elección de sus jefes o en las ganancias de las empresas? Lo cual es el socialismo, pues lo que tenemos ahora, es un capitalismo de estado, donde el estado se hace el que paga y los trabajadores simulan que trabajan.

Hasta ahora, las cosas han venido siempre de arriba y nadie tiene derecho a discutirlas, so pena de aparecer como contrarrevolucionario. ¿Se podrá discutir, en que se gasta el dinero del país? ¿Desaparecerán los lugares selectos para que clase gobernante pase las vacaciones?

¿Se dotarán a los delegados del Poder Popular de un auténtico poder, que ahora no tienen para resolver cualquier problema? ¿O seguirán en su tarea de lleva y trae recados entre los dirigentes y el pueblo? Las medidas tomadas no reflejan cambio ninguno en la situación del país, como vender pacotilla capitalista en las tiendas.

El cubano no sabe como se piensan resolver los problemas y solo cuando toman una medida y le dan publicidad se viene a enterar. El pueblo no puede elaborar, es como si hubiese un grupo de cubanos superdotados o una especie de brujos de la tribu. Que solamente ellos saben y pueden tomar decisiones y los del pueblo obedecerlas
Para que haya un cambio verdadero, tendrán que modificar las leyes. Por ejemplo la Constitución de la República de Cuba, establece en su Artículo # 5: “Que el Partido Comunista es la fuerza pujante de la sociedad”. Si esto continua así, el que no sea miembro no podrá llegar a ningún puesto clave en el gobierno.

Viene a mi mente las palabras de Platón:”Muchos de los males que sufrís social y políticamente, están bajo vuestro imperio, pues dependen de que tengáis la voluntad y el valor de cambiarlos. Podéis vivir de una manera distinta y más prudente, si preferís pensar y trabajar sobre ello. No os dais cuenta de vuestro propio poder”.

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