Lawton, La Habana, 31 de julio de 2008, (SDP) Todo parece indicar que existe una notable necesidad por hacerse sentir en la Isla desde la distancia. Es lógico que así sea. A fin de cuentas la tierra llama. Lo hace más allá del confort y en ocasiones más allá de la propia seguridad y más allá del instinto de conservación. Eso es lo que los sublimadores gustan llamar, amor a la patria. Este como todos los amores puede enfermar, hacerse sicótico y hasta convertirse en odio.
Una conferencia dictada por el tanque pensante del castrismo Eliades Acosta, en el exclusivo Hotel Nacional de La Habana, echó a volar la imaginación y la fantasía del reputado filósofo cubano Emilio Ichikawa. Dándose por aludido, nuestro filósofo asumió a manera personal o quizás como clan, los pronunciamientos del Sr. Acosta. Lo hizo desde el diario local de Miami, El Nuevo Herald en un artículo que tituló, “Miami y la ‘cíberideología’ del castrismo”.
Para comenzar, los frentes ideológicos a que hace referencia Ichikawa de reciente aparición, son importantes para Acosta, porque son frentes ideológicos aparecidos en la Isla. Lo que sucede más allá de las costas, preocupa poco o no preocupa para nada a los castristas, Acosta incluido. No es lo que sucede en Miami, lo que motiva al Sr. Acosta a pronunciarse: Acosta está preocupado por lo que sucede en Washington en lo general y en Cuba, en lo particular.
Quizás a esta altura convendría hacer una pequeña pero necesaria precisión de carácter semántico. Para Acosta, Miami es el nido de ‘la mafia anexionista’. Es de esta forma en que se referirá y se ha referido sobre las luminarias académicas, políticas y filosóficas de ese lado del Estrecho. Para él y el resto de su grupo son: “Mafia anexionista de Miami”.
Cuando este Sr. habla de la contrarrevolución cubana, se refiere a espacios de pensamiento, debate y lucha política afirmados y nacidos en la Isla. Espacios animados por intelectuales formados por la revolución. No podía ser de otra forma. Luego de cincuenta años, es lógico que todo lo que existe en el terreno intelectual este formado o deformado por la revolución.
Por supuesto, como aclara Ichikawa, él tiene y se lo reconozco, todo el derecho de tomar para sí lo que desee de Acosta, y para interpretar en lo que le interesa, su punto de vista. Desde Cuba, también tenemos el mismo derecho a tomar lo que nos interese del discurso de Acosta e incluso del propio Ichikawa, pero además, nos asisten ciertas prerrogativas de carácter moral, de esas que nadie puede pasar por alto.
Quizás lo peor que puede pasarles al Sr. Acosta y a algunas eminencias académicas de esta y de la otra orilla, es que ya resultan demasiado previsibles. Para comenzar, a la Contrarrevolución (en Cuba), no es que le haya faltado pedigree intelectual. Faltan libertad y espacios y sobra represión y miedo. Los castristas se han preocupado desde siempre porque no haya espacio para la opinión discordante, ni libertad para expresarla.
Digamos que el Sr. Acosta y su grupo de poder, no se sienten especialmente incómodos por lo que se publica en Miami o en El Nuevo Herald. Que dicho sea de paso, por allá si se adolece de una falta alarmante de pedigree intelectual. Al Sr. Acosta. Le preocupa mucho más lo que se escribe en Cuba y se afirma en la red, o circula impreso en papel o en soporte digital.
Ciertamente, no se trata de una cuestión de calidad. El problema es que se hace y se lee en Cuba y que no se trata del exilio anticastrista. Le preocupa que sea una corriente de pensamiento contrarrevolucionario articulado, nacida en Cuba, y cuyos principales animadores residen en la Isla y no piensan abandonarla.
El súper objetivo de Cubadebate, Cubarte y Jiribilla es el enfrentamiento con estas ventanas. Ellos se formulan ganar el juego de hoy; el de mañana no les interesa: Mañana traerá su afán.
En algo coincido con el Sr. Ichikawa: Al Sr. Acosta le preocupa ciertamente la aceptación del ser. Específicamente el ser contrarrevolucionario, que podría definirse como el ser demócrata. Le preocupa “lo que hay”, pero le preocupa en Cuba.
jgonzafeb@yahoo.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario