jueves, 26 de junio de 2008

Como en tiempos de España,(cuento), Juan González Febles

-Lo mataron despacio, como quien no tiene apuro. Lo amarraron y lo asfixiaron despacito. Era gente que sabía…
-Serían matadores. Tienen que haberles pagado un baro largo. La monada no tiene pistas. Echaron polvito cómico en el piso y los perros se quedaron en esa.
-Dicen que no se robaron na…Los tipos fueron a eso. Lo demás: muela, chismes y exageraciones. Nadie sabe, nadie dice…

Bebían cerveza en “Di tú”. Una cafetería de venta en divisa convertible, situada en una calle nombrada: Porvenir. Este, era un sitio excelente para beber y enterarse de las cosas en el barrio. El Gordo, el Americano y el Negrón, supieron como todo el mundo de la muerte del Técnico. Este no era exactamente una buena persona. Abusaba de sus vecinos humildes. Cuando estos se demoraban y no pagaban en fecha el arreglo del equipo que le confiaron para su reparación, él alegaba vencimiento de garantía y se quedaba con él. Mucha gente no le quería bien. Le odiaban porque además, se rumoraba que era informante de la policía. Estaba comprometido con una mujer con la que iba a casarse. La mujer era feligresa de una comunidad cristiana protestante.

Negrón se preciaba de saberlo todo en el barrio antes que todo el mundo. Hablaba y comía a la vez. Lo hacía en voz muy alta. El tipo disfrutaba de veras estar bien informado. Lo disfrutaba tanto como la cerveza y su prominente abdomen. Era intensamente negro y dedicaba mucho tiempo a rasurarse la cabeza. Lo hacía y después echaba brillantina. Que brillara al sol, le producía placer. Se complacía en que le llamaran Negrón. Si alguien para molestarlo le llamaba “negrito”, se ofendía. El diminutivo reducía su dignidad. A fin de cuentas, un “negrito” podía ser atropellado por cualquiera, no así un Negrón.

-Al consorte lo cogieron dormido. Envenenaron al perro y entraron. Le metieron un trastazo, lo amarraron y ¡pa llá! No pudieron caerle arriba con los perros, porque los tipos sabían intriga de policía y echaron en el piso polvito cómico que troca a los perros.

-¿Y tu crees que lo dejen así?-preguntó el Americano
-Ni a jodía. Aquí el único que pué matar es el “tipo”-dijo refiriéndose a Fidel Castro a quien no se menciona nunca por su nombre en los lugares donde se come o se bebe- Los van a salir a discutir con todo y después pal palo. Un delincuente menos o unos negrones menos…

-¿Y fueron negros?-insistió el Americano.

-No consorte, el caso es que hasta que no se sepa bien que son blancos, son negros, e así. Tú sabes que esta gente no perdona la tiña…Si eres negro eres medio culpable hasta que ellos sepan que eres inocente. Tú no está en Cubavisión, esto no e “La ley y el orden”…

El Gordo comía y bebía en silencio. Escuchaba a Negrón y al Americano, pero tardaba en intervenir. Juntos completaron un excelente negocio y celebraban. Al Gordo no le gustaba hablar en demasía. Repetía como una salmodia un dicho que escuchó en la cárcel la última vez: “callar es salud pal culo”. También pesaba que disponía de un vocabulario muy limitado.

-¿Y es verdá que no se llevaron ná?
-E oficial. Los tipos vinieron a echárselo y más ná. Eran pro, gente seria. Los tipos no estaban en ná, pa lo suyo…
-Cuando yo estuve en el Yuma era así. Al duro y sin guante. A ese tipo le hicieron como en el tiempo d´España, eso se llamaba Garrote Vil. Así se mataba en el tiempo d´España, si señor…-concluyó el Americano que tomó un largo sorbo de cerveza para terminar la botella.

-Los yumas te pasaron la cuenta completa, asere-dijo el Gordo-Son de pinga. El mérito “deltipo”, es que plantó bandera con ellos. Ahora nos tiene sofocaos, pero no se pué negar que e un cabrón-dijo, y se levantó para buscar más cerveza…-¿Quieren pollo?

Cuando el Gordo regresó, el Americano y el Negrón tenían los pies arriba de la mesa. Luego que colocó con cuidado las cervezas y algunas raciones de pollo frito sobre la mesa, pidió que bajaran los pies.

-¿Ustedes están locos? Bajen las patas que nos van a regañar. El Sombra está en la esquina. Si ese palestino cae por aquí, va a reclamar su mascá y pa él, no hay ná. Ese es el policía más hijoeputa que hay por to esto, no den entrada…Vamo a evitar ecciente, ¡Coño!

-Tranquilo consorte. Negrón, ¡baja las patas! El Gordo ta claro-dijo el Americano contemporizando y colocando sus pies sobre el piso.

-¿Se les olvidó lo que el Sombra le hizo a Miguelito? Le aplicó el peligro y lo desconectó tres años y medio. Por gusto. ¡Tres años y pico comiendo macarrones y col hervida sin ná! Cogiendo tranca y en el sufrimiento. Pal Combinado por gusto… ¡Que volá!
-Gordo asere, quita esa mala letra y vamo a seguir vacilando por tierra tranquilo…

-Oigan caballeros, este tipo tuvo situación con Pelota y ustedes saben que Pelota es ñaña.

-¿Cómo…?

-El ñampio sirvió a Pelota con la monada. ¿No se acuerdan? El tipo estaba con la morita que trabajaba en la escuela y Pelota se la estaba jamando por fuera-dijo triunfal el Negrón- Al poquito tiempo se jamaron a Pelota y lo metieron en el Combinado por peligrosidad. El tipo estaba tranquilo, trabajaba en una base de transporte. El difunto le pasó una astilla al Sombra y el Sombra lo enjolongó, le aplicó el peligro y pa llá- concluyó triunfal Negrón, que siempre se las sabía todas…

La gente del “ambiente” llama “el peligro”, a la figura de delito denominada “Peligrosidad social”. En Cuba, puede encarcelarse a cualquiera al amparo de esta figura. Esta no exige que el sujeto cometa ninguna falta. Sólo requiere la presunción policial.

La tarde se extinguía en un cielo rojizo. Lawton con sus calles sucias y descuidadas, en contraste con las viviendas humildes, limpias y embellecidas con plantas y con los adornos que la iniciativa de su gente se agenciaba, no daba para más. Al menos, no para estos tres amigos.

Se despidieron en la esquina, bajo una pancarta en que un Castro rejuvenecido y retocado proclamaba: “Todo cuanto tenemos, lo debemos a la Revolución y al socialismo”.
Lawton, 2007-01-07

No hay comentarios: