jueves, 12 de junio de 2008

Unitarismo comunista, una sutil manera de esclavizar,Laritza Diversent Cámbara



Arroyo Naranjo, La Habana, junio 12 de 2008 (Semanario Digital Primavera) La concepción unitaria del poder implantada por la histérica, -me equivoque- histórica dirigencia comunista en la Constitución de la República es una sádica forma de abusar de la voluntad política de la población cubana.

La unidad de poder es uno de los principios socialistas que se oponen a la Tripartición de poderes. Al igual que el unitarismo religioso que sostiene que Dios existe en una sola persona y niega el dogma de la Santísima Trinidad, la doctrina comunista mantiene con fuerza la unidad indivisible del poder del Estado.

Esto no quiere decir que las funciones estatales sean ejercidas por un mismo órgano político. En la concepción unitaria se conserva la división de funciones del Estado en legislativo (Asamblea Nacional del Poder Popular), ejecutivo (Consejo de Ministerios) y el judicial (Tribunal Supremo Popular).

Lo que sucede es que no reconocen ninguna relación de frenos y contrapesos entre los diferentes poderes estatales. Por ello crearon un órgano que centraliza y subordina a su mandato todas las funciones de la organización política nacional. Me refiero al Consejo de Estado.

El artículo 90 de la Constitución de la Republica confiere a este órgano iniciativa legislativa. Las disposiciones que emite solo están por debajo de las formuladas por el Parlamento. Pero si tenemos en cuenta la poca actividad legislativa de la Asamblea veremos que es irrelevante.

Tiene a su cargo además la interpretación general de las leyes vigentes. Imparte instrucciones a los tribunales y a la fiscalía general de la republica. Puede suspender y revocar los acuerdos y disposiciones de los órganos estatales de menor jerarquía incluyendo el Consejo de Ministro.

Hay en esto una sola intención. Hacer que todo el sistema institucional dependa de un centro de poder único. Es por ello que los miembros de esta institución política son a su vez parlamentarios, forman parte del ejecutivo y son dirigentes del único partido legal existente en el sistema. En la práctica son el Estado y el gobierno.

Eso es lo que para los comunistas significa “unidad de poder”, “reforzar la institucionalidad”. Es que el poder publico sea ejercido por una minoría privilegiada que asume y controla las funciones del Estado. Es por ello reúnen en este órgano a los dirigentes históricos de la revolución cubana.

Su misión fundamental es reforzar el monolitísmo político en el seno de la sociedad.
Hablo de mantener a perpetuidad la ideología comunista como la única doctrina oficial del Estado. La existencia de un solo partido con rango constitucional que dirige y basa su funcionamiento en el “centralismo democrático”, es la mayor prueba de ello.

El centralismo democrático supone la intervención del partido en el gobierno. Presume el ejercicio del poder soberano del Estado por una minoría, que al igual que el clero defiende principios fijos e inmutables. Una secta que intenta reconciliar la teoría moral e inclusive la religiosa con la práctica política.

Diseñaron una comunidad en la que la propiedad es común y el Gobierno está en manos de una aristocracia comunista. La que quiso educar a las nuevas generaciones en la creación un hombre nuevo que supiera leer y escribir, pero no pensar.

Para ello agruparon los diferentes sectores sociales en un solo partido. Eliminaron el pluralismo político en la sociedad. Los dirigentes se venden como representantes de todas las clases y capas de la población, para hacer innecesaria la existencia de otras organizaciones sociopolíticas.


La predica de los unitarios comunistas rechaza la visión democrática de la separación de poderes considerándola irracional. Su doctrina concibe el Estado como un valor absoluto. Al concentrar el poder en un número limitado de personas o instituciones, da al gobierno supremacía sobre los individuos.

Esto permite a la cúpula de poder eludir las normas básicas del moderno Estado de Derecho. Ejercen un el control de la población y de todas las instituciones mediante la propaganda y la policía política.

Queda anulado el poder parlamentario, órgano que supuestamente ostenta el poder supremo del Estado. El afán de unanimidad característico de esta Asamblea conduce a la simulación, doble moral y acallamiento de opiniones

Mientras tanto el dogmatismo crece, los procedimientos burocráticos aumentan, al igual la corrupción y los privilegios. Los derechos ciudadanos están totalmente desprotegidos ante los abusos de poder y posibles actuaciones arbitrarias de instituciones públicas
laritzadiversent@yahoo.es

1 comentario:

Anónimo dijo...

Diversent, me gusta mucho tu análisis. Centralización política unida a centralización administrativa trajeron la tiranía totalitaria ayer, y hoy pretenden perpetuarla 50 años más con el mismo cuento. Anécdota: Estoy sentado en un banco del Parque de la Fraternidad al lado de una anciana. Ella está ansiosa por hablar, pero quiere que yo lo haga primero: -"mire, señor, ustedes los comunis..." -¿quién le ha dicho a usted que yo soy comunista? "-Bueno, como ahora todo es de todo el mundo." -Ah, sí, mire allí está el Capitolio, vaya y toque a la puerta a ver si la dejan entrar. -"Váyase al carajo, que con usted no se puede hablar.