jueves, 19 de junio de 2008

La carta de triunfo, José Antonio Fornaris






Managua, La Habana, junio 19 de 2008 (SDP) Según la FAO, algunos gobiernos, y diferentes tipos de organizaciones de corte nacional o internacional, parte de la humanidad está afrontando serios problemas con la alimentación.

Diferentes medios y políticos de diversas tendencias, utilizan el término “crisis alimentaria mundial”.

Donde la alarma parece pasar casi inadvertida para la población es en Cuba. Después de 47 años con una libreta de racionamiento que “garantiza” comida sólo para una tercera parte del mes, de que escasez de alimentos se puede estar hablando.

En la isla, después de haber estado casi cinco decenios bajo el gobierno de Fidel Castro, en una perenne situación de sobre vivencia, la gente se muestra como lista para permanecer hasta largas temporadas sin ropas en el desierto.

No obstante, el general Raúl Castro ha asegurado que la producción de alimentos es un asunto de seguridad nacional.

Y dentro de esa valoración, en el mes de marzo, el presidente de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), Orlando Lugo Fontes , informó, a través de la televisión, que se estaba entregando tierra para la siembra de café y tabaco –dos productos con altos precios en el mercado internacional- , y que estaba en estudio un proyecto de entrega de otras tierras para diferentes tipos de cultivos o para otros usos productivos.

La tierra a la que se refería el presidente de la ANAP, es de los varios millones de hectáreas que posee el Estado, la que en su mayoría no está en producción o su explotación se realiza de forma inadecuada.

Pero el campesino José Rodríguez, integrante de la cooperativa “Camilo Torres”, en el municipio Bejucal, Provincia La Habana, asegura que hasta el momento lo único que se ha hecho es entregarle una o dos hectáreas a los que tienen algunas vacas para que puedan obtener un poco de forraje, porque de esa forma se quiere ayudar a garantizar un aumento en la producción de leche.

Parece que Ubre Blanca, la vaca que en los años setenta del pasado siglo cargaba tanta leche en sus ubres como un camión cisterna –informaciones oficiales de la época situaban su producción en más de cien litros diarios-,
Era pura fantasía, porque con la prioridad dada a la leche estuvieran tratando clonarla a través de algunas de sus células que deben quedar vivas en sus huesos.

Rodríguez agregó que no existe en la práctica una verdadera motivación para que el campesinado aumente la producción de alimentos o para que los existentes puedan venderse algo más barato. Y al efecto puso como ejemplo los precios de algunos insumos que el Estado les vende.

“La libra de semillas de calabaza, a 96 pesos; la de fruta bomba a 496, la de quimbombó a 52. Una lima, cuatro ochenta en pesos convertibles (un convertible equivale a 25 pesos), y un rollo de alambre de púas, para poder cercar, vale 120 pesos convertibles”.

Este campesino que tiene una finca dedicada a frutas y cultivos menores –las vacas y bueyes que tenía dice que todos les han sido robados- agregó que el abono sólo se lo venden a los que hayan sembrado malanga o boniato.

Rodríguez apuntó que tampoco les han dicho nada, aunque en todas las reuniones de la ANAP en su zona alguien trae el tema a colación, sobre la posibilidad de poder arrendar o comprar tractores.

Aunque en términos generales la gente en Cuba no parece sentir que su vida haya mejorado –se incluye el renglón alimenticio- durante el tiempo que Raúl Castro lleva como gobernante, el general parece tener una carta de triunfo.

Le pregunté a este propio campesino si estaría a favor de que Fidel regresara al poder teniendo en cuenta que con el general todo sigue más o menos igual, y su respuesta fue una exclamación:

“No, no. No me diga usted eso”.

El hombre se angustió con mi pregunta. Al gran hermano parece que son muy pocas las personas que lo quisieran de regreso. El general quizás tiene su momento.
fornarisjo@yahoo.com


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